Ópera transoceánica

Foto de Vadim Zhernov/RIA Novosti

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La unión creativa entre una cantante rusa y uno uruguayo no resulta exótico: tanto los rusos como los latinoamericanos son muy demandados en el mundo de la ópera. Sin embargo, el dueto de Anna Netrebko y Erwin Schrott se formó por pura casualidad. Netrebko ha logrado unir las exigencias de la vieja escuela operística y las del teatro contemporáneo. Los aficionados al tradicional “bell canto” admiran su hermosa voz y la juventud valora su talento como actriz, su movilidad y belleza. Debutó siendo muy joven en el Teatro Mariinski de San Petersburgo en el rol de Susana en la ópera “Las Bodas de Fígaro” de Mozart; obra en la que ahora representa a Doña Anna para La Scala. La cantante atrajo la atención por la elegancia del estilo mozartiano, una obediente voz y su manera de actuar. Los melómanos peterburgueses admiraron, además de su “cristalina” voz, su naturalidad, rara cualidad en nuestros escenarios.

Fue a principios de 1990, cuando Valeri Gergiev, el conocido director de orquesta y director artístico del teatro Mariinski, anunció su enorme potencial. Netrebko resultó estar en el lugar adecuado en el momento preciso. Ni tan siquiera esperó a recibir el diploma del Conservatorio de San Petersburgo. Las lecciones de la famosa profesora Tamara Novichenko completaron las enseñanzas recibidas durante el trabajo con descollantes directores y colegas cantantes.

Dos años después de la audición con Gergiev, Netrebko debutó en los Estados Unidos, en la Ópera de San Francisco, donde cantó brillantemente la parte de Liudmila en “Ruslán y Liudmila” de Glinka. En 2002 actuó por primera vez en La Scala, en Covent Garden y en la Ópera de Washington, y posteriormente interpretó a Natasha Rostova en la ópera “Guerra y la paz” de Serguéi Prokófiev en el Metropolitan. Ese mismo año se concretó su debut en el festival de Salzburgo en el rol de Doña Anna del “Don Juan” de Mozart. La actuación de Netrebko fue sensacional: los críticos musicales la bautizaron como “el milagro de Salzburgo”. Desde entonces, la cantante conquista un escenario tras otro.

Erwin Schrott es un año más joven que Anna y también comenzó a cantar desde muy temprano. A los 22 años debutó en un escenario profesional y poco a poco comenzó a aparecer en la arena internacional. Su auge quedó asegurado en 1998 por la victoria en el prestigioso concurso “Operalia”, organizado por Plácido Domingo. El concurso es conocido porque proporciona una importante ayuda a los jóvenes talentos descubiertos a desarrollar  su carrera; establecen contactos con buenos representantes y realizan los contratos necesarios. A los pocos meses del triunfo, Schrott debutó en uno de los escenarios más prestigiosos de Europa: el vienés Staatsoper, donde cantó la parte del bajo de Banko en “Macbeth” de Verdi, y después el Leporello en “Don Juan” y Fígaro en “Las bodas de Fígaro”, de Mozart. Su bajo-barítono conquista no sólo por su cuerpo sino por su movilidad y por sus dotes de actor de madura fidelidad. Al año siguiente, el carismático uruguayo conquistó dos importantes ciudadelas operísticas: La Scala de Milán y el Metropolitan de Nueva York. Además lo hizo en roles tan diferentes como el Don Juan mozartiano, el Faraón en “Moisés y el Faraón”, de Rossini y Colline en “La Boheme” de Puccini. Tras estas actuaciones Schrott se posicionó sólidamente en el Olimpo operístico.

Netrebko y Schrott cantaron varios años en los mismos teatros (no son muchos los escenarios operísticos estelares) e incluso coincidieron en  los repertorios. Aunque, curiosamente, durante largo tiempo las líneas de sus carreras no se cruzaron: Anna en el tiempo libre que le quedaba de sus espectáculos en Salzburgo, Nueva York, San Petersburgo y San Francisco brillaba en conciertos con el tenor mexicano Rolando Villazón y su dueto parecía creado en las alturas. Mientras tanto, Erwin retornaba con su familia en Uruguay. Un encuentro casual en las puertas del Covent Garden londinense cambió la trayectoria de sus vidas, hasta entonces paralelas.

Aparecieron juntos en un escenario, por primera vez en 2003. Una de las actuaciones conjuntas más brillantes fue el “Don Juan” que interpretaron en Londres en 2007: Schrott en el papel del principal protagonista, Netrebko en el de Doña Anna. En 2011 en el teatro Mariinski se llevó a cabo la premiere de la ópera “Elixir de amor” de Donizetti, especialmente para esta pareja. Por desgracia, no son muchos los duetos para soprano y bajo barítono en el repertorio mundial, sin embargo, por las óperas en las que han actuado juntos, Netrebko y Schrott se han convertido en uno de los duetos más prestigiosos y amados por el mundo.

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