Dmitri Medvédev asumió hoy la jefatura del
Gobierno ruso tras conseguir el previsto apoyo de la mayoría
parlamentaria, que ratificó así el enroque en el Kremlin, después de la
investidura como presidente del país de quien hasta ayer encabezó el
Ejecutivo, Vladímir Putin.
De este modo, el expresidente ruso
Medvédev, que ayer devolvió el mando del Kremlin a su mentor Putin, solo
ha estado fuera del poder poco más de 24 horas.
Fue el propio Putin quien presentó a los diputados a su candidato.
"No dudo de que su entereza, su experiencia política y gestora le
ayudarán a resolver las tareas más complicadas en el cargo de presidente
del Gobierno", dijo Putin en sus palabras de presentación del
aspirante.
La candidatura de Medvédev obtuvo 299 votos a favor, mientras 144 diputados se pronunciaron en contra.
Para ser aprobado en el cargo de primer ministro, el aspirante, cuya
promoción es prerrogativa exclusiva del jefe del Estado, necesita el
apoyo de al menos 226 de los 450 miembros de la Duma (Cámara de
Diputados).
En caso de que los legisladores lo rechacen, el
presidente de Rusia tiene la opción de presentar un nuevo candidato o de
disolver la Duma y convocar nuevas elecciones.
Además del
partido oficialista Rusia Unida, que él mismo lidera y que cuenta con
238 escaños, Medvédev fue apoyado por el Partido Liberal Democrático del
excéntrico ultranacionalista Vladímir Yirinovski.
El Partido
Comunista y Rusia Justa, de corte socialdemócrata, votaron en contra de
Medvédev, que se convirtió en el duodécimo primer ministro de la Rusia
postsoviética.
En su intervención ante los diputados, Medvédev
propuso aprobar cinco programas prioritarios referidos a la educación,
la ciencia y la tecnología, la agricultura e industria forestal, la
defensa del medio ambiente y la cultura.
Fiel a su tradición
de no decir "no" a nadie, Medvédev declinó sin embargo la propuesta de
posponer el ingreso de Rusia en la Organización Mundial del Comercio
(OMC) y abogó por mejorar el clima de inversiones del país y elevarlas
hasta el 25-27 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB).
En el terreno económico, propuso limitar el déficit presupuestario al 1 por ciento del PIB.
El flamante primer ministro enfatizó que "el Estado puede en algunos
casos intervenir directamente en la economía, pero solo en caso de
necesidad, con motivos claros para el mundo empresarial o en situaciones
de crisis".
Tras dos jornadas de manifestaciones opositoras
en Moscú, que se saldaron con centenares de detenidos, Medvédev prometió
dialogar con todas las fuerzas políticas.
"Estaré abierto a hablar con todas las fuerzas políticas. Considero que es mi deber político", aseveró.
También el presidente Putin expresó la seguridad de que "Dmitri
Medvédev estará abierto a una cooperación constructiva con todos los
partidos y movimientos sociales, con el Parlamento y sus fracciones".
Entre tanto, en las calles de Moscú se veía hoy a personas con cintas
blancas en las solapas, distintivo de los activistas del movimiento
opositor.
"El orden de los factores no altera el producto", comentaba uno de ellos acerca del enroque en el Kremlin.
Putin, entre tanto, aprovechó hoy la tribuna de la Duma para afirmar
que en la promoción de Medvédev como primer ministro no hubo "juego
político" ni "trampa".
"Ustedes saben que yo hace tiempo que
tomé esta decisión y la anuncié con antelación, antes de las elecciones
parlamentarias y presidenciales", por lo que "no hay nada que pueda
considerarse como trampa o juego político", explicó.
Hace
cuatro años, cuando Putin dejó el Kremlin para encabezar el Gobierno,
pocos dudaron de que sería primer ministro hasta que él quisiese.
Hoy muchos dudan de que el nuevo jefe de Gobierno pueda repetir esa
andadura: los líderes opositores le auguran una corta estancia al frente
del Ejecutivo.
"Relajaos. Esto va para largo", advirtió Medvédev en su última entrevista concedida como presidente de Rusia.
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