Negocios ecológicos en Siberia

Foto de Alamy/ Legion Media

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En diferentes lugares de esta enorme región surgen nuevos negocios ecológicos que se sirven de los conocimientos que posee la población local desde hace generaciones

Para muchos nativos de Siberia, la vida supone estar en armonía con la naturaleza. Entre las habilidades que pasan de generación en generación se incluye el conocimiento de plantas y hierbas locales, que potencialmente tienen propiedades curativas. No obstante, las presiones de la vida moderna avanzan hasta  en las áreas más remotas, de modo que se presentan nuevos retos a las formas de vida tradicional y al conocimiento indígena.

Una de las maneras de enfrentarse a estas amenazas consiste en la comercialización de estos conocimientos  heredados. Mientras algunas grandes empresas consiguen amasar fortunas con la explotación de la madera y con los depósitos de petróleo y gas de Siberia, Román Boltov, director del Centro de Asistencia a los Negocios Pequeños en la región de Krasnoyarsk, declaró que en su región hay unas 110.000 pequeñas y medianas empresas, muchas están conectadas a la taiga.

La curación del bosque y el cuerpo

Para los locales no es ningún secreto pensar que la taiga es un tesoro oculto, lleno de valiosos materiales, a veces incluso debajo de nuestros propios pies. Vladímir Terentiev, científico agrícola, ha montado el negocio Ecovit para procesar y vender extractos vegetales, aceites y bálsamos que se usan en los perfumes, las bebidas y los suplementos a base de hierbas. “Empecé mi negocio con 4,000 rublos (alrededor de 100 euros) que había recibido como indemnización por un despido en 1998. Ese dinero me sirvió como capital inicial para reconstruir una vieja maquina de fabricación de pulpa de abeto”, dijo. Posteriormente, Ecovit recibió una beca internacional para establecer una empresa de ayuda a la prevención de incendios forestales.

“Las materias primas para nuestros productos son las hierbas, y también las agujas de abeto y pino que encontramos en el suelo”, dijo. “Al recogerlas, podemos salvar los bosques de los incendios, porque cuando las agujas se secan, pueden arder como la pólvora”.

En el año 2000, Terentiev volvió a trabajar para el Estado como inspector forestal, sin dejar de estudiar la ciencia agrícola. Su carrera prosperó y en 2006 se convirtió en el inspector general de la región de Krasnoyarsk especializado en la lucha contra los incendios forestales.

Sin embargo, después de que el gobierno introdujera un nuevo código forestal en 2007, renunció a su puesto en señal de protesta. Según dijo, la nueva normativa hacía imposible controlar las condiciones de los bosques de una manera adecuada. Al mismo tiempo, los ecologistas también criticaron duramente el nuevo código porque la responsabilidad de la preservación y recuperación de los bosques pasó a estar gestionada por empresarios madereros, en vez de estar en manos públicas. Despidieron a muchos silvicultores estatales, pero los incendios catastróficos que tuvieron lugar en verano de 2010 demostraron que la ley había sido un grave error. En diciembre del mismo año se enmendó la ley y se reintrodujeron las estaciones de bomberos estatales.

Mientras tanto, Ecovit ofrece actualmente productos para la salud procedentes de la taiga. Tal y como explicó Terentiev sirven para tratar la indigestión, los problemas de circulación, las quemaduras en la piel y la cicatrización de heridas, entre otras dolencias.

Es necesario hacer más pruebas

Igor Gorianin, jefe del grupo biomédico de la Fundación Skólkovo, declaró que es necesario hacer más pruebas clínicas internacionales para estudiar el potencial médico de los productos de la taiga.

“Es necesario hacer una investigación en profundidad para determinar si estos productos son adecuados para los mercados internacionales”, dijo. “Entre otras cosas, tenemos que saber cómo separar los componentes útiles, porque deberían funcionar como una mezcla, en combinación con otros medicamentos”.

“A nivel nacional, la proporción de los productos de la taiga todavía es muy baja”, expresó Andréi Sizov, director del centro de estudios Sovecon, “pero su popularidad está aumentando, y con ella los ingresos. Los consumidores se esfuerzan por introducir, cada vez más, productos ecológicos en sus vidas”.

Así, los piñones, los bálsamos y los aceites procesados en la taiga se están abriendo camino en las estanterías de las tiendas ecológicas especializadas. Víctor Mogilev, director de una tienda online con sede en Moscú que vende productos naturales de Siberia y Altái, dijo que su negocio es cada vez más popular. “Los consumidores están buscando productos diferentes y 100% ecológicos”, expresó, aunque opina que todavía son pocos los moscovitas que saben algo al respeto.

Potencial para la artesanía

Yuri Rudakov, miembro de “Delovaya Rossiya” (asociación de pequeños y mediados negocios) en la región de Krasnoyarsk, está de acuerdo en que el mercado de los productos renovables biológicos está creciendo, como por ejemplo el de las setas o las hierbas medicinales. Aunque también señaló que “Siberia se encuentra en una zona de riesgo para el cultivo tradicional debido a sus condiciones climáticas”.  Además, añadió que otro problema para la comercialización de los productos siberianos es que los empresarios carecen de experiencia a la hora de presentar su negocio a los inversores. Es necesario invertir ya que la región, con lo alejada que está de los principales mercados de consumo y a causa de los altos costes de transporte resultantes, tiene que exportar productos manufacturados con un mayor valor agregado”, dijo Rudakov. Esto significaría que los consumidores estén dispuestos a pagar un precio más alto.

La artesanía local podría ser un buen ejemplo de ese valor agregado. Arthur Murzajanov, empresario nacido en Omsk que se trasladó a la región de Krasnoyarsk, está tratando de desarrollar una industria artesanal. En invierno contrató a algunos artesanos locales para construir muebles a partir de las raíces de árboles talados, y para dibujar imágenes en las plumas de las aves autóctonas. “Los aldeanos contienen mucho talento en sus manos”, explicó.

El turismo de naturaleza

Murzajanov no solo está interesado en vender los productos de la taiga, también ha empezado su propio negocio de turismo ecológico. A unos 340 kilómetros de Krasnoyarsk, ha empezado a construir junto con sus amigos un pueblo al estilo del siglo XVII. “A los turistas les va a encantar venir aquí, el lugar es hermoso, como si estuviera sacado de un cuento de hadas”, expresó. “Mucha gente que visita los pueblos vecinos durante el fin de semana, pasa todo el tiempo mirando la naturaleza que los rodea”.

La economía en Siberia siempre ha dependido, en gran medida, de su entorno natural. Ahora los empresarios locales tienen la esperanza de que estos recursos se puedan aprovechar de una manera sostenible, en lugar de limitarse a explotar el petróleo y el gas. Los retos de la comercialización y distribución persisten, pero parece que ideas no les faltan a los empresarios ecológicos de la región.

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