Irán y el precio del barril

Foto de AP

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La decisión de la UE de embargar el petróleo iraní, junto con otras sanciones, supone otra vuelta medida de presión sobre el programa nuclear del país persa. Estados Unidos está inmerso en una misión diplomática global que pretende persuadir a otros países para que restrinjan sus negocios con Irán. El gobierno estadounidense impondrá sanciones a aquellas instituciones financieras que sufraguen el negocio petrolero iraní y podría dejarlas fuera del sistema basado en el dólar.

Se trata de una serie de medidas potencialmente perjudiciales para Irán, cuya economía ya se encontraba bajo presión, y se enfrenta a una difícil situación política interna. Con estos antecedentes no sorprende que Irán haya amenazado con cortar el paso por el estrecho de Ormuz, lo que ha supuesto a su vez una subida de 4 a 6 dólares en el precio del barril de Brent desde comienzos de año.


¿Provocará esta creciente presión, en forma de sanciones, un incremento en el precio del petróleo?

No está del todo claro, a pesar de todas estas amenazas, los mercados del petróleo parecen tener suficientes excedentes por primera vez en dos años. Además, los riesgos en la demanda son escasos y si la OPEP no controla la producción, se espera que los precios del petróleo se debiliten drásticamente y puedan llegar a alcanzar una cifra inferior a los 100 dólares por barril.

Los números hablan por sí mismos. Los principales actores externos (es decir, la Administración de Información de Energía del EE UU, la Agencia Internacional de la Energía [IEA] y la OPEP) sitúan la demanda de crudo de la OPEP en 2012 en 30 millones de barriles diarios. Por su parte, la producción actual de la OPEP se sitúa justo por debajo de los 31 millones de barriles diarios. Si se mantuviera la producción durante este año, ese exceso de suministro de un millón de barriles diarios aumentaría los niveles de almacenamiento y podría dejar el plazo de cobertura de la OCDE (almacenamiento/consumo) por encima de los 61 días a finales de año. Esta cobertura es superior a la de la primera mitad de 2009, en la que el barril de Brent alcanzó un promedio de 60 dólares/barril y la OPEP recortaba de forma drástica la producción. Si se tienen en cuenta la reducción de las perspectivas de crecimiento del PIB mundial y la escasa demanda de petróleo por parte de Estados Unidos en lo que llevamos de año, la demanda global podría estancarse en lugar de incrementarse en un 1 millón de barriles diarios, como se espera en la actualidad, lo cual empeoraría la situación de exceso en el suministro.


De ahí que la OPEP fijara en diciembre su cuota en 30 millones de barriles diarios, un  intento de dar con el número exacto para equilibrar el mercado. Sin embargo, como la OPEP no calculó los objetivos de producción individuales, todo dependerá de las medidas voluntarias de control de la producción. Creemos que la mayoría de los miembros de la OPEP esperan que Arabia Saudí respalde el grueso del ajuste a la baja, puesto que su propia producción aumentó hasta el millón de barriles diarios durante el verano en respuesta a la posible pérdida de volumen procedente de Libia; aunque no parece haber sido el caso o, al menos, no por ahora. Por otra parte, Occidente y sus clientes presionan a la OPEP para que proporcione un suministro alternativo al petróleo iraní, y que Irán no se haga con sus mercados.

Al parecer queda claro que la OPEP debe reducir su producción si quiere mantener el barril de Brent por encima de los 100 dólares. Tiene tres manera de hacerlo. En primer lugar, dejándolo en manos de los miembros de la OPEP; en segundo lugar, por interrupción de la producción de los miembros de la OPEP, sin contar con Irán; y en tercer lugar, mediante la expulsión del petróleo iraní del mercado.

De hecho, creemos que es más probable que la capacidad de producción neta de la OPEP crezca entre 500.000 y un millón de barriles diarios, sobre todo debido al regreso de Libia al mercado y al incremento de la capacidad exportadora iraquí, que aumentaría la producción (casi con toda probabilidad) o la cantidad disponible. Además, hoy por hoy no parece que la Primavera Árabe se vaya a extender a otros miembros de la OPEP,  salvo quizá a Irán.

