Empujón al comercio exterior

Dibujo de Niyaz Karim

Dibujo de Niyaz Karim

El seminario titulado “Exportación a Rusia: los últimos desarrollos en la legislación vigente”, organizado por la Cámara de Comercio Italorrusa de Milán, ha presentado las nuevas oportunidades comerciales que ofrece a Europa el país del este.

Un PIB que crece a un ritmo del 4%, solo por detrás de China e India (entre las grandes economías); la creciente disponibilidad de las reservas monetarias internacionales; el fortalecimiento de una clase media que busca productos de calidad. A estas tres razones, que hasta el momento habían explicado el creciente interés de Occidente por el mercado ruso, se añade ahora una cuarta: el próximo ingreso de Rusia en la OMC (a la espera solamente de la ratificación de la Duma, tras los acuerdos alcanzados con los otros países miembros) promete abolir los obstáculos arancelarios, legales y comerciales que hasta ahora frenaban el intercambio entre las dos áreas. De este modo, se podrá desarrollar libremente todo el potencial de estas relaciones comerciales.

 Este ha sido el tema central del seminario “Exportación a Rusia: los últimos desarrollos en la legislación vigente”, organizado a principios de este mes por la Cámara de Comercio Italorrusa de Milán. En el marco de este encuentro, las ponencias de varios abogados y expertos legales del estudio Orrick han presentado las nuevas oportunidades que ha creado esta convergencia entre Rusia y la Europa Occidental.

“La entrada de Rusia en la Organización Mundial de Comercio constituye un paso histórico para las relaciones comerciales internacionales”, ha subrayado Philipp Windemuth, socio de este estudio. “Aceptar las reglas de la OMC significa acatar una serie de principios relativos a la transparencia en el comercio y a la solución de eventuales controversias. Esto favorece las inversiones internacionales, que se orientan preferentemente hacia las áreas en las que la solidez del derecho no admite discusiones”. Obviamente, con la condición de que haya buenas perspectivas de crecimiento.

En esta área, las cifras que se han difundido durante el encuentro parecen incontestables: Rusia es la undécima economía del mundo gracias a un producto interior bruto que supera los 1.500 millones de dólares y un crecimiento anual del 4%, con una contribución privada a la creación de riqueza que representa hasta tres cuartas partes del total, y reservas monetarias internacionales en aumento. “Italia es el cuarto socio comercial de Rusia, con un intercambio comercial que se ha comprobado asciende a 25 millones de euros en 2011 y que está destinado a crecer este año”, enfatiza Guido Testa, socio del citado estudio de abogados Orrick.

“Estos indicadores constituyen un terreno abonado para las empresas italianas en busca de alternativas al estancamiento del mercado interno”, añadió Windemuth, indicando asimismo que las mayores posibilidades de exportación las tienen “maquinaria, suministros y ropa”.

“En favor de este creciente intercambio entre las dos áreas actúa también el desarrollo de la normativa rusa en el ámbito de la libre competencia, que ofrece un marco bien definido de oportunidades y límites para los inversores extranjeros presentes en Rusia”, ha añadido Daria Medvedenko, socia de Orrick. Esta experta ha recordado asimismo que, para crear un clima favorable a las inversiones internacionales, es preciso no limitar artificialmente la competencia.

Este último aspecto ha provocado en el pasado que las multinacionales interesadas en invertir en Rusia mostrasen no pocas reservas. Ahora que ha cambiado el marco legal, tanto en el plano doméstico como en el internacional, comienza para Rusia el desafío de llevar la simplicidad y la transparencia al ámbito concreto de las acciones cotidianas. Los expertos han señalado que esta es la prueba más importante que hay que superar para que Rusia se acerque realmente a los estándares occidentales.

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