El G8 reunido para discutir sobre el programa nuclear de Irán, en abril de 2012. Fuente: Reuters.
Se han hecho pública la fecha oficial y el lugar de las negociaciones de "los seis" mediadores (EE UU, Rusia, China, Francia, Reino Unido y Alemania) con Irán: tendrán lugar en Estambul el 14 de abril. Las partes han empezado a formular públicamente sus posiciones ante la negociación.
“Irán debe cumplir con sus obligaciones internacionales, incluida la de detener completamente el enriquecimiento de uranio, como le exigen múltiples resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU", declaró el secretario de prensa de la Casa Blanca, Jay Carney. Además, añadió que “el régimen de Teherán debe tomar una resolución, que pueda ser sometida a control, de no intentar hacerse con armas nucleares”.
La secretaria de Estado Hillary Clinton había enumerado previamente los pasos que podría tomar Teherán para demostrar el carácter pacífico de su programa nuclear. Entre otras medidas se refirió a la retirada del país de las reservas de uranio altamente enriquecido y a la necesidad de abrir las instalaciones nucleares iraníes a las inspecciones del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA).
El enfoque de Moscú es cercano, aunque no idéntico.
Tal y como declaró la semana pasada el ministro de Asuntos Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, el enfoque de “los seis”, elaborado hace algunos años, presupone que en cuanto Irán convenza a todos de los fines exclusivamente pacíficos de su programa nuclear, mediante la verificación del OIEA, tendrá todos los derechos de los miembros del Organismo internacional. El ministro añadió que, en ese caso de que así fuera, se deberían retirar todas las sanciones contra Irán.
Evidentemente, el Kremlin está en contra de que Irán se convierta en un régimen con capacidad nuclear y querría tener alguna prueba de ello. Sin embargo, reconoce el derecho a la investigación en el ámbito nuclear, siempre que esta cumpla con las normas del OIEA. En este contexto, considera que serían posibles los trabajos de enriquecimiento bajo el control de inspectores internacionales.
Por otro lado, Moscú da a entender que se ha agotado el periodo de posibles sanciones contra Irán y que cualquier decisión de atacar al país persa será bloqueada en el Consejo de Seguridad de la ONU. Hay que señalar que China mantiene la misma posición.
Por otro lado, Teherán también ha anunciado sus condiciones para llegar a un compromiso. En palabras del director de la Organización de energía atómica de Irán, Fereidún Abbasi, la producción de uranio enriquecido hasta el 20% podría detenerse una vez que se haya acumulado una cantidad de combustible suficiente como para suplir las necesidades del reactor nuclear de Teherán y la de los reactores en otros lugares del país. “Detendremos la producción en cuanto consigamos la cantidad indispensable de combustible. Entonces, puede que pasemos a enriquecer uranio hasta el 3,5%, únicamente", prometió Abbasi. Al mismo tiempo, el representante iraní dio a entender que no se puede hablar de la detención inmediata de los trabajos de enriquecimiento de uranio, tal y como exige Occidente.
En este sentido, hay que tener en cuenta que Irán dispone de unas 2.000 toneladas de uranio al 20%, que en su momento obtuvo de Argentina. El uranio se utilizó tanto para fines de investigación como para radioterapia; en el país hay cerca de 800.000 enfermos de cáncer.
Para hacernos una idea de la postura iraní también resulta útil el artículo que Hussein Musavi, antiguo negociador principal de Teherán en temas nucleares, escribió en el Boston Globe, y va en la misma línea que la de Abbasi. En su opinión, es imprescindible reconocer “el derecho de Irán a un programa nuclear” y rechazar la exigencia de detener el enriquecimiento de uranio, para poder hacer algún avance en las negociaciones, que se prolongan desde hace nueve años. A su vez “los intermediarios” deberán obtener garantías absolutas de que Irán no fabricará armas atómicas y la posibilidad de “aclarar los puntos oscuros en su programa nuclear de acuerdo con las exigencias del OIEA”.
“Ya es tarde para exigir a Irán que detenga el enriquecimiento”, escribe Musavi, ya que “obtuvo la tecnología y comenzó los trabajos en 2002, y desde entonces ha continuado su perfeccionamiento en este ámbito”.
Musavi también manifestó la necesidad de rechazar oficialmente las sanciones e intentos de cambiar el poder en Teherán. Es de suponer que este artículo en la influyente revista americana no es un exabrupto del diplomático retirado.
De modo que es posible esperar un compromiso en las negociaciones sobre la base de más inspecciones a cambio del reconocimiento del derecho al enriquecimiento de uranio. Sin embargo, es evidente que esto no será suficiente para obtener un acuerdo en las rondas de Estambul.
“El encuentro se ha visto precedido por un aumento de la tensión sin precedentes y, por lo visto, las partes deben ahora enfriar un poco la situación. Es evidente que Obama no puede, ni quiere, meterse en otra guerra. Teherán tampoco quiere llevar la situación hasta un punto de no retorno”, considera Guennadi Evstafiev, veterano del SVR (Servicio de Inteligencia Extranjera, por sus siglas en ruso), un buen conocedor de los problemas de la no proliferación. “Es posible que el encuentro en Estambul tenga algún resultado positivo”.
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