Además de las estatuas y monumentos, hay más de un centenar de actividades relacionadas con el invierno, desde el ya tradicional baño de aguerridos vecinos en el río local a carreras pedestres o exhibiciones de cine en la calle, todo ello bajo cero para mostrar que los vecinos de esta ciudad cercana a Rusia no temen el frío.
La ciudad atrae cada año a decenas de miles de turistas para conocer este espectáculo único, aunque también busca promocionarse como una base para la práctica de deportes invernales como el esquí, y aspira a acoger en el futuro los Juegos Olímpicos de Invierno.
El festival deriva de las celebraciones del Año Nuevo chino, que en Harbin y otras zonas del noreste chino se suelen acompañar de "linternas heladas", frente a los habituales farolillos de otras partes del país asiático.
Después, en los años 60, comenzaron a construirse estatuas de hielo y nieve, a imitación de festivales similares en Rusia o Japón, aunque en los años de la Revolución Cultural (1966-76) estas celebraciones se suspendieron y no volvieron hasta 1985, año del primer festival oficial de Nieve y Hielo.
Además, Harbin fue antigua colonia rusa a principios del siglo XX, por lo que el centro de la ciudad posee una arquitectura europea muy similar a la del país vecino. EFE
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