La situación en Irán

Y llegamos a Irán. Es muy probable que el régimen de los ayatolas lleve a cabo su amenaza de interrumpir el comercio en el estrecho de Ormuz. Se trata de un lugar por el que transitan unos 17 millones de barriles diarios de líquido, incluido el gas natural procesado (LGN) y productos refinados, así como crudo, y 170.000 toneladas de gas natural licuado. Si se bloqueara el estrecho, se podrían encontrar rutas alternativas para gaseoductos con capacidad para 3-4 millones de barriles diarios de líquido a corto plazo, y ninguno de gas. Esto significaría que una pérdida de suministro de energía mundial demasiado grande. Una reciente comunicación estadounidense así lo refleja: en caso de interferir en el tráfico del estrecho, Teherán habría traspasado una “línea roja”. Tal acción también causaría graves problemas a aquellos estados que son comparativamente más tolerantes hacia Irán, sobre todo China. Conviene recordar que las tensiones entre Irán y Estados Unidos en relación al estrecho de Ormuz vienen de lejos. La operación 'Mantis Religiosa', que se llevó a cabo a finales del conflicto irano-iraquí (1984-88), supuso una severa derrota naval para Irán, y se argumenta que aceleró el final de la guerra con Irak. Así pues, aunque las sanciones provoquen un daño considerable en los ingresos procedentes de las exportaciones iraníes, es evidente que el país no se esforzará mucho por interrumpir el tráfico comercial de todas sus exportaciones, si es que actúa como un actor racional.

Además, se desconoce lo eficaces que pueden llegar a ser las sanciones. Las implementadas por EE UU y la UE sobre el petróleo no tendrán efecto, como mínimo, hasta julio. La administración Obama se muestra bastante laxa en su aplicación. Antes de hacerlo, necesita asegurar que el precio y la cantidad de alternativas de suministro son suficientes para permitir a los compradores de petróleo iraní reducir de forma significativa sus importaciones. También cuenta con la carta de la seguridad nacional. Dados otros intereses diplomáticos, sospechamos que Estados Unidos hilará fino antes de aplicar sanciones contundentes a países como China, Japón, India, Corea del Sur y Turquía.

La historia de las sanciones también nos sugiere que querer es poder. Es decir, Irán quizá pueda mantener intacto una gran parte, incluso la totalidad, de su volumen de exportación, aunque a cambio de un considerable coste comercial.

Por otro lado, parece haber signos de que Teherán está al menos considerando la idea de retomar al diálogo sobre su programa nuclear.

Al mismo tiempo, las sanciones también podrían afectar a las importaciones, sobre todo de gasolina (Irán exporta petróleo pero importa gasolina). Aunque estas, tras la caída de la demanda provocada por los recortes en los subsidios y la reconfiguración de la industria petroquímica, casi se han eliminado de los datos oficiales.

Cuanto menos efectivas sean las sanciones, la posibilidad de que Irán se precipite en actuar en el estrecho será menor.

Aunque si eso sucediera, no cabe duda de que el precio del petróleo se dispararía. Lo que no se puede saber de antemano es el nivel del aumento, dependería de la duración  del bloqueo. En caso de que las sanciones o una acción militar acabaran con las exportaciones iraníes de crudo, otros países de la OPEP podrían cubrir las necesidades, siempre que el estrecho de Ormuz permaneciera abierto al tráfico, pero esta capacidad adicional podría ser muy escasa y los precios se situarían, casi con toda probabilidad, por encima de los niveles actuales.

Llegados a este punto, parece que nos dirigimos hacia un inventario/demanda/suministro que nos llevará a una considerable corrección a la baja  del precio del petróleo, pero es el riesgo de una interrupción del suministro lo que está manteniendo un precio elevado. El suspense sobre una posible acción contra el programa nuclear iraní sugiere que no basta con amenazas para mantener el precio. La producción debe caer de forma voluntaria o involuntaria, si la OPEP desea mantener el precio por encima de los 100 dólares el barril de Brent. Cuanto más se prolongue este excedente en el suministro, más difícil será para la OPEP intentar recuperar el precio en caso de producirse una caída.

La posición de Rusia


En cuanto a Rusia, dado el gran volumen de ingresos por petróleo y gas, el precio del crudo tendrá un impacto directo en la economía interna del país. Por un lado, un precio elevado del petróleo podría resultar beneficioso para la posición económica de Rusia, aunque, a largo plazo, tales precios podrían suponer un obstáculo para un desarrollo económico más amplio. Desde la perspectiva de las predicciones económicas actuales y de las finanzas gubernamentales, la previsión de 100 dólares el barril de Brent de 2012 de VTB Capital podría suponer un crecimiento del PIB del 3,5% para Rusia, pero también podría hacerle incurrir en un déficit fiscal de alrededor del 1,5% del PIB.

Podríamos intuir que unos precios del petróleo elevados enmascararían la necesidad de hacer reformas económicas estructurales, pero el gobierno ruso está convencido de que la economía ha tocado techo y no registrará un mayor crecimiento, independientemente de lo elevado del precio del petróleo. Ante esta situación, unos mayores ingresos procedentes del petróleo podrían llevar simplemente a un mayor número de importaciones y con ello a la inflación. Unos precios bajos podrían actuar de catalizador para acelerar las reformas, pero incluso con unos precios elevados, dichas reformas se llevarán a cabo.

Colin Smith, director de investigación energética de VTB  Capital plc

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