Foto de Itar Tass
"Esta integración de sistemas permitirá interceptar todo tipo de objetivos que vayan a cualquier velocidad, incluida la supersónica, tanto en el aire como en el espacio", subrayó Serdiukov.
Entre los objetivos que se mueven a una velocidad supersónica, Serdiukov mencionó el planeador hipersónico AHW (Advanced Hypersonic Weapon), que EE UU probó con éxito a mediados de noviembre (las dos pruebas anteriores habían fracasado). El Departamento de Defensa estadounidense declaró que los resultados del programa AHW se iban a utilizar para crear un sistema llamado Ataque Global Convencional Inmediato (Conventional Prompt Global Strike, CPGS), en el marco del cual estaba previsto diseñar armas no nucleares, capaces de alcanzar cualquier parte del planeta pocas horas después de haber recibido la orden correspondiente.
Las prisas que ha demostrado Rusia en crear las tropas DAE y el intento del ministro por asegurar la disponibilidad de unas tropas inexistentes para luchar contra las futuras creaciones militares estadounidenses, que por el momento tampoco están en funcionamiento, son testimonio de cierto nerviosismo que envuelve a los círculos militares rusos, que intentan conservar una apariencia de paridad con EEUU. Entonces, surge la pregunta de qué es lo que hay detrás de las palabras del ministro y de si las nuevas unidades, creadas en las complicadas circunstancias actuales, responden a amenazas reales.
Hoy en día, la defensa antiaérea no se encuentra en su mejor estado, así lo confirman los propios generales que responden o respondían ante la seguridad del espacio aéreo ruso. En 2008, el comandante de las fuerzas aéreas Alexánder Zelin, como buen general, se sinceró a la hora de calificar el estado de la defensa antiaérea rusa. A mediados de mayo, Anatoli Kornukov, antecesor de Zelin, no quiso ocultar a los periodistas que la defensa antiaérea rusa no se podía enorgullecer por sus capacidades. “Tenemos una capacidad limitada para parar un ataque con nuestros aviones de caza y misiles. Respecto a los misiles operativos dirigidos contra el territorio ruso, dudo que podamos enfrentarnos a ellos”.
Al mismo tiempo, los programas actuales de defensa de los países más desarrollados del mundo son programas espaciales. Desde hace tiempo, decenas de satélites militares orbitan alrededor de la Tierra. Además, están a punto de aparecer en el espacio armas capaces de alcanzar objetivos terrestres. También cabe mecionar el despliegue inminente en el espacio de las armas antimisiles de EE UU.
En este sentido, la creación de un sistema de defensa integral aeroespacial no aparece como una tarea para el día de mañana, sino para hoy mismo. Sin embargo, según los planes de la política militar rusa, no finalizará hasta el el 2020.
Ya en el año 2006, Vladímir Putin se planteó la posibilidad de crear una DAE eficaz, según un programa especial, que finalizaría en 2016.
Sin embargo, los últimos cinco años se emplearon en superar las discrepancias entre distintos organismos, es decir, en decidir quién ostentaría el mando de la nueva unidad. Hasta ahora todos los temas relacionados con la defensa antiaérea estaban dentro de la competencia del ejército de aire. Este último tenía intenciones de controlar completamente la futura DAE. Lo que ocurre es que la parte más importante e inalienable de este sistema es la defensa espacial y antimisiles (DEAM) y es la que muestra más dificultades para ser ubicada dentro de las fuerzas armadas rusas.
En este sentido, no hay garantías de que la anteriormente mencionada declaración del ministro Serdiukov respecto a la creación de la unidad DAE, llegue a poner fin a la lucha por el mando único sobre “el aire y el espacio”.
Actualmente, el único complejo ruso con ciertas capacidades, aunque limitadas, de alcanzar objetivos balísticos es el S-400, que se acaba de incorporar al ejército y del que se disponen tan sólo de unas cuantas divisiones. Ígor Ashurbeili, copresidente del consejo extraministerial de expertos para la DAE , realizó unas declaraciones acerca de las perspectivas de modernización del S-400 y la creación de nuevos complejos en una entrevista para RIA Novosti: “… Además de la modernización del sistema А-35 (se trata del complejo А-13, que representa una versión modernizada del А-35, un sistema elaborado en los años 60), se planteó el objetivo de crear el sistema S-500 (una variante perfeccionada del sistema S-400 mencionado más arriba) como sistema móvil de defensa antimisiles, que pueda ser utilizado no sólo para defender Moscú, sino también cualquier otra zona amenazada. Cuando esté creado el sistema S-500, estará esuelta la tarea de construir un sistema de defensa antimisiles móvil o al menos transportable. Este sistema tendrá que estar operativo para 2015. Actualmente ha sido finalizado el anteproyecto y ya se está llevando a cabo el proyecto técnico”.
De modo que a pesar de las esperanzadoras perspectivas, Rusia no dispone de sistemas de defensa antimisiles preparados para el combate. El sistema de defensa antiaérea de Moscú que menciona Ashurbeili, el A-135 instalado en 1995, se ha quedado obsoleto, y necesita modernizar sus complejos de misiles y las estaciones de radares que garantizan su funcionamiento. El А-135 necesita nuevos misiles interceptores funcionales fuera de la atmósfera, ya que los misiles 51Т6 creados para tal fin fueron destruidos en 2002, mientras que los actuales misiles 53Т6 sólo pueden interceptar objetivos dentro de la atmósfera. Además, resulta urgente establecer la producción de sistemas informáticos propios y superordenadores de última generación, sin los cuales un sistema contemporáneo de defensa antiaéreo no es capaz de funcionar. Según varios expertos militares, los intentos de resolver los problemas existentes a través de la creación de sistemas móviles parecen tener futuro, sin embargo estos sistemas sólo están empezando a utilizarse en el ejército y en cantidades muy reducidas. Aún así, las soluciones técnicas que se aplican necesitan ser perfeccionadas.
Teniendo en cuenta lo expuesto hasta ahora, podemos constatar que la creación de una unidad DAE por separado, no es más que el principio del difícil camino que le espera a la creación de un sistema eficaz de defensa aérea y espacial en Rusia.
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