El último Sant Jordi de Libros Varkoff

Fuente: Maite Montroi

Fuente: Maite Montroi

Iliá Stekachev y Marta Sancho han preparado, en nombre de la asociación Fontanka, una parada en la rambla del Raval de Barcelona para celebrar Sant Jordi. No es la primera vez que participan como libreros en la celebración del día del libro y la rosa, pero es probable que sea la última. Y es que la librería rusa que regentaban, Varkoff, la única que había en Barcelona, cerró sus puertas el pasado mes de julio. Ahora se encuentran liquidando lo que les queda en este día tan especial para los catalanes, que para ellos tiene sabor agridulce.

Iliá y Marta se animaron a abrir la librería de la calle Joaquín Costa en el año 2001, ante la llegada de miles de rusos tanto a Barcelona como a su área metropolitana. Y lo cierto es que Varkoff se convirtió prácticamente en un lugar de culto tanto para la población rusa amante de la lectura, como para los autóctonos aficionados a la lengua rusa. En este microcosmos, todo el mundo conocía la librería, a Marta y a Iliá. El que más y el que menos había estado rebuscando entre las estanterías y, seguro, había encontrado algo interesante.

Pero en los diez años en que Varkoff ha estado abierta han pasado muchas cosas. Muchos rusos empezaron a volver a su país, algunos por nostalgia, otros porque la recuperación económica de Rusia les brindó una segunda oportunidad en su tierra. Los que trabajaban en la construcción, en cuanto la crisis empezó a golpear el sector, o bien se quedaron sin trabajo, o bien les compensó irlo a buscar a Rusia. “En los últimos tres años ha bajado mucho la comunidad rusa”, explica Marta Sancho.

Además hay que citar el fenómeno de internet. La gente se ha acostumbrado a leer gratis en la red; se descargan libros (en el mejor de los casos) o han abandonado el papel por el soporte audiovisual. En conclusión, “la gente no compra libros o, como mucho, los compra una vez al año cuando viajan a Rusia”, afirma Marta.

Intentaron diversificar la oferta y vendían, además de libros de todo tipo, otros productos rusos, como insignias, matrioshkas, mapas de Rusia o periódicos. También hacían compra y venta de libros usados, pero nada pudo evitar que tuvieran que bajar la persiana el pasado verano. “Lo cierto es que en los últimos tiempos venía más gente a vender sus libros que no a comprar”, añade. El local donde estaba la librería ahora lo ocupa una peluquería, pero el vacío que dejan entre los amantes de la lectura en ruso será difícil de llenar.

Momento dulce de la literatura rusa

El azar ha querido que el cierre de Varkoff coincida con uno de los mejores momentos de la literatura rusa en España. Lo decía recientemente en una entrevista en Rusia Hoy el traductor Jorge Ferrer y también opina del mismo modo Miquel Colomé, de la librería Catalonia, una de las más populares de Barcelona.

Una de las razones que explican este aumento de títulos de autores rusos traducidos al catalán y al español es el fenómeno Vasili Grossman. El éxito conseguido con la novela Vida y destino (traducido al español por la colaboradora de este periódico Marta Rebón) ha llevado a la editorial Galaxia Gutemberg a publicar toda la obra del escritor ruso. La más reciente, El libro negro, firmado también por Ilyá Eremburg, es una de las novedades destacadas de Sant Jordi.

La otra razón es la celebración en 2011 del Año Dual Rusia-España. La efeméride ha permitido que se destinaran más recursos tanto a nuevas traducciones como a reediciones y “los lectores han tenido una buena respuesta”, afirma el librero de Catalonia.

Así, gracias al empuje del Año Dual, hemos podido disfrutar, entre otros muchos títulos, de La felicidad conyugal, de Lev Tolstói; ¿Cuánta tierra necesita un hombre? de Antón Chéjov o La marca de l’aigua de Joseph Brodsky. Es curioso el caso de La maleta, de Dovlátov, traducido por primera vez al catalán en 2010 por una editorial pequeña, LaBreu. La buena acogida del público condujo a un gran grupo editorial, RBA, a encargar la versión en español.

Miquel Colomé explica que estos son libros que se venden durante todo el año y no especialmente en el día de Sant Jordi. Los que más se venden en este día son las  novedades editoriales; los premiados (premio Planeta, Nadal, Sant Jordi y otros); los llamados “mediáticos” (es decir, escritos por alguna persona conocida no escritora que sale en la televisión, como el showman Andreu Buenafuente) o, por supuesto, los relacionados con el fútbol y especialmente con el Barça.

Sant Jordi es el patrón de Cataluña y se celebra el 23 de abril. También se conoce como el día del libro y la rosa, ya que la tradición marca que los hombres regalan una rosa a las mujeres y ellas les obsequian con un libro, aunque lo que suele suceder es que unos y otros regalen ambas cosas. Ese día Barcelona –donde tienen sede los grandes grupos editoriales españoles, como Planeta o RBA- se convierte en la gran capital del libro. Las editoriales presentan sus novedades pensando en ese día, ya que, según calcula Miquel Colomé, “en Sant Jordi se vende 15 ó 20 veces lo que en un día normal”. Si tienen previsto viajar a Barcelona y se lo pueden permitir, no duden en hacer coincidir su visita con esta fiesta. No se arrepentirán.

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