Rusia ya es tercera en la clasificación no oficial por medallas conseguidas, detrás de los chinos y los estadounidenses. Fuente: AP
Últimamente se habla y se escribe mucho sobre el mal momento por el que atraviesa el deporte ruso. Había tiempos en los que el segundo puesto en la clasificación no oficial por equipos o incluso el primero compartido con el principal oponente, los estadounidenses, se consideraba un bochornoso fracaso. Pero ahora, por primera vez en la historia contemporánea, en las Olimpiadas de Vancuver 2010 ocupamos el decimoprimer puesto, por detrás incluso de Corea, Corea ¡del Sur! Eso es lo que es ultrajante.
Esta situación, gracias a titánicos esfuerzos se va corrigiendo. El gobierno ha entrado en el juego olímpico y de alguna manera se va saliendo del hoyo demográfico. Los deportistas que compiten actualmente nacieron a principios de los 90, y entonces, por razones comprensibles nacían pocos niños.
A pesar de la crisis se dedica dinero a los entrenamientos. Se ha creado la “Asociación rusa de deportes olímpicos de verano”, que dirige Lisin, un millonario que no escatima medios. Y el recuerdo de aquellos tiempos en que uno de los principales miembros del gobierno de los años 90 propuso saltarse los Juegos Olímpicos, no ir por falta de medios, se ve ahora como una terrible pesadilla. Como aquello de que el dinero lo “consiguieran” capos cuasi-criminales que exigían que les presentaran a una hermosa patinadora o que les sentaran en la sala VIP, cerca del presidente del COI Juan Antonio Samaranch.
Hoy en día estamos muy lejos de aquellos trágicos tiempos. Aunque hayamos perdido, espero que temporalmente, el primer lugar y nuestro sistema de preparación de campeones. Hemos convertido a los chinos, con su increíble potencial humano, en el principal rival. Pero como principal competidor para el tercer puesto en los Juegos se perfila lentamente, aunque con certeza estratégica, el anfitrión, el Reino Unido .
Aunque se aprecia cierto progreso. En el mundial de atletismo de 2011 en Daegu, tuvimos la mejor actuación de la historia con nueve oros, mejor que en toda la época soviética. Como siempre, las más brillantes parecen ser las chicas de la gimnasia rítmica. Rusia ya es tercera en la clasificación no oficial por medallas conseguidas, detrás de los chinos y los estadounidenses, con una amplia ventaja sobre Alemania, que es cuarta. El Reino Unido ocupa la séptima plaza. Estamos empatados con los americanos, quedando por debajo en cantidad de oros.
Natación sincronizada y gimnasia rítmica, “deportes rusos”
Lo cierto es que hay deportes en los que parece que los rusos fabrican medallas de oro. La chicas de natación sincronizada no han perdido el primer puesto ni una vez en toda la historia de los Juegos Olímpicos. Junto a ellas están las representantes de gimnasia rítmica. También hay grandes posibilidades en boxeo, en lucha greco-romana y lucha libre. Se espera dejar atrás la crisis de los gimnastas, los esgrimistas, los arqueros, los de halterofilia, los saltadores de natación y de trampolín. Y si los atletas se esfuerzan al máximo, añadirán a las increíbles nueve medallas otras tres (Elena Isinbáyeva en pértiga, Iván Ujov en salto de altura y el equipo femenino de relevos 4x400m), así que gracias a las victorias en este deporte generalmente “suyo” podemos llegar incluso más alto. Además, puede ser que los esfuerzos de no se sabe quién den fruto y los genios del judo liderados por el italiano Ezio Gamba consigan medalla o que los ciclistas hagan una escapada con éxtio. Pero esto son ya pronósticos de un optimista.
Parece que la niebla londinense no se disipa
Aunque la situación de la natación parece irresoluble, y difícilmente se podrá hacer algo en estos meses antes de los Juegos. Se trata de la segunda especialidad del programa olímpico en número de medallas ganadas después del atletismo. Un solo oro en el campeonato del mundo y el auge chino, incluso en estas aguas antes desconocidas para ellos, parece conducir a tristes conclusiones. Tampoco inspiran mucho optimismo el remo ni el ciclismo. En muchos deportes por equipos, incluido el fútbol y el waterpolo masculino, ni siquiera conseguimos clasificarnos para Londres. Seguro que el tenis masculino no consigue ninguna medalla y no está claro cuál será la actuación en la hierba de Wimbledon de nuestras impredecibles damas, que se hicieron con todo el podio en Pekín.
Una nueva etapa
Por primera vez en muchos años la Federación olímpica ha quedado eximida de cualquier obligatoriedad en los planes de medallas. Para los agotados directores es una responsabilidad superflua y para los deportistas no tan seguros del triunfo, una carga de nervios.
El deporte ruso ha entrado en una nueva era. Es el momento de las grandes aportaciones personales en “su” deporte preferido. Y es maravilloso que a los muy ricos les guste un deporte u otro, que inviertan en él, que mimen a los deportistas, que les prometan y les paguen enormes primas. Hay medio millón de dólares de recompensa por la primera victoria de una rusa en lucha femenina. ¿Motivación? Puede ser. Aunque antes ganaban gratis.
Cuando el barón Pierre de Coubertin dio a luz a las Olimpiadas, nadie en un principio pensó en una clasificación por equipos, ni siquiera oficiosa. Ahora esta lista agobia a muchos estados. Una medalla ganada en los Juegos Olímpicos se ha convertido en un indicador de la competitividad y desarrollo del país. Si hay muchas medallas, el país que las ha ganado se siente como un país de verdad y no solo en lo deportivo.
El ministro de Deporte, Turismo y Política Juvenil de la Federación Rusa, Vitali Mutko, está convencido de que si el equipo olímpico consigue la tercera posición en Londres será un éxito. Es difícil rivalizar con los chinos y con los estadounidenses. Y qué difícil será luchar con los orgullosos británicos en su patria.
Sin embargo, cuando asistí a la Asamblea Olímpica junto con los directores de todas las federaciones deportivas rusas me quedé sorprendido. Todos creían que en la clasificación por equipos alcanzaremos, como mínimo, la tercera posición. Y es posible que incluso llegue a ser más alta.
¿Qué significa esto? ¿Optimismo deportivo sin el que, en esta esfera de la actividad humana, no se consigue nada? ¿Una apreciación sobria, una sobrevaloración de las propias fuerzas? Lo veremos en Londres.
Nikolái Dolgopolov, vice editor en jefe de Rossiyskaya Gazeta, vicepresidente de la Asociación Internacional de Prensa deportiva (AIPS) y presidente de la Federación de periodistas deportivos de Rusia.
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