"El señor Kellenberger visitará Moscú para
discutir sobre las preocupaciones del CICR en el plano humanitario y
explicar el trabajo que éste ha realizado, junto a la Media Luna Roja
siria, desde el inicio de los disturbios", señaló la institución desde
su sede en Ginebra.
En una declaración efectuada antes de
partir, Kellenberger explicó que la situación humanitaria es
"extremadamente difícil y puede deteriorarse más" en las provincias de
Homs, Idlib, Hama y Deraa, además de otras zonas también afectadas por
la violencia.
En esos lugares, agregó, la población sufre desde hace varios meses, especialmente las mujeres y niños.
El máximo responsable de la Cruz Roja Internacional insistirá en la
capital rusa en la necesidad de un cese temporal de las hostilidades, de
al menos dos horas al día, con el fin de evacuar de manera segura a los
heridos y aportar rápidamente ayuda vital a los civiles que más lo
necesiten.
"El CICR está pidiendo un compromiso claro de todas
las partes involucradas para esta pausa en los combates", indicó
Kellenberger.
El organismo agregó que por esa razón está en
contacto "con todos aquellos que podrían tener una influencia positiva
en su trabajo en Siria".
Rusia es una pieza fundamental en la
crisis que desangra desde hace un año a Siria, por su inalterable apoyo
al régimen de Bachar Al Asad y su bloqueo a todas los intentos del
Consejo de Seguridad de la ONU de condenarlo y sancionarlo.
Cualquier solución, afirman las autoridades de Moscú, debe pasar por una
salida negociada, por lo que apoyan al mediador para Siria de la ONU y
de la Liga Árabe, Kofi Annan, quien promueve un diálogo entre las partes
del conflicto.
La última explicación que ha dado Rusia a su
reticencia de ejercer presión sobre el régimen de Damasco es que teme
que su fin sea el inicio de un conflicto religioso más amplio entre las
dos principales ramas del islám, la suní y la chií, que podría incluso
extenderse a Irán e Irak.
El llamamiento para dos horas de
pausa humanitaria surgió en medio del asedio militar contra el barrio de
Baba Amro, en la provincia de Homs, que duró cerca de cuatro semanas
hasta principios de este mes y que dejó un número indeterminado de
muertos y heridos civiles.
Sin embargo, la tregua temporal en
favor de las víctimas nunca se consiguió y el personal humanitario pudo
entrar en Baba Amro sólo varios días después de la retirada de los
rebeldes y de que las fuerzas pro gubernamentales recuperaran su
control.
El portavoz del CICR, Jean-Yves Clémenzo, dijo hoy a
Efe que desde entonces este organismo ha podido aportar asistencia en
Homs y otras ciudades.
Además, la semana pasada evaluó la situación en tres localidades al norte de la provincia de Homs.
En una de ellas, Zaa Faraneh, encontró a 12.000 desplazados de Baba
Amro, "que necesitan alimentos, medicamentos básicos y material de
abrigo, que se entregarán esta semana", precisó el portavoz.
Indicó que el personal del CICR y de la Media Luna Roja aportan la
asistencia donde puede, pero el acceso es restringido en las áreas donde
se registran enfrentamientos.
En las últimas cinco semanas,
ambas organizaciones han podido hacer entrar 5 convoyes con ayuda
humanitaria a Homs, así como uno a Hama, uno a Idlib, uno a Alepo y uno a
Deraa.
"La situación cambia cada día", comentó Clémenzo.
El CICR cuenta con 40 colaboradores en Siria, la mitad de ellos expatriados. EFE
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