El periodista Yevgeni Kiseliov en la entrega de premios de la revista GQ. Fuente: Kommersant.
“Iba a los mítines de protesta desde Kiev", declaró Kiseliov. "Y el 4 de diciembre (elecciones a la Duma) no viajé, no fui a votar, no creía que sucedería algo que llevara al fracaso de Rusia Unida”. La imposibilidad de pronosticar los acontecimientos claves era, según la convicción del periodista, también una característica de los últimos años de la Unión Soviética: “Es necesario vivir mucho tiempo en Rusia. Era imposible imaginar todo lo que sucedió entonces”.
A la hora de describir el periodo de desintegración de la URSS, destacó una serie de momentos trascendentales en la paulatina liberación de la televisión del control estatal. A mediados de los año 80 Mijaíl Gorbachov concedió por primera vez cierta libertad a los medios de comunicación de masas. En el plenario del Partido Comunista de enero de 1987 dio comienzo la perestroika, un periodo de cambios en el que se incluía también el periodismo soviético. Entonces se tomó la decisión de reducir al mínimo la censura. “La nueva televisión fue naciendo ante mis ojos”, dice Kiseliov. “Apareció el programa ‘Antes y después de la media noche’, el mismo que llegó a ser algo así como una escuela de periodismo para los jóvenes que intentaban hacer algo. La continuación fue ‘Punto de vista’, donde trabajaban ‘los modernos' de su generación: Liubimov, Zajarov y Listiev”.
En 1989 tuvieron lugar una serie de cambios radicales en la televisión. El primer Congreso de los Diputados del Pueblo de la URSS se trasmitió en directo. En aquella ocasión, en el nuevo órgano estatal no sólo había miembros del Partido Comunista sino también miembros independientes, que hablaban ante las cámaras de cuestiones inesperadas e incómodas para la dirección del país. A pesar de eso, según las palabras del señor Kiseliov, “hubiera sido ‘un suicidio político’ poner fin a la trasmisión en directo, y nadie se atrevió a dar ese paso”.
Evgueni Kiseliov calificó el año 1991 como siguiente momento importante, cuando “el aperturismo que venía de arriba se agotó”. Los representantes del poder comenzaron a reconocer que los sucesos que estaban teniendo lugar eran irreversibles, era imposible detenerlos.
“Se dieron grandes cambios en la televisión estatal. En el momento de ser nombrado director, Leonid Krávchenko anunció: “He venido a cumplir la voluntad del presidente”. Sin embargo, tal y como explicó Kiseliov, “no era posible dar marcha atrás” y apareció una televisión paralela. Vio la luz el programa ‘Vesti’, que comenzó a ser visto con el mismo objetivo con el que antes se escuchaban la BBC y Voz de América”. Según la opinión del periodista, fueron precisamente los televidentes del programa ‘Vesti’ los que llegaron a ser los participantes del golpe de estado del 19 de agosto de 1991: “Era una minoría, pero su cantidad fue suficiente para que el viejo poder se derrumbara como un castillo de naipes”, agregó.
Evgueni Kiseliov enfatizó que el siguiente paso principal del proceso consistía en la formación de canales privados independientes del estado. También explicó que no cree en la absoluta independencia de los medios de comunicación: “tiene que haber un dueño, de otro modo sería la ruina”.
Evgueni Kiseliov calificó de histórico su encuentro con Vladímir Gusinski (importante hombre de negocios) que trajo como consecuencia la aparición del canal de televisión NTV. En una situación en la que los diarios estaban en una profunda crisis, las tiradas eran mínimas, las emisoras de radio sólo retrasmitían música (excepto ‘Eco de Moscú’, que todavía no estaba en FM), la televisión era ‘una ventana al mundo’. En 2001 el canal NTV dejó de ser privado y cayó bajo control estatal.
El periodista afirma que el periodo de apertura de los medios terminó en 2004, cuando se oficializó un nuevo sistema de poder. Según él, dejaron de emitirse los últimos programas con ideas liberales, por ejemplo ‘Namedni’ de Leonid Parfionov. Pasaron al control del estado aquellos canales que “podrían influir en el comportamiento del electorado”, y aquellos que no podían cambiar la correlación de las fuerzas políticas en el país (por ejemplo REN TV), continuaron trabajando relativamente libres de presión estatal.
Declara que no pudo pronosticar lo que vendría después: “el espectro era amplio, desde un nuevo reajuste de tuercas hasta la liberación obligatoria, según el estilo de Gorbachov”.
Al final del encuentro remarcó que ninguna fuerzas política de las que hay actualmente en Rusia le despiertan simpatía. Sin embargo, mencionó algunas excepciones, entre ellas Guennadi Gudkov (hombre de negocios y miembro de Rusia Justa), Dmitriy Gudkov y Oxana Dmítrieva (economista y política). El periodista también declaró que “entre los partidarios de Rusia Unida hay gente que todavía es capaz de reeducarse’.
Kisiliov expresó su esperanza de que en Rusia aparezca un verdadero partido liberal-democrático, por el cual él podría votar “con la conciencia limpia”.
Artículo original publicado en Kommersant.
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