La colina de Pushkin

Alexánder Pushkin pasó muchos momentos felices en las fincas de su familia y amigos cerca de la ciudad de Pskov, en el noroeste de Rusia.

Fotos de William Brumfield

Entre todos los lugares conectados con Alexánder Pushkin, el genial poeta ruso de espíritu libre, ninguno está tan lleno de lirismo ni tiene una biografía tan rica como el grupo de fincas conocido como “la colina de Pushkin”. Mijáilovskoye, Petrovskoye y Trigorskoye se encuentran a unos 100 kilómetros al suroeste de la ciudad antigua de Pskov, cerca del monasterio de Sviatogorski, donde está enterrado el poeta. En esa pintoresca región de la provincia de Pskov, los bosques de pinos y las arboledas de abedul se intercalan con los campos, los pequeños lagos y las suaves colinas.


Desde una perspectiva biográfica, la finca más importante es la de  Mijáilovskoye, que Abraham Petróvich Gannibal, bisabuelo de Pushkin, recibió de parte de emperatriz Isabel en 1742, por los servicios a su padre, Pedro el Grande. Tras la muerte de Abraham en 1781, la finca pasó a su hijo Osip, que construyó la casa grande y diseñó el parque. En 1806, tras la muerte de Osip, la casa quedó en manos de su viuda María y su hija Nadezhda, madre de Pushkin.


En 1866 el hijo más joven de Pushkin, Grigori, desmontó la casa original y construyó una nueva en un estilo diferente. Esa casa se quemó en dos ocasiones, en 1908 y 1918, pero ambas veces la reconstruyeron debido a su vinculación con Pushkin. Durante la Segunda Guerra Mundial, intensos combates causaron más daños en el edificio. En 1949 los arquitectos usaron la base original y los recuerdos para reconstruirla, pero de la manera más cercana a la de la época de Pushkin. La casa actual y la mayoría de los edificios adyacentes son reconstrucciones del siglo XX. Sin embargo, el ambiente de la finca es tan evocador que los visitantes pueden imaginar la modesta existencia que Pushkin llevó allí.


Pero el hecho es que el poeta no vivió mucho tiempo en esta distante finca. La primera vez que la visitó fue en verano de 1817, justo después de la graduación en el Liceo Alexánder en Tsárkoe Seló. Más tarde escribió que esas seis semanas fueron una época maravillosa en la que descubrió los placeres de la vida en los pueblos. Sin embargo, fue lo suficientemente perceptivo como para darse cuanta de que no todo era idílico en la sociedad de siervos y amos. Sus sentimientos de protesta aparecieron con tal claridad en algunos de sus poemas que el Emperador Alejandro I lo mandó al exilio al sur del Imperio, donde pasó casi cinco años. Pushkin regresó de Odessa a Mijáilovskoye en agosto de 1824. No estaba sólo, iba con sus padres. También su hermana Olga y su hermano Lev estuvieron allí, pero se fueron a San Petersburgo en noviembre, así que se quedó relativamente aislado durante los siguientes dos años. La autoimpuesta desocupación resultó ser muy productiva. En la finca Mijáilovskoye siguió escribiendo Eugenio Oneguin, en verso, así como  la tragedia dramática Borís Godúnov. A pesar de la languidez de la vida provinciana, Pushkin no era una persona solitaria. Empezó a apreciar la cultura folclórica que le había presentado su antigua niñera, Arina Rodionovna, con la que hablaba con frecuencia. No obstante, su primer antídoto contra aburrimiento fue la finca vecina de Trigorskoye, donde visitaba a la familia de Praskovia Osipova.


A causa de la violencia que se extendió en la provincia de Pskov durante la guerra civil, la casa de Trigorskoye se quemó en 1918, al igual que la residencia Mijáilovskoye.  Después de Segunda Guerra Mundial la reconstruyeron en su lugar original. La casa alargada tiene una forma extraña, se parece a un granero y previamente la usaban para el tejido de ropa blanca. La familia Osipova se trasladó allí temporalmente en 1820, mientras se hacían reparaciones en la casa grande. Cuando se quemó completamente, Madame Osipova decidió quedarse en la residencia temporal y añadió porches en ambos lados. La familia estaba formada por la viuda Praskovya (se quedó viuda dos veces), sus cuatro hijas y un hijo, y también sus varios parientes. La matriarca estaba enamorada de Pushkin, por lo que era mimado durante sus visitas a la casa. Sin embargo, la que atraía la atención del poeta era la sobrina de Osipova, Anna Petrovna Kern, que en verano de 1825 visitó Trigorskoye. Pushkin la había conocido en San Petersburgo y el inesperado reencuentro despertó sus deseos. El poeta le escribió unos apasionados versos de amor: “Me acuerdo del momento milagroso”. Cuando Osipova se enteró de este romance, la mandó de vuelta a Riga con su marido. En septiembre de 1826, Pushkin pudo regresar al magnífico mundo de Moscú y San Petersburgo, aunque bajo la supervisión de Nicolás I y su gendarmería.


Petrovskoye, la tercera en este conjunto de fincas, es la que más conectada está con los antepasados de Pushkin. En 1781 la finca fue cedida al primer hijo de Abraham Gannibal, Pedro, que construyó allí su casa. Aunque no era muy grande, era la más impactante de las fincas de Pushkin. También se quemó en 1918,  y para su reconstrucción, terminada 1976, se usaron documentos de los archivos. La casa estaba rodeada por un parque natural que mediante una red de senderos, glorietas y pabellones llevaba al lago Petrovskoye (o Kuchane). Se sabe que Pushkin visitó a su tío abuelo allí varias veces.


El último lugar relacionado con Pushkin es el Monasterio de Sviatogorski, fundado en 1569 por orden de Iván el Terrible. Situado en la parte superior de una colina, en el monasterio se sitúa la Iglesia de la Dormición de la Virgen, construida de piedra plana en 1569 y ampliada en la década de 1770. Pushkin visitó el monasterio en numerosas ocasiones y algunos miembros de su familia están enterrados allí, incluyendo su madre desde abril de 1836. El 29 de enero de 1837, menos de un año después, Pushkin murió en un trágico duelo. Tras el funeral, celebrado en San Petersburgo, llevaron su cuerpo al Monasterio de Sviatogorski bajo custodia. Desde entonces descansa junto a la tumba de su madre cerca de la pared este de la Iglesia de la Dormición. A finales de 1839, su viuda, Natalia Nikolaevna encargó al escultor A. M. Permagorov que crease un obelisco de mármol para la tumba. En otoño de 1840 lo colocaron, contenía simplemente una inscripción de las fechas de su nacimiento y muerte. El resto de las palabras sobraban para el poeta más grande de Rusia.

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