Los viticultores catalanes exploran el mercado ruso

Fiesta del vino joven en el Palau de la Generalitat. El director general del Incavi es el segundo por la izquierda, bebiendo de la copa. DARP (Generalitat de Catalunya).

Fiesta del vino joven en el Palau de la Generalitat. El director general del Incavi es el segundo por la izquierda, bebiendo de la copa. DARP (Generalitat de Catalunya).

El mercado ruso no es nuevo para el sector vitivinícola catalán. Hay algunas empresas, entre ellas las grandes, que están presentes en Rusia desde hace años. Por ejemplo, Bodegas Torres, que exporta a más de 140 países, tiene a Rusia en su “top ten” gracias a las ventas de vinos y brandies. Freixenet también ha apostado fuerte por este mercado en el que ha llegado a vender hasta medio millón de botellas anuales de cava, vino y champán. Codorniu tampoco se ha quedado al margen.

Pero más bien son la excepción. En general, las empresas del sector han vivido hasta el momento dando la espalda al mercado ruso, pero esto ha empezado a cambiar. Así lo demuestran las cifras de comercialización de los consejos reguladores de las denominaciones de origen.

La que tiene mayor incidencia en el mercado ruso es la Denominación de Origen (DO) Cava, con 260.235 botellas vendidas en 2010. Podría parecer una cantidad significativa, pero no lo es tanto si se compara con los más de 40 millones de botellas exportadas a Alemania o con los 250 millones de botellas de vino espumoso ruso que se consumen anualmente en Rusia. Además, las exportaciones a la Federación Rusa no están ni mucho menos consolidadas, como lo demuestra el hecho de que en 2008 se vendió más en este mercado, concretamente, 333.379 botellas. ¿Por qué este descenso?¿La crisis? Probablemente.

En cuanto a vino, es la DO Cataluña la que exporta un mayor número de botellas a Rusia: 234.612 en 2010. Además esta cifra multiplica por 10 la cantidad del año anterior. También llama la atención la subida experimentada por la DO Penedès, que pasó de vender 28.183 litros en 2009 a 78.544 el año pasado, casi tres veces más.

Asimismo se dan subidas -aunque el montante global no es tan importante- en Priorat y Costers del Segre. Cabe destacar que la DO Montsant exportó a Rusia el año pasado por primera vez: 5.251 botellas. También tienen presencia en el mercado ruso algunas bodegas de la DO Conca de Barberà y Terra Alta, si bien esta última presenta cifras realmente muy fluctuantes. En cambio, hay tres denominaciones de origen cuyas empresas no exportan ni un solo litro a la Federación Rusa: Pla de Bages, Tarragona y Empordà, aunque fuentes de esta última han manifestado a Rusia Hoy su “interés” por explorar este mercado.

El interés por Rusia también lo constatan desde la DO Penedès, una de las de mayor producción de Cataluña, donde ven que este mercado “empieza a ser importante” gracias a que “van cayendo algunos tabúes”. Como anécdota ilustrativa, propietarios agrícolas de esta región acudieron a la última edición del salón inmobiliario Barcelona Meeting Point, dedicado a Rusia, para ofrecer sus viñedos a inversores rusos.

El panorama es, pues, bastante variopinto. Grandes empresas que apuestan fuerte por el mercado ruso; otras que le dan la espalda totalmente; algunas que lo intentan, pero que no se acaban de consolidar y unas cuantas que ahora empiezan a explorarlo. Con todo esto y con la mirada puesta en la exportación como vía de salida a la actual crisis económica, el director general del Instituto Catalán de la Viña y el Vino (Incavi), Jordi Bort, cree que el sector tiene que explorar nuevos mercados y, en concreto, los de los llamados BRICs (por Brasil, Rusia, India y China).

“Hemos de definir bien cuáles son los cuatro o cinco países que han de ser nuestro objetivo este 2012 y yo creo que Rusia ha de ser uno de ellos”, asegura Bort a Rusia Hoy y añade: “Tenemos que estudiar cuáles son sus potencialidades. Hay empresas que ya están vendiendo allí hace tiempo, pero sus ventas presentan picos preocupantes. ¿Por qué sucede? Hay que mirarlo muy bien.”

El director del Incavi agrega: “Sabemos que existen trabas administrativas. Tenemos que hablar con las autoridades del país para ver cómo podemos introducirnos en el mercado”. Y no hay que olvidar la promoción, ya que “los rusos que nos visitan como turistas consumen los grandes vinos del mundo, sin embargo, no conocen los vinos catalanes”. A pesar de las dificultades, Jordi Bort concluye: “Yo creo en Rusia”.

Por su parte, la directora del Centro de Promoción de Negocios que la Generalitat de Cataluña tiene en Moscú, Elena Palaguina, advierte que en Rusia no existe la costumbre de beber vino como en España. Los vinos que se han consumido tradicionalmente son los georgianos, que son dulces y se toman como postre, aunque “la cultura del vino va entrando poco a poco”. Habrá que ver si es una oportunidad que los viticultores catalanes pueden y saben aprovechar.

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