“Los rusos poseen una incomparable capacidad de amar”

El escritor Ray Bradbury, ganador de un premio Emmy, murió a los 91 años. Fuente: AP.

El escritor Ray Bradbury, ganador de un premio Emmy, murió a los 91 años. Fuente: AP.

El escritor americano de novelas de misterio Ray Bradbury, ampliamente aclamado por la crítica, murió ayer, 6 de junio, a la edad de 91 años. Su obra más famosa es la novela distópica “Farenheit 451”; también es muy conocida la serie de relatos “Crónicas marcianas”. Bradbury exploró temas como la censura y el papel de la tecnología en la vida moderna. El escritor era un rusófilo declarado; sus novelas se publicaron en Rusia por primera vez en los años 60 y siguen siendo populares desde entonces. Por ejemplo, los cuentos “Y aquí es donde hay tigres” y “Llegarán suaves lluvias” han sido adaptados para películas de animación.

La primera entrevista que Ray Bradbury concedió a un medio de comunicación ruso fue realizada en su casa de Los Ángeles por Dmitri Dibrov el 4 de octubre de 2005.


Cuando escuchas la palabra “Rusia” ¿qué es lo primero que se te viene a la cabeza?


Pienso en una nación llena de pasión y amor, con un futuro magnífico por delante. Ese momento no tardará tanto, y no ha empezado hace tanto. Antes o después, los rusos empezarán a quererse y a confiar en sí mismos y tendrán el futuro bajo control. Y lo controlarán mediante el amor, y no con la guerra o la dictadura.


Llegará un tiempo en el que finalmente llegarán a conocerse a sí mismos y a desvelar que tienen una incomparable capacidad de amor. Eso es lo que creo. De esto me han convencido la literatura y el cine rusos. Para decirlo en un modo sencillo, los rusos ya son libres en su interior, pero todavía no han liberado sus energías, su pasión. Por tanto, durante los próximos 100 años Rusia va a mostar cómo se libera de todo lo que la había limitado internamente durante los pasados 300 años. Rusia se convertirá en una potencia solo si los rusos aprenden a quererse a sí mismos.


¿Y por qué no llegar a ser una superpotencia por el gas y el petróleo?


Estas cosas son importantes para sobrevivir, pero no pueden reemplazar a la vida.


Ray Bradbury contaba entre sus amigos al renombrado director ruso Serguéi Bondarchuk. Bondarchuk una vez lo describió ante un grupo de directores de cine como “vuestro mayor genio, vuestro escritor más grande!”. Solía contar esta anécdota sobre su amistad con el director:


“Se iba a celebrar una ceremonia de entrega de premios y todos los grandes directores de Hollywood de esa época se reunieron para conocer a Bondarchuk: allí estaban Billy Wilder, William Wyler, John Wayne, John Ford y otros famosos directores. Formaron una larga fila y mientras Bondarchuk la iba recorriendo, iba reconociendo a bastante gente: “Oh, señor Ford, me gustan sus películas”, y pasaba al siguiente. Yo estaba el último de la cola y observaba la escena en silencio. Bondarchuk me gritó: “Ray Bradbury ¿eres tú?”, corrió hacia mí, me abrazó, me arrastró dentro del local, agarró una botella de Stolichnaya y me sentó a su mesa, donde estaban sus mejores amigos. Todos los famosos directores de Hollywood que hacían cola estaban pasmados. Me miraban y se preguntaban unos a otros “¿Quién será ese Bradbury?”. Y, blasfemando, se fueron, y me dejaron solo con Bondarchuk....”


Ray Bradbury se tomaba la muerte con filosofía y bromeaba sobre los peligros que conlleva obsesionarse con ella:


“(Quien esté obsesionado con la muerte) se volverá Woody Allen, porque él siempre está pensando en ese tema”, dice Ray Bradbury riendo. “Esto es lo que más me divierte”.


La creencia de Bradbury de que seguiría vivo a través de su arte se ve así confirmada por las películas y por las estanterías repletas de sus libros que atesoran sus admiradores internacionales.

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