Fuente: Image Forum
El 13 de abril fracasó el lanzamiento del satélite norcoreano, suceso que provocó cierta perturbación en los políticos de ambos lados del Atlántico. Pasados apenas los dos primeros minutos del lanzamiento, el cohete “Unha-3” se desarmó, y sus restos cayeron en el Mar Oriental de China. No hubo víctimas ni destrucción, pero el asunto no está cerrado todavía y es probable que entre los ingenieros norcoreanos se haya producido alguna merma. Al mismo tiempo, se espera una reacción negativa por parte de los protagonistas de la política mundial. Esto podría desatar otra crisis en la Península de Corea.
El lanzamiento del satélite “Kwangmyŏngsŏng-3” (“Estrella Resplandeciente”), formó parte de las grandes celebraciones con motivo de los 100 años de Kim Il Sung. En vísperas del aniversario se designó a Kim Jong-un, nieto del político conmemorado, como Secretario General y presidente en la Comisión Central de Guerra. En estas circunstancias la propaganda oficial del régimen exigía que hubiera algún suceso espectacular, que demostrara lo correcto que es el camino elegido por la nación. El lanzamiento de una nave aeroespacial era la mejor opción, ya que representaba el triunfo de la tecnología y ponía a Corea del Norte al mismo nivel de los países líderes en el ámbito militar.
Por eso, las exigencias procedentes del extranjero que trataban de postergar el lanzamiento, no tenían ningún efecto: “Lo que hacían los líderes norcoreanos era resolver primero sus problemas internos y aumentar su prestigio”, advierte Gueorgii Toloraya, exembajador de la Federación Rusa en Corea del Norte.
Según opinión del diplomático, la reacción de la opinión pública al lanzamiento amenaza con desestabilizar la situación en la península de Corea. A pesar de que el evento no haya tenido éxito, es una razón para que las potencias aumenten la presión sobre el país y su joven líder, causando aún más aislamiento de Corea del Norte y generando expectativas en cuanto a un posible cambio de régimen.
Barack Obama ya ha hecho declaraciones al respecto: “Continuaremos presionando, y ellos a su vez se aislarán [en el área internacional]. Así seguiremos hasta que decidan cambiar su rumbo”, declaró en una entrevista a “Telemundo”, un canal hispanoparlante.
Al parecer, Serguéi Lavrov, ministro ruso de Asuntos Exteriores, intenta impedir semejante desenlace, y realizó unas declaraciones en las que hacía hincapié en una postura de consenso entre China, Rusia e India.
“La República Popular Democrática de Corea tiene derecho a usar el espacio exterior con fines pacíficos. Sin embargo, en este momento el derecho en cuestión se encuentra limitado por ciertas resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU. En el momento en el que maduren las condiciones para dejar de aplicar sanciones (...), Corea del Norte tendrá libre acceso al espacio y podrá trabajar en el área de la energía atómica sin trabas”, declaró el jefe de la diplomacia rusa.
Además, Lavrov subraya que los acontecimientos actuales deben ser analizados por el Consejo de Seguridad de la ONU. Al mismo tiempo se mostró en contra de aplicar nuevas sanciones a Corea del Norte, y a favor de la renovación del diálogo a seis bandas. Y lo que es más importante, Rusia parece demostrar intenciones de limitar el programa nuclear norcoreano mediante sus políticas regionales.
Toloraya destaca que, “Corea del Norte ya posee instalaciones nucleares a base de plutonio que podrían ser utilizadas en una situación de conflicto. La presión sobre Pyongyang podría hacer que comenzaran a producir instrumentos explosivos utilizando uranio. Esto es inadmisible para Rusia”.
La situación no deja de recordar el conflicto en Irán. En este caso Rusia mantiene la misma posición: la presión sobre Teherán solo puede acelerar la creación de armas nucleares en este país vecino.
A su vez, no se puede omitir otro argumento en contra del proyecto de misiles norcoreano.
“Es importante tener en cuenta que ellos están tratando de lanzar este cohete desde hace diez años, y parece que no les está funcionando”, subrayó Obama en una entrevista. También conviene recordar que la preparación del lanzamiento del cohete tomó tres semanas, un periodo demasiado largo en una situación de guerra. En cualquier caso, se desconoce si el aparato sería capaz de transportar ojivas nucleares, que pesan entre 300 y 500 kg., o si Corea del Norte posee la tecnología necesaria para producirlas.
En cualquier caso, EE UU utiliza la amenaza norcoreana como pretexto para desplegar un sistema antimisiles en el Lejano Oriente. Dichos sistemas se sumarían a las instalaciones ya existentes en California y Alaska.
Japón es otro de los países de la región que puede hacer que aumente la tensión bélica en la región. Debido a la crisis actual, Tokio pensaba hacer uso de tres navíos de guerra equipados con un sistema multipropósito de guiado de misiles y seguimiento “Aegis”, así cómo de dos complejos de artillería antimisiles “Patriot” PAC-3, para interceptar un eventual misil norcoreano. Según comunica el periódico Yomiuri, fue la primera ocasión en que las fuerzas japonesas y norteamericanas coordinaron sus movimientos.
En la opinión de Toloraya, “todos los movimientos relacionados con sistemas de protección antimisiles en el Lejano Oriente se implementan pensando en Rusia y China, ya que Corea del Norte no representa una verdadera amenaza militar a sus vecinos. Los líderes políticos de Pyongyang entienden la guerra cómo un acto de suicidio. Pero están listos para un contragolpe en caso de ser atacados. No vale la pena provocar a Pyongyang, aunque resulte cómodo para alguien que quiera incomodar a China, país que empieza a tomar un papel protagonista en la región de Asia y el Pacífico”, concluyó el diplomático.
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