Tikhomirov opina que esa cifra, que se
asignará durante los próximos seis años de mandato presidencial de
Putin, "es una carga insoportable para cualquier presupuesto federal",
según el diario "Moscow News".
Durante la campaña, Putin hizo
toda clase de promesas de bienestar social, que abarcaban desde los
pensionistas a las familias numerosas, a maestros y profesores,
veteranos de guerra y universitarios, médicos y soldados.
Putin hizo oídos sordos a las advertencias de la directora gerente del
Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde, que a finales
del pasado año le aconsejó que no incrementara el gasto público, ni
siquiera en vísperas de las elecciones parlamentarias de diciembre y las
presidenciales de marzo próximo.
"Insisto, no adelanté nada
que no sea posible cumplir. Creo que tendremos que dedicar a esa labor
un 1,5 % del PIB", dijo Putin tras ganar las elecciones presidenciales
con el 63,60 % de los votos.
El nuevo contrato social entre
Putin y el pueblo ruso incluye el gasto de 116.000 millones de dólares
sólo en multiplicar durante los próximos seis años los sueldos de los
profesores, uno de los sectores peor pagados, hasta duplicar el salario
medio nacional.
En un intento de aplacar el ánimo
contestatario de los universitarios, uno de los principales graneros de
la ola de protestas antigubernamentales, sus estipendios aumentarán en
5.000 rublos (170 dólares).
En cuanto a las familias
numerosas, Putin ha prometido incrementar los subsidios en 7.000 rublos
(230 dólares) para solventar el crónico problema del decrecimiento de la
población desde la caída de la URSS.
Un día después de la
victoria electoral de Putin la compañía de medición de riesgo Fitch
advirtió que rebajará la calificación a largo plazo de Rusia si ésta no
introduce reformas y, lo que es más importante, reduce el gasto, que
estima en un 8 % del PIB para los próximos seis años.
Fitch
considera que el creciente gasto social aumenta la dependencia de las
exportaciones de hidrocarburos, por lo que una posible caída de los
precios internacionales del petróleo y el gas podría asestar un duro
golpe a la economía rusa.
El ministro de Finanzas, Antón
Siluanov, ha reconocido que el Ejecutivo tendrá que "realizar
equilibrios presupuestarios" para afrontar el incremento del gasto
social.
Siluanov ha reconocido que el excesivo gasto social
podría hacer peligrar el equilibrio presupuestario, más aún si el precio
del petróleo baja de los 70 dólares por barril.
Aunque los
salarios se llevan la palma en el gasto social, Putin también dedicará
una parte del presupuesto a mejorar las condiciones de vida de un 60 %
de las familias para 2020.
Entre otras cosas, el Gobierno ruso
reducirá entre el 20 y 30 % el precio de la vivienda y también
disminuirá el coste de las hipotecas.
Putin tampoco se ha
olvidado de los 30 millones de jubilados, a los que ha prometido que
seguirá aumentando las pensiones al nivel de la inflación, uno de los
principales caballos de batalla de los rusos, debido al constante
incremento del coste de los productos básicos.
Y también
prometió un examen médico general para toda la población y precios
subvencionados de los billetes de avión para los habitantes de las
regiones más remotas del país.
Estas cifras no tienen en
cuenta los presupuestos de los Juegos Olímpicos de invierno de Sochi
2014 y la Copa Mundial de Fútbol de 2018, que ascenderán a cientos de
millones de dólares, y el gasto en armamento durante la próxima década,
que ha sido cifrado en más de 700.000 millones de dólares.
El
ministro de Finanzas, Alexéi Kudrin, ya advirtió contra el aumento del
gasto en programas sociales y defensa, lo que a la postre le costó el
cargo. EFE
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