Gulherme, portero del Lokomotiv, atrapa un balón ante Llorente, estrella del Athletic, desaparecido en Luzhniki. Foto de UEFA.com
Pese a que el
frío parecía amainar en Moscú según avanzaba la semana, los
termómetros volvieron a caer al doble dígito bajo cero en el
estadio Luzhniki a la hora del encuentro (21:00h). La cercanía del
congelado río (Moscova), las descomunales dimensiones del propio
recinto y la nieve, que aunque fina no dejó de caer en los 90
minutos, propiciaron unas condiciones de juego extremas. No es
casualidad que la Liga Rusa pare en los meses de enero y
febrero.
Los preparadores físicos del Athletic habían organizado desde hacía semanas todo un plan de choque para ayudar a los jugadores rojiblancos a combatir el frío durante el partido. Parches térmicos en pies y manos, plantillas precalentadas, guantes, calentadores para las piernas, camisetas térmicas o termos con agua caliente para los miembros del banquillo eran parte de la equipación de circunstancias de los leones en Luzhniki. El plan pareció surgir efecto en la primera mitad, cuando los visitantes impusieron su mejor toque de balón para manejar el partido, dominio que cristalizó en el 0-1 de Iker Muniaín en el 35’, tras una soberbia galopada de Susaeta por banda derecha. El encuentro y la eliminatoria parecían propicios para el conjunto vasco. Por el contrario, el Lokomotiv estaba noqueado, acumulaba imprecisiones en los pases y los controles, consecuencia de la falta de ritmo de competición, tras más de dos meses sin disputar ni un solo encuentro oficial.
Zapater, español del
Lokomotiv, que fue de los mejores, recibe instrucciones de Jose
Couceiro. (Fuente: fclm.ru)
Pero
el panorama sufrió un cambio radical tras el descanso, con una
salida en tromba local, con poco que perder. “Realizamos una gran
segunda parte, demostramos carácter y terminamos ganando con
justicia”, se congratuló el portugués José Couceiro, técnico
del Lokomotiv. Zapater, centrocampista
español del equipo moscovita y auténtica prolongación de
Couceiro en el campo, firmó un magnífico encuentro pese a que
arrastraba problemas musculares. Su presencia en la medular, tanto en
labores de creación como de destrucción, resultó clave para la
victoria local. El Lokomotiv gozó de ocasiones claras para ampliar
el marcador y condicionar la eliminatoria, pero el balón no entró.
Al final, el 2-1 refleja de forma bastante fidedigna lo acontecido en
Luzhniki.
Con un solo gol de ventaja para el equipo ruso pero
San Mamés en el horizonte, la eliminatoria queda muy abierta para el
encuentro de vuelta del próximo jueves: “Sabemos que tenemos que
meter por lo menos un gol en Bilbao para pasar a octavos. Habrá un
ambiente especial y me preocupa especialmente Llorente, un jugador
top, que hoy no ha tenido su mejor partido y querrá resarcirse”,
vaticinó Couceiro.
300 valientes viajaron con los leones
Seguidores
del Athletic en la Plaza Roja en la previa del partido. (Fuente:
miathletic.com)
Alrededor
de 3.000 aficionados del Athletic viajaron a Moscú para apoyar al
equipo. Una cifra baja pero meritoria pues, además del frío, el
precio tampoco era propicio. El vuelo ronda los 400 euros y los
hoteles de Moscú están entre
los más caros del mundo. Es decir, que la aventura ronda los
1.000 euros por persona. La mayoría llegó el miércoles en grupos
pequeños y aprovechan el viaje para quedarse el fin de semana de
turismo. Dadas las circunstancias climatológicas no fue fácil
encontrarlos en la previa por el centro de la ciudad, como en otras
ocasiones, pues se refugiaron en bares o en el propio hall del hotel
de concentración.
Algunos aficionados desplazados lamentaron
en la previa la falta de información sobre entradas por parte del
club, sin embargo, resultó no ser un problema, pues sobraron miles
de entradas. Lo desapacible del tiempo unido al hecho de que Luzhniki
no sea el estadio habitual del Lokomotiv, ahuyentó a la afición
local: sólo 13.000 espectadores en un recinto con capacidad para
78.000. Pocos pero, eso sí, fogosos. Fumaron, cantaron, aplaudieron
y saltaron como poseos durante los 90 minutos de partido, métodos de
toda la vida para combatir el intenso frío. Por cierto, que algunos
de ellos, unos 15 o 20, hicieron honor a su apodo, ‘Lokos’,
siguiendo el encuentro a pecho descubierto pese los 11 grados bajo
cero.
Las medidas de seguridad, que movilizaron a más de 500
policías locales (prácticamente dos por cada aficionado del
Athletic) resultaron a todas luces desproporcionadas. Los seguidores
rojiblancos fueron ubicados en la tribuna paralela a la afición
local, junto al palco y la zona de prensa. Ambas aficiones salieron
por turnos una vez concluido el partido y ni se cruzaron, así que no
se registró ni el más mínimo incidente. Durante el partido, los
seguidores del Athletic también se dejaron oír en el inmenso
Luzhniki, especialmente en la primera parte, envalentonados por el
resultado favorable. En la segunda, se quedaron tan helados como sus
leones.
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