Las leyes contra la "propaganda homosexual",
la represión policial y la oposición de ortodoxos y musulmanes a las
marchas de orgullo gay convierten a Rusia en el país europeo más hostil
con las minorías sexuales.
"En materia de derechos humanos, lo
que incluye a los homosexuales, Rusia se parece más a Irán y Corea del
Norte, que a Occidente", aseguró hoy a Efe Vladímir Voloshin, redactor
jefe de "KVIR", la revista más popular entre la comunidad homosexual
rusa.
La Asociación Internacional de Gais y Lesbianas ha
concedido a Rusia y también a Moldavia el dudoso honor de ser los países
del continente donde menos se respetan sus derechos.
"Nuestra
sociedad está muy atrasada. La mayoría de los rusos siguen viendo a los
gais como algo malo, terrible, anormal e incomprensible. No entienden
que, con los problemas sociales que hay, nosotros exijamos que se
respeten nuestros derechos", señaló.
Rusia se ha ganado a
pulso la etiqueta con la reciente aprobación de una ley a nivel
municipal contra la "propaganda homosexual", en la que se incluye
también la pedofilia, lo que ha indignado a la comunidad homosexual.
"Es una cuestión política. Si Rusia fuera una democracia, nunca se
hubiera aprobado dicha ley. Las autoridades siempre están buscando
enemigos del pueblo. En el exterior, la OTAN, y en el país, las minorías
políticas y sexuales", dijo Voloshin.
La ley que fue aprobada
a principios de año por el gobierno de San Petersburgo castiga la falta
con una multa de 5.000 rublos (unos 170 dólares) a las personas
físicas; de 50.000 rublos (unos 1.700 dólares) a los funcionarios, y de
entre 500.000 y 1.000.000 de rublos (entre 17.000 y 34.000 dólares) a
las personas jurídicas.
Recientemente, un juez de paz de la
antigua capital imperial dictó la primera sentencia en virtud de la
nueva ley contra el líder de los homosexuales rusos, Nikolái Alexéyev,
que protagonizó un piquete individual frente al ayuntamiento local.
"La homosexualidad no es una degeneración. Degeneración es el jockey
sobre hierba y el ballet sobre hielo", rezaba la pancarta que portaba.
La citada ley, que también ha sido aprobada con modificaciones en
otras ciudades rusas, ha sido denunciada ante los tribunales por los
homosexuales rusos, que la califican de anticonstitucional y acusan a
las autoridades de "intentar legalizar la homofobia".
"Un 5-7 %
de la población, es decir, varios millones de personas, están siendo
discriminados", dijo el activista Valeri Sozáev, quien denunció que más
de la mitad de los homosexuales rusos son víctimas de abusos físicos,
hostilidad o discriminación en su vida diaria.
Además, las
organizaciones homosexuales han criticado la ley al considerar que
supone una violación de la libertad de expresión y que servirá de
pretexto para seguir prohibiendo las marchas del orgullo gay.
Al respecto, Voloshin se muestra convencido de que, en estos momentos,
"las marchas de orgullo gay son más perjudiciales que beneficiosas".
"Rusia no está preparada para ello. La confrontación social que crean
(estas marchas) únicamente contribuye a empeorar la opinión sobre los
homosexuales", dice.
La Iglesia Ortodoxa Rusa, que considera
un "sacrilegio" las marchas de orgullo gay, pidió recientemente extender
a toda Rusia esa ley municipal.
"Las cosas han empeorado en
los últimos tiempos. En las provincias los homosexuales sólo tienen una
alternativa: la doble vida. Con todo, me extrañaría que la ley se
convirtiera en federal. Al Kremlin le importa mucho su imagen en
Occidente", opina Voloshin.
El último intento de celebrar una
marcha del orgullo gay en mayo de 2011 en la capital rusa desembocó en
choques violentos entre activistas homosexuales y ultranacionalistas, y
en la detención de varias decenas de personas.
"La esperanza
está en las nuevas generaciones que piensan de otra forma. Ellos ven en
las redes sociales que ser homosexual es normal. Más que manifestarnos
en las calles, lo que debemos hacer es educar la sociedad", apunta.
El patriarca ortodoxo Kiril considera que "la homosexualidad es un
pecado" y se muestra contrario a la legalización del matrimonio
homosexual y al derecho de las minorías sexuales a la adopción.
Según una encuesta del Centro Levada, un 74 % de los rusos creen que
los gais y lesbianas tienen una problema mental y son amorales, mientras
menos de la mitad opina que deben tener los mismos derechos que los
heterosexuales.
El artículo 121 del código penal de Rusia, que
sancionaba con penas de cárcel las prácticas homosexuales, no fue
abolido hasta 1993, año en que también se dejó de considerar la
homosexualidad como una enfermedad mental.
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