Fuente: Dmitri Dujanin/ Kommersant
Serguéi Sobkó, jefe del Comité de la Duma Estatal de la industria:
“Hay que recuperar el sistema de enseñanza que hace que la gente razone. Si en 1957, el presidente de los Estados Unidos, cuando nosotros lanzamos el Sputnik [el primer satélite artificial de la historia], dijo que 'los rusos nos superaron, no en los laboratorios, sino en los pupitres', quiere decir que había una consideración muy seria de la enseñanza. En los tiempos soviéticos había un sistema de propaganda que promulgaba un estilo de vida determinado. Es posible considerarlo de diferentes maneras, pero daba sus frutos”.
Mijaíl Boyárski, actor:
“Hay muchas cosas que se pueden recuperar. Yo introduciría la participación obligatoria en el Subbótnik [días de trabajo voluntario no remunerado en la Unión Soviética, viene de la palabra 'subbota' (sábado, en ruso), ya que normalmente se organizaban este día de la semana], para que cada persona participe activamente en el cuidado de las calles. Estaría todo más limpio, como en aquellos tiempos. También recuperaría las Organizaciones de Pioneros, pero de una manera mejorada, sin ideología. Alguien tiene que ocuparse de la educación de los jóvenes”.
Serguéi Gúriyev, rector de la Escuela Rusa de Economía:
“Nada, ninguna experiencia. Cuanto menos exista lo soviético, mejor. Además suprimiría el himno soviético. Por lo que respecta a la distribución geográfica de los estudiantes, creo que regresará pronto, de una u otra forma. Cuando el Estado paga la enseñanza es porque quiere recuperar el dinero invertido. Lo más probable es que en el futuro el Estado conceda créditos para estudiar. Y si una persona no quiere cancelarlos por su propia cuenta, tendrá que trabajar donde el Estado le mande. En este caso, muchos preferirían no trabajar para el Estado y pagar su formación por su propia cuenta”.
Román Avdéyev, propietario del Banco de Crédito de Moscú:
“Una ideología que una a la gente. Independientemente de lo que pienses de la Unión Soviética, en aquel entonces había una ideología firme, que ayudaba a la gente a vivir y a construir su país. La ideología de la que hablo tiene más que ver con cuestiones de moral, que con la política. Pero esa ideología tiene que ser igual de fuerte como lo era la de la Unión Soviética. Está bien que hayan vuelto a poner el himno, es un elemento unificador muy importante. Pero se debe tener algo grandioso, un gran sueño. En la experiencia de los soviéticos había muchas cosas útiles. La iniciativa de Tatiana Gólikova es precisamente una de ellas”.
Albert Demchenko, deportista, medallista olímpico:
“El fusilamiento de los ministros, los ladrones y de los que tomen sobornos, con la incautación de los bienes. Un sistema normal de enseñanza. En lo que respecta al deporte, recuperaría los institutos que elaboraban tecnologías para el deporte. Me gustaría ver el resurgimiento de las Escuelas de la Reserva Olímpica, de las Escuelas Infantiles de Deporte con una financiación decente”.
Veniamín Golubitskii, presidente de la consultoría de construcción 'RENOVA-StroiGroup':
“Puede que nada. Nosotros somos una sociedad diferente, tenemos un carácter diferente. No veo la necesidad de reanimar nada”.
Yuri Shuválov, vicesecretario de la dirección del partido Rusia Unida:
“No hace falta recuperar nada tal como fue, sino que convendría recobrar, parcialmente, métodos progresistas de la enseñanza. Hay que pensar la forma en la que sería mejor retomar la experiencia soviética en la educación de un ciudadano, basada en el patriotismo y en el amor hacia la Patria. Nosotros nos hemos desvinculado de las raíces, no de las soviéticas, sino incluso de las presoviéticas y las rusas”.
Alexánder Zbrúyev, actor:
“Yo recobraría el sistema de los Consejos Artísticos, no para que ellos implanten su ideología, sino para que el cine lo graben profesionales, para que los espectáculos en escena se hagan con guionistas profesionales y para que a los actores les aprueben por su talento, y no solamente por el morro que le echan. Si no existiera un sistema de evaluación artística profesional, en la cultura primaría el dinero y las ganas de ahorrar, lo que conllevaría a que se aceptasen los interpretes más baratos. En tales condiciones no puede existir nada bueno. Tampoco estaría mal recuperar la práctica de la distribución geográfica de los estudiantes recién graduados. La vida no se para a los 22 ó 25 años, esos jóvenes tendrán tiempo suficiente para hacer cualquier cosa, y es valioso conocer algo así, saber durante la juventud que eres una persona realmente necesaria”.
Vadim Soloviev, vicepresidente del Comité de la Duma Estatal para asuntos constitucionales:
“La vivienda, la medicina y la enseñanza gratuitas. No importa si existen en el sector privado, pero son cuestiones básicas que tienen que ser accesibles para todos. Hoy en día es peligroso meterse en una hipoteca y lo es todavía más ir a un hospital público. Además, después de estudiar en la escuela una persona no puede permitirse pagar una carrera por su propia cuenta. ¿Qué hacer entonces? Personalmente, estoy en contra de recuperar la distribución geográfica de los estudiantes. Tiene que existir solamente para aquellos quienes no puedan encontrar trabajo. De modo contrario, todo se convertiría en algo obligatorio. Si retomásemos esa experiencia, habría que devolver pisos nuevamente, las habitaciones que se entregaban a los jóvenes especialistas”.
Este artículo apareció originalmente en Kommersant
Todos los derechos reservados por Rossíiskaia Gazeta.
Suscríbete
a nuestro boletín
Reciba en su buzón el boletín informativo con los mejores artículos sobre Rusia: