Un livejournal te lleva a un soundcloud, de ahí vamos a bandcamp, pasas por otro blog y así sucesivamente hasta descubrir un tesoro llamado Far From Moscow, una impagable revista (editada por David MacFayden) que aglutina y describe las nuevas propuestas musicales que aparecen en Rusia.
La Unión Soviética es un diplodocus. Estos nuevos sonidos convierten los discursos y clasificaciones post-soviéticas (formal/informal, underground, rock/estrada) en piezas de museo, y se sitúan respecto al régimen bolchevique como frente a un resto arqueológico.
La mayoría de estos músicos ha crecido después de la jubilación forzada de Gorbachov. Igualmente, la mayoría de ellos se ha autoeditado su primer disco. No tienen acceso a sellos discográficos y los medios de masas están copados por Alla Pugachova y compañía, así que han optado por el “Do It Yourself”.
Con ello han roto tres de las reglas artísticas tradicionales en Rusia: no es necesario venir a Moscú o San Petersburgo para hacer música vanguardista, no necesitas un padrino para que te conozcan y no requieres de formación académica para hacer música. Es cierto que ya en los 80 se rompieron todas estas barreras, pero en los 90 y sobre todo en los últimos años se produjo cierta regresión con productos como t.A.T.u o viejas glorias soviéticas recicladas.
“Es una combinación entre el talento e internet, lo que nos permite conocer y que nos conozcan. Aquí en Siberia hay músicos muy interesantes que se están convirtiendo en referentes dentro de los círculos musicales”, nos cuenta Ilya Ferrein desde Vladivostok. También Galya Chikiss comparte esa opinión: “Internet acorta distancias. Las comunicaciones permiten que yo haga mis discos con gente de Omsk o de Yekaterinburg”.
“Gracias a internet muchos grupos han podido desarrollarse, al mismo tiempo que se hacía mucho más fácil el acceso a otras propuestas interesantes. Esto era difícil de imaginar hace pocos años”, coincide Sasha de Gidropony, quien añade: “la joven escena musical rusa ya no tiene miedo de experimentar con nuevos sonidos, lo que a veces desemboca en propuestas muy vivas. Además, las bandas empiezan a ser invitadas en los festivales europeos, aunque no tanto como nos gustaría”.
El número de clubes que organizan conciertos de nuevas bandas se ha multiplicado en Rusia, al igual que el número de seguidores de las mismas, consolidando así el espacio paralelo al show-business. “La música está volviendo a los clubes, a las salas pequeñas”, indica Chikiss.
La nula cobertura de los medios de difusión mayoritarios lleva a eso. “No hay rotación alguna, no hay forma de entrar en las radios o en las televisiones, y el formato rígido y feo que imponen dificulta las nuevas ideas”. “Excepto por internet, no veo otras posibilidades de que la gente conozca nuestra música. Por eso siempre doy las gracias a los bloggers y periodistas que hablan de nosotros”, comparte Sasha.
“Es posible que haya una nueva escena musical rusa, pero en ese terreno encontramos propuestas que son interesantes y otras que no”, comenta Chikiss. “Personalmente no creo que haya una nueva escena musical rusa como tal. Creo que en todo el mundo la gente hace y graba música aprovechando que con las nuevas tecnologías es mucho fácil y barato, además de que es posible utilizar internet para encontrar tu audiencia”, considera Katya Zaitseva.
Las nuevas propuestas musicales rusas demuestran unas inquietudes estéticas eclécticas y horizontales, con marcado carácter co-generacional. “La web reduce al mismo tiempo que poliniza, ya sean identidades nacionales como géneros musicales. Por ejemplo, yo no creo que mi música sea particularmente rusa, y sin embargo lo hago todo en mi apartamento de Moscú”, reconoce Katya.
La diversidad y el carácter generacional queda también reflejado en las influencias que reconoce Sasha (Gidropony): “Mi primeras cassettes eran de Scorpions, Metallica y Guns’n’ Roses. Después Nirvana entró directo en mi corazón, e hice la escuela con Kurt Cobain. Después pasé por diferentes tipos de música, del punk a la electrónica, de Deftones a Sex Pistols, y ahora escucho estaciones de radio en internet, sobre todo discopunk, electropunk, nudismo y funk”.
“Lentamente, pero la situación está cambiando y la nueva generación es aun más ingeniosa que la nuestra”, comenta Chikiss. La intensificación de las comunicaciones, el acceso a nuevos códigos y la posibilidad de espacios paralelos propicia además la ruptura con el discurso ideológico local, al mismo tiempo que fomenta nuevas formas de expresión. El riesgo está en pasar de una “Afasia” (Sergei Oushakine) a una “Esquizofasia” (Cao Sao Sang).
20 propuestas por descubrir:
- Kompakt-Katya
Detrás de Kompakt-Katya encontramos a Katya Zaitseva, a quien le encanta “hacer artilugios tirada en el suelo del dormitorio”. No extraña pues que su música esté llena de habitaciones, sombras y presencias. Katya nos presenta artilugios delicados y un sonido refinadamente áspero. Su último EP se titula “Sdelan v Rossii” (Hecho en Rusia). Katya nos lo presenta de esta forma: “Intento alejarme de los sonidos clínicos y perfeccionistas, prefiero sentir el polvo y que el sonido tenga cierta suciedad”.
De entre la música internacional, Katya reconoce a Cocteau Twins y Ringo Deathstarr como referentes, y de la escena rusa elige a Asian Women On The Telephone como sus preferidos. No obstante, Katya menciona a su padre como la figura clave en su carrera, de quien ha heredado no sólo el gusto por determinados sonidos sino también instrumentos como el órgano eléctrico, el stylophone, la grabadora y la echo-box. Además, asegura que no volverá a actuar en vivo y que prefiere la identidad anónima que permite internet.
- Gidropony
Gidropony hace una música chispeante y con un punto pegajoso. Algo así como una versión post-moderna de aquél champán soviético. Además de divertido tiene su punto raruno, lo cuál desmonta cualquier hipotética luminosidad. Recuerdo: son de Saransk (capital de Mordovia) y hacen algo parecido a electro/trash/punk.
- Ferrein
Ilya Ferrein de Novosibirsk describe su música como la “creación de un espacio privado”. Al escuchar estos sonidos envolventes, casi palpables, uno piensa que Siberia no está tan lejos de Islandia. Exquisito
- Chikiss
La música de Chikiss exhibe una magia de antaño con melodías acogedoras, envolventes y coloridas. Natural de Petersburgo (aunque pasó 20 años en Bielorrusia), Galia Chikiss reconoce como referentes a Broadcast y Lali Puna.
Chikiss ha publicado tres EP ambientados en las estaciones del año: “Zoloto oseni” (Otoño dorado), “Zimnee serebro” (Invierno plateado), “Emeral Spring” (Primavera esmeralda), y un video clip titulado “Vacaciones de verano”. Su último EP se titutla “Organic Compound”.
- Crocodriles in Tights
A pesar de vivir en Kremenchug (Kharkiv, Ucrania) no podemos dejar de incluir a Crocodriles in Tights. Prima Donnas del xilófono, sus textos y sus sonidos rebosan originalidad. “Déjanos que nos presentemos. Somos dos hermanas que sobre todo aman todo aquello extraordinario. No hay nada en la vida más allá de la música”.
- Vstrecha Ryby
Banda “ecléctica” de Cheliabinsk. El cantante, Ivan Kotikhin y el pianista, Pavel Dubrovin iniciaron el grupo con Portishead y Mamonov como referentes. Siete años más tarde se han convertido en un sexteto, y según declaran los fundadores a FFM “el grupo se ha convertido en una potente colección de individuos creativos y libres; esta es la clase de gente que no tiene miedo de sus propios paroxismos, pensamientos, palabras o sonidos”. Desde 2007 todos los miembros del grupo residen en Moscú. Su último álbum se titula: “nedolgo”.
