Foto de Itar Tass
Los sobornos a funcionarios extranjeros podrían convertirse en acciones castigadas con responsabilidad penal. La Duma podría adoptar una ley sobre la adhesión de Rusia al Convenio Internacional de Lucha contra el Cohecho de Cargos Públicos Extranjeros. Tras la firma del convenio, el soborno a funcionarios fuera de Rusia sería penalizado dentro del país.
Sin embargo, Vladímir Skripnichenko, director general del Centro de Estudios y Valoración de los Problemas Jurídicos y Económicos de las Actividades Empresariales, advierte que este hecho podría imposibilitar a los empresarios rusos la entrada en algunos países, e incluso continentes.
"Uno se ve obligado a actuar según las normas vigentes en cada país. Por ejemplo, en África la corrupción sobrepasa cualquier límite imaginable y, lamentablemente, es imposible hacer negocios allí sin sobornar a los funcionarios”, se queja. “La situación es mucho peor que en Rusia. De modo que si nuestros empresarios no sobornan en África, no tendrán ningún negocio en la zona. En Europa no sobornan a nadie. En EE UU tampoco. Entonces, o hacemos algo con África, o nos tendremos que ir de allí”.
Por otro lado, según un reciente estudio de Transparency International, los empresarios rusos son de los más corruptos del mundo. “Los únicos que les superan son los chinos”, señala Iván Ninenko, vicedirector de Transparency International Rusia.
"Los representantes de nuestras empresas en el extranjero son los que más dispuestos están a sobornar, tanto a representantes de los organismos públicos, como a los del sector privado”, afirma. “En general, las empresas rusas perciben el soborno como algo anormal. Para ellos se trata de una práctica habitual, a veces incluso obligatoria. Este hecho está relacionado, entre otras cosas, con la ausencia de responsabilidad penal. En otros países existen leyes de este tipo desde hace mucho tiempo. Cuando se descubrió que algunas empresas había intentado sobornar a alguien en Rusia, tuvieron que hacer frente a grandes pérdidas financieras y vieron mermada su reputación”.
Cumpliendo con el convenio internacional, las autoridades de varios países occidentales se vieron obligadas a castigar a su propio mundo empresarial por haber sobornado a funcionarios rusos.
En septiembre de 2004, las autoridades francesas sospecharon que la petrolera Total estaba llevando a cabo prácticas fraudulentas con el objetivo de conseguir una serie de contratos en Rusia e Irak. Según se informó, entre 1996 y 2001 la empresa había gastado 20 millones de dólares en sobornos a funcionarios dentro de estos países. La investigación sólo prosiguió en lo concerniente a Irak.
Por otro lado, el 15 de noviembre de 2006, la fiscalía alemana declaró culpable a la sección de telecomunicaciones de la empresa Siemens por 77 sobornos, por un valor total de 12 millones de euros, a funcionarios de Nigeria, Libia y Rusia. En Rusia, 38 altos cargos de decenas de empresas públicas regionales recibieron 2 millones de euros. Siemens tuvo que abonar una multa superior a los 200 millones de euros.
En marzo de 2010, las autoridades de EE UU declararon culpable al grupo automovilístico alemán Daimler por sobornos a funcionarios de 22 países, incluida Rusia. Los clientes de este grupo en Rusia había sido el Ministerio del Interior, el Ministerio de Defensa, el Parque Automovilístico Especial del Servicio Federal de Seguridad y el Ayuntamiento de Moscú. Daimler distribuyó entre los funcionarios corruptos 5 millones de dólares para obtener los contratos. El grupo tuvo que pagar una multa de 185 millones para que no se llevase a cabo la instrucción penal.
La adhesión al Convenio Internacional de Lucha contra el Cohecho de Cargos Públicos Extranjeros es uno de los requisitos principales para entrar en la OCDE. Aunque desde hace tiempo Rusia ha expresado su deseo de entrar en esta organización, de momento no cumple con todos los requerimientos.
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