Para Rusia es "un asunto de principios contar
con garantías jurídicas, fiables y basadas en criterios
técnico-militares, de que el sistema de defensa antimisiles no apuntará a
las fuerzas rusas de contención nuclear", agregó.
El
diplomático ruso subrayó que este tipo de garantías demostrarían que el
fin del escudo antimisiles, tal y como se ha declarado, es la defensa
contra terceros países situados fuera del continente europeo.
Lukashévich insistió que Rusia sigue abierta "al diálogo y a la búsqueda
de soluciones" pero subrayó que cada vez queda menos tiempo para lograr
una salida al problema que desde hace tiempo enfrenta a Moscú con EEUU y
la OTAN.
"A medida que los planes norteamericanos sobre el
escudo anitimisiles se van haciendo realidad, queda menos tiempo para
buscar un compromiso", manifestó.
El domingo pasado, durante
la primera jornada de la cumbre de la OTAN en Chicago, el secretario
general de la Alianza, Anders Fogh Rasmussen, anunció que la defensa
antimisiles está prácticamente operativa.
El anuncio de la
capacidad interina supone que el sistema básico de mando y control, que
incluye un radar avanzado en Turquía, un satélite de comunicaciones y un
buque especializado en defensa antiaérea (todos ellos estadounidenses)
trabajan conjuntamente entre sí y dentro del sistema de mando de la
Alianza.
Mientras Washington y Bruselas, por una parte, y
Moscú, por otra, se invitan a dialogar sobre el tema, ninguno parece
dispuesto a ceder terreno y revisar sus posturas.
Estados
Unidos ha reiterado en numerosas ocasiones su negativa a proporcionar
las garantías jurídicas que exige Rusia, mientras el Kremlin amenaza con
ubicar baterías de misiles ofensivos en sus fronteras con los países de
la OTAN y abandonar los tratados bilaterales de desarme suscritos.EFE
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