Foto de Reuters/Vostock Photo
Aparentemente internet crea también una realidad virtual en el ámbito de la economía. Por ejemplo, con uno de los últimos modelos del ansiado teléfono de Apple. Como es sabido, en los países desarrollados se establece un “precio estatal” que se anuncia oficialmente en la presentación del modelo. Entonces, imagine que a usted le dicen que puede adquirir el iPhone 4S con una rebaja del 54%. Esta es la propuesta que apareció en el site del servicio ruso de cupones BigBuzzy.
Naturalmente, lo primero que se sospechó es que se trataba de un engaño. Diferentes foros en la red hablaron de una pirámide, donde los primeros en pagar recibirían los beneficios a cuenta de los últimos, o que simplemente, los que emitían los cupones se ocultarían de manera banal con el dinero de todos los participantes.
La noche del 28 de octubre se cerró la recepción de solicitudes. Se habían comercializado 7.556 cupones. Tomando en cuenta que por 19.990 rublos (unos 650 dólares) proponían la versión con 16 Gigas de memoria, la de 32G por 23.990 rublos y la de 64 por 25.990, incluso si todos los compradores hubiesen elegido la opción más barata, en diez días BigBuzzy se habría hecho con más de 100 millones de rublos. Aunque, a juzgar por los comentarios, la gente eligió teléfonos más caros. Los organizadores prometieron que entregarían los teléfonos después del 25 de noviembre del año pasado.
Eldar Murtazin, conocido analista de Mobile Research Group, resultó uno de los denunciantes más contundentes. “No es posible recibir un teléfono oficial por este dinero. No es posible recibir un teléfono en los plazos indicados. Tampoco es posible recibir teléfonos no oficiales por este dinero (sólo si BigBuzzy no los subvenciona). ¿Se trata de una estrategia para pescar incautos? Sin duda”, explica en su LiveJournal. Murtazin regresa al tema varias veces en distintas lugares de internet: “El objetivo de defraudar de esta manera es completar los medios de giro de la empresa y luego, posiblemente, devolver el dinero”.
El 25 de noviembre nadie recibió los iPhone. En ese mismo instante los que tenían cupones pidieron explicaciones. Serguéi Beloúsov, dirigente de la empresa, subrayaba que desde el principio dijo que su compañía comenzaría la entrega de teléfonos el 25 de noviembre en caso de que para este momento los distribuidores oficiales de iPhone en Rusia hubiesen recibido la primera partida. A los que se aburrieron de esperar, BigBuzzy les devolvió el dinero puntualmente. A finales de febrero, alrededor de 3.000 participantes estaban en esa situación.
Pero lo más importante es que aquellos que tuvieron más paciencia obtuvieron el anhelado teléfono. A principios de mes sumaban dos mil personas y hacia finales de marzo la cifra ha seguido aumentando. “La primera partida -800 ó 900 teléfonos- tuvimos que comprarla nosotros mismos –cuenta Beloúsov-. Yo compré personalmente los primeros sesenta y pico en un negocio en la calle Tverskáya. En cuanto aparecieron fui y les dije: denme todo lo que hay. Luego, transferí el dinero a sus cuentas de siete de mis gerentes. Ellos fueron a comprar por todos los canales posibles. Después, dos operadores nos descargaron parte de los teléfonos por contratos directos. Con uno de ellos firmamos un acuerdo de distribución y con el otro estamos negociándolo”.
Por su parte, Eldar Murtazin sigue en sus trece. “Recibieron un crédito con el que se pusieron a trabajar. En cuanto reciban algún porcentaje de este crédito van a comprar la siguiente partida y la entregarán a los que esperan con mayor ansiedad”. Por cierto, hace poco decía que nadie recibiría los teléfonos prometidos. En resumen, la persuasión en la red, mediante una generosidad nunca vista, resultó ser finalmente una honesta acción de marketing de Serguéi Beloúsov. En la práctica, el dinero que podía haberse gastado en publicidad, se lo regaló a una serie de clientes concretos. ¿En qué medida esto resulta eficiente? Evidentemente, ahora muchos conocen a BigBuzzy, pero Beloúsov confesó a “Dengui” que no esperaba tener un saldo tan negativo.
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