Mezcla de esperanza y protesta y decepción tras la multitudinaria protesta. Foto de http://www.ridus.ru/news/14307/
Alexánder Pushkin, el poeta más admirado de Rusia, en la descripción de la revuelta Pugachev incluida en su obra “La hija del capitán”, señala que “cuando los rusos se rebelan son tan temerarios como despiadados”. Afortunadamente, este comportamiento ha estado ausente de la manifestación organizada por los partidos de oposición en la plaza Bolótnaya. A pesar de la comprensible ansiedad de muchos moscovitas, la protesta se ha desarrollado sin incidentes reseñables.
Según “Solidaridad”, grupo de oposición que ha organizado la manifestación, las reivindicaciones de los participantes constan de cinco puntos: los resultados de las elecciones parlamentarias del domingo tienen que ser cancelados y hay que realizar unas nuevas; los detenidos durante las manifestaciones anteriores, sobre todo las que tuvieron lugar el día 5 de diciembre, deberían ser puestos en libertad; Vladímir Chúrov, presidente de la Comisión Electoral Central, encargado de supervisar la legalidad de los comicios, debe ser cesado y, finalmente, debe realizarse una investigación acerca de las irregularidades cometidas.
Muchos rusos consideran ilegítimo el resultado de las elecciones, que han sido criticadas internacionalmente. Además, el arresto de alrededor de 500 personas en las protestas del 5 de diciembre ha enfadado a muchos. De modo que, cuando los partidos de la oposición, con Solidaridad al frente, decidieron realizar una segunda marcha para el día 10, pronto contaron con el apoyo de miles de moscovitas. Los organizadores crearon dos grupos con el título “Por unas elecciones justas” en las redes sociales Facebook y Vkontakte. El viernes, 30.000 personas en Facebook y 18.000 en Vkontake habían confirmado su asistencia.
Es difícil calcular el número de personas que han asistido a la manifestación. Sumar las dos cifras anteriores puede llevarnos a conclusiones erróneas, ya que muchos rusos utilizan las dos redes sociales. Los organizadores afirman que había 80.000 manifestantes, mientras que las fuerzas de seguridad se quedan en 25.000. Seguramente, la cifra real se encuentre en algún lugar entre los dos.
Independientemente de las cifras, una cosa está clara: la manifestación de hoy ha sido una de las mayores protestas políticas en Rusia en los últimos años, según Interfax. Es más, no se ha limitado a Moscú, sino que ha habido protestas en más de 80 ciudades rusas, incluyendo una marcha de 10.000 personas en San Petersburgo.
Han participado numerosos grupos políticos, desde partidos políticos legales con presencia parlamentaria, como el Partido Comunista, hasta partidos sin registrar y de diferentes tendencias. Cada grupo ha tenido la oportunidad de interpretar los resultados electorales, así como de explicar sus ideas para futuras acciones.
Todos los grupos mostraban unidad a la hora de pedir la anulación de las recientes elecciones, aunque tal disparidad resultaba inevitablemente en un amplio abanico de reivindicaciones, en ocasiones contradictorias. Mientras que para algunos era esencial organizar unos segundos comicios, otros afirmaban que se conformarían con un nuevo recuento. También variaban las opiniones acerca de cómo realizar este segundo cómputo de votos: unos veían la solución en invitar a más observadores internacionales; otros, en cambio, eran de la opinión de que la moderna tecnología de lectura digital instalada en los colegios electorales sería la mejor manera de prevenir irregularidades.
También había una gran diversidad en el contenido de los eslóganes. Las pancartas más comunes eran, en consonancia con la convocatoria, la demanda de elecciones libres. Sin embargo, había dos cánticos que se coreaban con más entusiasmo que el resto: “Partido de bandidos y ladrones” (en referencia a Rusia Unida, partido actualmente en el poder) y “Rusia sin Putin”. Quizá estos lemas tenían más éxito que los otros porque eran menos abstractos que la petición de elecciones libres. Independientemente de la razón, seguro que no son demasiado agradables para el actual régimen, que en estos momentos está luchando por obtener legitimidad tanto interna como externamente.
Los manifestantes no han tenido que esperar mucho para recibir un gran revés a sus expectativas. La Comisión Electoral Central ha esperado astutamente hasta una hora y media después del final de la manifestación para anunciar que no tiene intenciones de revisar los resultados electorales. Desafortunadamente, el que las esperanzas de la oposición se hayan visto frustradas de ese modo conlleva el riesgo de que, en sucesivas protestas, los manifestantes no muestren la misma contención de hoy. Por ahora, la manifestación ha tocado a su fin, pero la advertencia de Pushkin todavía planea amenazante sobre Moscú.
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