Un madrileño “atrapado” en Moscú

Eduardo Vega Vivas es un joven español para quien Rusia se ha convertido en su segundo o, tal vez, su primer país. Desde pequeño quiso ser arquitecto y ahora está realizando su sueño en Moscú, donde estudia en la Facultad de Ingeniería de la Universidad Rusa de la Amistad de los Pueblos (RUDN). En su entrevista a Rusia Hoy, Eduardo ha contado por qué le gusta el sistema de enseñanza ruso, en qué se diferencian los profesores rusos y españoles y por qué se pone nervioso al entrar en el metro de Moscú.

¿Por qué vino a Rusia?

Vine por primera vez en 1992, cuando tenía tres años. Mis padres trabajaban en Moscú y estuvimos viviendo aquí casi ocho años. Luego me volví a Madrid, hice la ESO y el Bachillerato y a mis padres les destinaron de nuevo a Moscú.

¿Cómo eligió la universidad?

Conozco a españoles que se graduaron en esta Universidad. Cuando surgió la oportunidad de venir a Rusia, les pregunté en qué universidad podría cursar la carrera de arquitecto y me dijeron que la RUDN era una de las mejores.

¿Sale caro estudiar en Rusia?

Unos 3-4 mil euros al año. Es muy barato. Estudié un año en la Universidad CEU San Pablo y otro año en la Universidad Europea de Madrid y pagaba 1.200-1.300 euros al mes.

¿Cómo aprendió el ruso?

Mi caso no es como el de cualquier otro extranjero que llega y tiene que empezar a estudiar ruso desde cero. Fue mi primera lengua. Aprendí ruso antes que español. De hecho, cuando volví a Madrid a los 11 años, leía muy lento en castellano, la ortografía no se me daba bien. Pero tras pasar nueve años fuera de Rusia perdí un poco el idioma. Entendía bien todo lo que decían, pero no sentía la misma libertad a la hora de expresarme.

¿El sistema de enseñanza en Rusia es distinto al de España?

El sistema que he conocido en la RUDN me recuerda al antiguo sistema en España. Aquí se presta mucha atención a la teoría, nos obligan a asistir a las clases, se valora no sólo el resultado final sino también el esfuerzo del estudiante. Todos tenemos nuestros puntos fuertes y débiles: unos son mejores en dibujo artístico, otros en dibujo técnico, otros en números. Aunque no se te dé bien algo (en mi caso es el dibujo), si asistes a las clases y demuestras que estás trabajando, el profesor te deja aprobar la asignatura por el empeño que has puesto. En España, lo único que importa es el resultado final y no la actitud del alumno. Desde luego, el sistema ruso es más agradable para el estudiante.

¿El trato entre profesores y alumnos es el mismo en Rusia que en España?

En la RUDN el grupo de estudiantes es de 20-30 personas, mientras que en España puede ser de 60-70 personas o más. En la Universidad Politécnica de Madrid hay aulas para 300 o 400 personas. Aquí todos los profesores se saben los nombres de los alumnos y pueden ver quién va y no va a clase. Por lo tanto, el trato es mucho más cercano. En España un alumno pasa a ser un número más en larga lista de estudiantes. En la RUDN me encuentro con alguien en el pasillo o en la biblioteca, me pongo a hablar y resulta que es un profesor. ¡Tengo diálogos con profesores! En España es una suerte si el profesor recuerda tu nombre.

¿El hecho de ser español le da ventaja?

Por una parte, sí. Una persona de otra cultura despierta curiosidad. Pero, al mismo tiempo, es una desventaja, ya que debes cumplir ciertas expectativas. Y si no las cumples es peor para ti.

¿Qué tal se lleva con sus compañeros de clase?

Mi primera estancia en Rusia en la década de los 1990 no fue la mejor experiencia en este sentido. Eran otros tiempos, la gente era más cerrada y desagradable. O tal vez no haya tenido suerte en el colegio. Por eso, esta vez llegué a Moscú un poco asustado y al principio estaba a la defensiva. Pero en la universidad enseguida me hice amigo de todo el mundo. Siempre hay alguien que me saluda por los pasillos. Este cambio me sorprendió muy gratamente. Me parece increíble que una generación pueda cambiar tanto en tan poco tiempo. La gente ya no tiene miedo a una persona diferente, sino que la mira con curiosidad y con ganas de aprender algo.

¿Hay otros alumnos extranjeros en su clase?

Creo que soy el único español de toda la universidad. Pero en mi clase tenemos un abanico de culturas: hay estudiantes de Perú, Colombia, Marruecos, Nigeria, Israel, Irán, Letonia, Serbia, Montenegro...

¿Le gusta la arquitectura rusa?

Me gustan el casco histórico de Moscú y la arquitectura moderna, lo nuevo que se está construyendo, cómo se utiliza el vidrio, el acero etc. Lo que no me gusta son las  viviendas antiguas, da la impresión de que están hechas para meter allí a la gente para que no se mueva y no se muera de frío. Creo que la arquitectura visual está muy determinada por el clima. Por ejemplo, en Madrid una pared normal puede tener entre 10-15 cms, y en Moscú tiene que ser de 20-25 cms. Esto condiciona bastante el trabajo de un arquitecto.

¿Qué opina del carácter ruso? ¿Hay cosas a las que le ha costado acostumbrarse?

Hay cosas a las que una persona extranjera no llegará a acostumbrarse jamás. Por lo que he visto y he estudiado en las clases de etiqueta, los rusos siempre son proclives a la discusión y a la negación. La primera respuesta de un ruso cuando le propones algo es un “no”. Por tanto, a la hora de negociar se produce un enfrentamiento.
Nosotros no tenemos el mismo umbral para perdonar. Aquí, si una persona se enfada con otra y se gritan, al día siguiente son amigos. Pero si los españoles hacen lo mismo, al día siguiente ya no son amigos. Es difícil de llevar. Pero lo que más me choca son las personas que venden billetes en el metro y te gritan simplemente porque te quieren gritar. No lo entiendo y siempre me pone de mal humor. Con lo fácil que es estar siempre sonriendo y diciendo “buenos días” y “gracias” como hacen los madrileños (se ríe). 

¿Cómo lleva el clima ruso?

Es frío... muy frío. Lo que menos me gusta del frío es que tienes que ponerte mucha ropa y no puedes caminar bien. A veces me canso de verlo todo gris, el cielo nublado, es algo que influye mucho en el humor, pero te acostumbras. El excesivo calor, como en Andalucía, tampoco es bueno. Por lo menos, si tienes frío puedes abrigarte, pero del calor ya no escapas.

¿Qué planes tiene para el futuro? ¿Volverá a España tras terminar la carrera?

La intención es volver a casa, pero yo creo que no hay que cerrarse las puertas. Rusia es un país muy próspero. Cuando vine aquí de pequeño, casi no había coches en las calles y ahora hay unos atascos enormes. Lo único que había para los ratos de ocio eran dos Ramstors y ahora hay centros comerciales que no tienen nada que envidiar a los mejores de Europa. No me puedo creer que en diez años la población y su nivel de vida hayan podido crecer tanto. Es un salto gigante. Por lo tanto, si todo esto ha pasado en tan sólo diez años, el país seguirá desarrollándose durante los próximos 10-15 años. El ámbito de construcción irá evolucionando también. Entonces, si consigo un buen trabajo aquí, me quedaré.
Tengo amigos españoles que estudiaron en Rusia, luego se fueron a su país, y ahora están volviendo a Moscú. Parece que esta ciudad tiene algo extraño que nos retiene aquí y siempre nos hace volver...

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