El Rey Hormiga

Fuente: Shutterstock / Legion Media

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Andréi Pávlov, un antiguo explorador polar sufrió un accidente que paralizó casi todos sus miembros. Desde entonces se ha dedicado durante siete años a mirar más de cerca a las hormigas y ha realizado una serie de fotografías únicas.

La trilogía “Las hormigas” de Bernard Weber se convirtió en todo un éxito en Rusia a mediados de 1990, los críticos lo achacan a la combinación del estilo innovador del autor y el eterno tema de la lucha, la coexistencia y la comparación continua de dos comunidades: la de los hombre y las hormigas. Las hormigas es el libro preferido de Andréi Pávlov, un fotógrafo ruso que dedicó siete años de interés profesional a los insectos.


Cuando Andréi Pávlov se graduó en la facultad ártica de la Academia Marítima Estatal del Almirante Makárov no podía imaginarse a sí mismo siendo otra cosa que no fuese un explorador polar. El destino, sin embargo, tenía otros planes para él y después de medio año de días y noches interminables en el Polo Norte se vio forzado a cambiar de lugar.


Cuando hace siete años sus miembros quedaron casi paralizados a causa de una lesión en la columna, su vida dio un giro inesperado y los miles de kilómetros que solía cruzar se convirtieron en agua pasada. En su lugar, aparecieron objetivos que no cuentan con más de uno o dos metros. A Andréi no le gusta recordar su experiencia en el Ártico: “No me interesan las expediciones y las fotos de icebergs son del siglo pasado”.


“Estudié los pros y los contras de la fotografía digital en un metro cuadrado de hierba al lado de mi casa de campo, con todos sus habitantes incluidos. Estaba fascinado por ellos. En realidad, fueron las hormigas las que me ayudaron a superar mi situación”, dice Andréi.


Antrey o el Rey Hormiga, ese es su nombre de usuario en la red, se ha hecho famoso por su serie de fotos titulada “Ant Stories”: escenas en las que las hormigas “posan” o realizan acciones que bien podrían ser humanas. Se trata de fotografías con personajes reales. Las fotografías de Andréi no son exactamente fotos macro clásicas a escala 1:1, sino que su trabajo también incluye retratos y paisajes. Captura los animales como si se tratase de Liliputienses o personas pequeñas en vez de insectos.


Las hormigas rojas, formica rufa, que habitan en un hormiguero a 50 metros de la casa del fotógrafo han sido sus personajes durante seis años. “No se desvían de sus rutas establecidas: de esta manera puedes asegurarte cómo no pisarlas o ser mordido por ellas. Para no interrumpir su rutina diaria de 'rodaje', la escena normalmente se capta a mitad de ruta, mientras la luz ilumina. Las pantallas y los reflectores están colocados en el suelo con patas de alambre. Cuando no puedo caminar tomo fotos directamente desde al lado de mi casa. No tengo problemas con el equipo o el decorado: normalmente vivo en mi casa de campo de mayo a octubre, por lo que dispongo de mucho tiempo para construir todo”.

Según Antrey, captar la atención de las hormigas no es difícil: se consigue mostrándoles una presa o un enemigo. Con el tiempo incluso se puede controlar a una “compañía” entera. Si fracasa al intentar atraer la atención de un insecto concreto, habrá otros que lo reemplazarán fácilmente. Aunque no todos los actores son igual de buenos: el fotógrafo rechaza las cabezas grandes y los mocasines.


“Me llevó dos o tres años establecer contacto con ellas. Mientras observaba el hormiguero tuve la idea de de fotografiarlas y de cómo hacerlo”, comenta Andréi. “A veces incluso creo que me reconocen... Todos podemos aprender mucho de las hormigas: una comunidad que cuida de sus lisiados, de los débiles y que seguramente respeta a sus mayores. A lo largo de sus 150 millones de años de historia, esta civilización biológica ha desarrollado formas de supervivencia que respetan el medio ambiente. Hasta el momento no está claro qué civilización será más viable, si la de los humanos o la de las hormigas. La principal diferencia es que ellas no tienen la capacidad de destruir”.

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