Medvédev se refería a que las
maratonianas negociaciones comerciales arrancaron allá por abril de
1994, apenas dos años y pocos meses después de la desintegración de la
Unión Soviética.
"Nos guiaremos por nuestras prioridades
económicas. Debemos aprender a reaccionar ante las acciones de nuestros
socios. Se trata de nuestros competidores. Lo digo alto y claro. En caso
de necesidad, acudan a los tribunales", dijo.
El primer
ministro, que ha hecho en las últimas semanas votos de defender a la
industria nacional, se mostró convencido de que la entrada en la OMC
contribuirá a mejorar la competitividad de la economía rusa.
Al respecto, el ministro de Economía, Andréi Beloúsov, aseguró que,
según el Banco Mundial, el ingreso de Rusia en la organización comercial
impulsará en tres puntos porcentuales el crecimiento del Producto
Interior Bruto (PIB).
Además, en referencia a los pronósticos
de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico de que
un país reduce a la mitad los costes de producción al acceder a la OMC,
Beloúsov auguró que esa cifra ascenderá a entre 15.000 millones y 18.000
millones de dólares sólo con la simplificación de los trámites
aduaneros.
La OMC aprobó el pasado 16 de diciembre el
protocolo de adhesión de Rusia, país de más de 140 millones de
consumidores y un PIB de 2,4 billones de euros.
Rusia, la
mayor economía que aún está al margen de la OMC, aseguró en varias
ocasiones que estaba "harta" de esperar en la antesala de la
organización y criticó el hecho de que el país llevara negociando la
entrada más años que China, miembro desde 2001, "pese a que la economía
rusa es mucho más pequeña que la china".
Según Christine
Lagarde, directora gerente del Fondo Monetario Internacional, Rusia no
obtendrá beneficios significativos con su ingreso.
"No creo
que los beneficios sean significativos para Rusia, ya que ustedes
exportan muchas materias primas e importan artículos procesados", dijo
durante una conferencia en Moscú.
Según los expertos, el
sector agrícola y el de automoción, debido a su atraso tecnológico y
falta de competitividad, y el aeronáutico serán los que más sufran la
entrada de Rusia en la OMC, mientras el químico y los transportes
saldrán ganando.
Rusia ya ha adelantado que se arrogará el
derecho a subsidiar a sus productores agrícolas, ayudas que reducirá
gradualmente con el paso del tiempo.
En cuanto a los
hidrocarburos, Rusia no notará ningún impacto, ya que las exportaciones
de gas y petróleo, que suponen más de la mitad de sus ingresos, no están
sometidas a aranceles.EFE
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