Foto RealMadrid.com
Al menos por ahora, la sincronización de calendario no ha llevado al fútbol ruso a ese siguiente nivel. Tampoco los fichajes de relumbrón y el aumento de la inversión en horas de vacas flacas en la Europa meridional. La ‘maldición’ continúa. Los equipos de la Europa del Este en general y de Rusia en particular son muy competitivos en las primeras fases de las competiciones continentales, que se disputan en otoño, pero se pinchan como un globo en las eliminatorias por el título, en invierno y primavera. Naturalmente, cada caso tiene sus circunstancias.
Cronológicamente, el último equipo ruso en
caer fue el CSKA, al que al menos le queda el consuelo del rival, el
Real Madrid, un oponente a día de hoy fuera del alcance de cualquier
club ruso. La escuadra moscovita se dio el gustazo de llenar Luzhniki
y arrancarle un empate a los blancos en la ida (1-1), con gol en el
descuento. Como era de esperar, la vuelta en el Santiago Bernabéu no
tuvo demasiado color (4-1). El CSKA perdonó varias ocasiones claras
en los compases iniciales, especialmente Doumbia (decepcionante toda
la eliminatoria), y el Madrid después no tuvo piedad. “Un rival
como el Madrid te castiga por errores que otro día pasarían
desapercibidos. Necesitábamos un partido casi perfecto”, declaró
el técnico ruso. Sin brillantez pero con oficio, los de Mourinho
despacharon al CSKA con dos goles de Cristiano Ronaldo, uno de
Higuaín y otro de Benzema. El tanto de la honra para los visitantes
fue una obra de arte del serbio Zoran Tosic. 2.000 aficionados rusos
se desplazaron a la capital española para seguir en directo el
partido, en el que no se registraron incidentes.
Quizá
la eliminación más dolorosa de los cuatro equipos rusos sea la del
Zenit de San Petesburgo, vigente campeón nacional y líder destacado
en la presente temporada, que cayó ante un rival accesible como el
Benfica. Tras ganar el partido de ida en casa (3-2), los de Advocaat
se deshicieron como un azucarillo en Portugal (2-0). El Zenit no pudo
contar con su flamante fichaje Arshavin, pues la normativa impide a
un mismo jugador competir para dos equipos diferentes en el mismo año
y el ruso ya había vestido la camiseta del Arsenal. En la Europa
League, el Lokomotiv cedió ante el Athletic en una eliminatoria muy
reñida (2-2 global), quizá la más ajustada de las cuatro, que se
dirimió por el valor de los goles fuera de casa. Por último, el
Rubin Kazan apenas tuvo opciones ante el Olympiakos. Los griegos se
impusieron 0-1 ya en la ida, disputada por cierto en Moscú y por la
mañana debido a razones climatológicas, y la vuelta en Atenas
tampoco tuvo mucha historia: de nuevo 1-0 para los helenos.
Ajustes
y paciencia
El cambio de calendario no supone nada
por sí solo, sino va acompañado de un verdadero cambio en la rutina
de preparación de los equipos. El parón invernal implica
necesariamente que los jugadores pierden ritmo de competición y
forma física respecto a equipos meridionales con calendario
continuo. Contra lo primero apenas se puede luchar, más allá de
programar algunos encuentros amistosos, pero sí contra lo segundo.
Sin embargo, los cuatro clubes rusos optaron durante este primer
parón invernal por una agenda de preparación similar a la de años
previos, es decir: conceder diciembre prácticamente completo de
vacaciones a sus plantillas. Consecuencia, enero empiezas físicamente
de cero cuando a primeros de febrero te juegas media temporada a
eliminatoria de ida y vuelta.
Pero más allá de ajustes en
la rutina de preparación durante el parón invernal, fácilmente
corregibles, la competitividad rusa en competición continental
requiere más que nada de paciencia. Tiempo para recoger los frutos
de la inversión sembrada... Es probable que el ‘nuevo rico’
Anzhi debute la próxima temporada en competición europea. Dado el
caso, los petro rublos de su dueño, Suleiman Kerimov, podrían hacer
temblar los cimientos del mercado europeo este verano. No olvidar
tampoco que las dos máximas estrellas del fútbol ruso, Arshavin y
Pavliuchenko, han regresado recientemente de Inglaterra para reforzar
a Zenit y Lokomotiv, respectivamente. Las piezas encajan, pero la
máquina necesita rodaje. En palabras de Alberto Zapater, español
del Lokomotiv: “En el fútbol dos más dos no siempre son cuatro, y
una inversión no siempre asegura resultados. Pero si se tiene
paciencia, que suele faltar en el deporte, los resultados llegan”.
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