Foto de AP
Los acontecimientos ocurridos entre grupos de oposición y activistas pro-Kremlin tras las elecciones a la Duma demuestran que la política rusa se está convirtiendo en algo más interesante e impredecible.
El día después de la elecciones, hubo enfrentamientos entre la policía y miembros de la oposición en la plaza Triunfálnaya de Moscú y cerca de la estación de metro de Chistie Prudi. Entre 300 y 500 personas fueron detenidas, incluido el blogger Alexéi Navalni.
A pesar de los arrestos, estos sucesos han animado a la oposición que ha anunciado otra concentración para mañana sábado.
¿Cómo considerar estos acontecimientos? ¿Qué conclusiones deberían sacar las autoridades del descontento ocurrido tras las elecciones? ¿Están inquietos los mandatarios ante esta situación?
Los expertos políticos rusos estaban divididos en sus evaluaciones y predicciones. Mientras unos aseguran que las recientes manifestaciones no van a conllevar importantes cambios en el panorama político de Rusia, los analistas liberales creen que las acciones del Kremlin pueden provocar que aumente el malestar público.
Yevgueny Minchenko, director de International Institute of Political Expertise, cree que este escenario era predecible. “Las protestas estaban preparadas antes de las elecciones”, dijo por teléfono.
Minchenko recordó que los electores rusos han advertido las irregularidades cometidas en las votaciones, lo cual convierte a los polémicos resultados electorales en Moscú en una buena causa para manifestarse. “El clima de oposición que hay en Rusia ha jugado un importante papel en las protestas”, declaró. “Lo que quiero decir es que ahora no es popular apoyar al partido gobernante”.
Michenko considera que las protestas son alarmantes, pero no cree que desemboquen en un estado de emergencia. “No puedo decir que el Kremlin tema el descontento actual. Las autoridades simplemente están tomando medidas preventivas para enfrentarse al problema”.
Asimismo, Guergui Chizhov, vicepresidente del Centro para Tecnologías Políticas, es de la misma opinión. “Esta ola de protestas es bastante lógica, pero no tendrá las mismas dimensiones que en Ucrania en el 2004 porque la situación es diferente”, declaró.
Chizhov se muestra indeciso a la hora de pronunciarse acerca de la inquietud que puede tener el gobierno. “Por un lado, es bastante improbable que las manifestaciones puedan debilitar al régimen. Pero por otro, las autoridades están algo preocupadas ante la posibilidad de que el malestar pueda desembocar en algo mayor”.
En cambio, Yuri Korgunyuk, del think tank Indem, con sede en Moscú, mantiene que el Kremlin está profundamente alarmado por lo ocurrido, ya que todo parece indicar que las falsificaciones han sido “a gran escala”.
“Cuando solamente el 30% ha votado a Rusia Unida, pero los resultados muestran que ha sido el 49%, surgen las sospechas”, señaló Korgonyuk. “Al fin y al cabo, las autoridades están acostumbradas a manipular, pero antes o después esto debe de acabar. Y mientras más duras sean las medidas para paliar el descontento, las peores serán las consecuencias para el Kremlin y más bajas las de aprobación de Putin y Medvédev”.
Queda por ver qué experto está en lo cierto.
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