El presidente ruso, Dmitri Medvédev, confirmó ayer que las pruebas con el Bulavá, misil capaz de superar cualquier escudo antimisiles, habían concluido, aunque no puso plazos para su entrada en servicio en la Armada.
Los ensayos con este misil de emplazamiento marino, que comenzaron en 2004, sufrieron varios reveses en los últimos años que costaron la dimisión de varios responsables del proyecto y estuvieron a punto de echar por tierra el programa, en el que el Ministerio se gastó gran parte de su presupuesto.
De dieciocho pruebas, once fueron consideradas exitosas, cuatro de ellas el último año, todas realizadas desde el submarino nuclear de última generación "Yuri Dolgoruki", que también está listo para su operación en la Armada.
El misil R30 3M30 Bulavá-30 (SS-NX-30, según la clasificación de la OTAN), proyecto lanzado en 1988, tiene un alcance de 8.000 kilómetros y está destinado a los submarinos nucleares rusos de última generación.
Rusia confía en que los Bulavá y los Tópol, el misil intercontinental con emplazamiento terrestre, le permitan mantener la paridad nuclear con EEUU por lo menos durante el próximo medio siglo.
En el marco del proyecto 955, código Borey, Rusia planea construir ocho submarinos exclusivamente para transportar los Bulavá.
Los militares rusos sostienen que esos misiles son capaces de burlar todos los sistemas de defensa hasta ahora conocidos, incluido el escudo antimisiles norteamericano.
Fabricados por el Instituto de Tecnología Térmica de Moscú, los Bulavá pueden portar hasta diez ojivas nucleares de guiado autónomo.EFE
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