- Cao Sao Vang
Este grupo de Moscú debe su nombre a un conocido bálsamo vietnamita. Su música está repleta de samples, quizá por eso han presentado su último trabajo “Power of Flower” junto a una definición de “Esquizophasia”, una enfermedad relacionada con la confusión y repetición de palabras que nos incapacita la habilidad del lenguaje.
- Alexéi de Bronhe
Natural de Minsk, Alexéi de Bronhe tiene un talento especial para crear atmósferas, y extiende paisajes sonoros por espacios que, sin embargo, se muestran reducidos. Alexéi también es conocido también por sus trabajos de video-arte, y este año ha compuesto la banda sonora de la película “Dance, dance, dance”.
- Moa Pillar
Detrás de Moa Pillar encontramos al joven Fedor Pereverzev. Residente en Moscú, Pereverzev reconoce una gran afición por la cultura de los indios nativos americanos, la cuál se cuela entre los beats bailables de su música electrónica. Además, los sonidos de Moa Pillar fluyen de forma colorida y espontánea.
- SBPCh -Samoe Bolshoe Prostoe Cheslo
Igual por la calidad de sus textos, hay quien ha descrito su música como “hipoteca-punk”. Los peterburgueses SBPCh parten del hip-hop para acabar en sonidos experimentales cercanos a la música electrónica. Según reconocen a FFM, cada una de sus actuaciones se caracteriza por los constantes cambios de formas musicales y de formatos instrumentales.
- Jekka
Evgenia Nedosekina se define como una “soñadora sin remedio”. Graduada en el instituto Strelka de arquitectura y comunicación, esta moscovita recopila los sonidos de su ciudad, además de darle al pop-jazz.
- Cabaret Pierrot le Fou
No extraña que los moscovitas Cabaret Pierrot le Fou desempolven el cancionero de principios de siglo y se atrevan incluso con Vertinski, ya que la creatividad cultural que parece empezar a fluir en Rusia tiene mucho parecido con la del primer cuarto del XX. Tristeza, drama, grotesquedad y juego tanto en su música, como en cualquier extraño placer.
- Dzierzynsky Blitz
También de Moscú han salido Dzierzynsky Blitz. FFM los describe como un “Novy Twist” que conecta puntos musicales tan distantes que parecen el Trans-Siberiano. Suena a rock & roll fresco y tiene algo de la tradición jazzística del Este de Europa.
- Celebrine
Sola o a dúo con Alien Delon, esta moscovita crea una música repleta de pathos, pasiones retóricas y sonidos ochenteros.
- Johnny D.
Polina Agashkova y Alexei Alexeenko forman esta banda de Yekaterinburgo que complementa el rock & roll experimental con toques electro pop. Su éxito y la posibilidad de traspasar las fronteras de su ciudad natal pasa por darse a conocer en internet, reconoce Alexéi.
- Ne:-Dol
Especializados en versiones de conocidos grupos como Led Zeppelin, Kate Bush, o U2, estos moscovitas muestran particular talento para las recreaciones instrumentales.
- CAWA
Con ciertas referencias a la tradición barda y a la chanson europea, pero con más incertezas y suciedad sonora, CAWA expone una tristeza post-moderna en el día a día moscovita.
- Barto
Este trío de electro-punk es posiblemente el grupo de la lista que más éxito ha alcanzado. En 2008 fue reconocido como “debut del año” y cuentan además con la bendición del crítico musical Artemy Troitski. Sintetizadores, electro-trash y letras provocadoras crean un conjunto inesperadamente erótico y magnético.
- Zverstvo
Música inclasificable, o al menos no de forma racional. El primer y hasta ahora único disco de Zvertsvo es un bombazo sonoro, algo así como jazz demente con letras policíacas.
- AWOTT (Asian Women On The Telephone)
La música de AWOTT dialoga con lo extraño y se absorbe como un veneno que cura. Su sonido está cercano al noise, con elementos de rock, una percusión que juega con el trance y voces esotéricas. Sus miembros suelen aparecer enmascarados, con una estética mística y desesperanzadora.
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