Última llamada al ladrillo español

Fuente: María Serrano Velázquez

Fuente: María Serrano Velázquez

Last Call Spain no es una feria de la vivienda más. Bautizada por sus creadores como un workshop inmobiliario, este evento permitirá la convivencia “privada” entre 1.600 Apis rusos y 150 empresas españolas del sector del ladrillo en el gran hotel moscovita Renaissance Monarch Moscow el próximo 24 de septiembre. Ángel Arias, presidente de la Cámara de Comercio Hispanorusa augura buenas inversiones bilaterales entre ambos países. El pronóstico de venta, tras su celebración, lo cifra en mil millones de euros en un plazo de dos años.

¿Qué busca el inversor ruso en nuestro país? Last Call Spain nace como un encuentro pionero que identifica de forma única la oferta actual del mercado español en la coyuntura de crisis económica. Arias señala que “se trata de un momento idóneo para presentar productos en el extranjero y sacarlos a la venta, ya que el cliente ruso compra sabiendo exactamente lo que quiere”. El contacto directo que ofrece este evento no se presenta de forma convencional. Durante seis días ininterrumpidos se prolongarán reuniones  entre inversores rusos y agentes españoles, unido a la experiencia en el campo de la Cámara de Comercio Hispanorusa. Esta combinación permitirá la creación de un evento con características únicas. Y el objetivo está claro: rentabilizar la inversión rusa en la costa española con un eslogan que busca la compraventa de inmuebles a buen precio.


El modelo de entrevista cada cuarenta y cinco minutos ayudará a que todos los Apis puedan conocer de cerca el producto español de cada empresa. De esta forma el inversor ruso, que procederá de las 83 repúblicas y regiones que componen la Federación Rusa, podrá hacerse una idea del panorama. Un total de veinte reuniones diarias con cada uno de los participantes. La apuesta de la Cámara y de su presidente Ángel Arias es arriesgada,  ya que su fin es “ir más allá de la simple transacción de compraventa, buscando un mayor conocimiento del mercado inmobiliario español en el extranjero”.  Al contrario del resto de ferias de formato estándar, el tradicional stand desaparece, dando lugar a pequeños módulos oficina, repartidos en el Hotel Renaissance Monarch Moscow donde se concentrarán los encuentros.


Tras la celebración de estas citas, la información quedará registrada en un portal electrónico que podrá ser consultado en cualquier momento por los Apis. Y para agilizar el evento, cada dos tres horas se realizarán paralelamente “mini” conferencias con asesoramiento jurídico y fiscal donde tratar las dificultades de inversión en este tipo de clientes. Cómo obtener el NIE o la dificultad del régimen tributario serán algunas de las charlas que completarán el encuentro. El estigma de miedo al blanqueo de capital será otro de los temas candentes, ya que Arias afirma que “hay que mostrar la realidad legal de nuestro país para facilitar la compra definitiva y su posterior instalación en el país”.

El inversor ruso se sitúa en la actualidad como el comprador extranjero con más poder adquisitivo en España. La principal demanda consiste en un apartamento o mansión de sol y playa a un precio asequible. Y la caída de precios de las viviendas entre un 40% y un 60% potencia el atractivo hacia la península Ibérica para fijar su segunda residencia. Además, el modelo workshop, concebido como un encuentro bilateral de profesionales, permite mostrar claramente la situación. Se trata de una edición monográfica, dedicada en exclusiva al producto español.


Una garantía de éxito en las operaciones

El cliente potencial ruso es un importante reclamo para las agencias inmobiliarias españolas que buscan encarecidamente vender el stock de inmuebles que asfixia al mercado español de la vivienda. El inversor ruso podría ayudar a rejuvenecer la situación. Por ello, para garantizar la continuación de futuras operaciones, los organizadores de Last Call Spain llevarán a cabo la firma de acuerdos entre las empresas españolas y rusas participantes que permitan una adquisición de beneficios, en el caso de que el inversor ruso pueda vender posteriormente viviendas entre clientes de su país. Una fórmula de ayuda que nunca antes se había realizado en un encuentro de estas características. De esta forma, en el momento en que el API ruso formalizara una venta de algún inmueble español, se abonaría automáticamente el 3% de la inversión. La Cámara de Comercio Hispanorusa, estima buenos resultados para ambas partes gracias a estos métodos, cifrando la venta posterior en mil millones de euros y dejando como plazo hasta 2014. De esta forma, Last Call Spain tiene el objetivo de que cada empresa pueda vender veinte propiedades en el transcurso de este periodo con un valor promedio para cada una de ellas en torno a los 300.000 euros.

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