La selección rusa celebra durante el título de Copa del Mundo durante la entrega de medallas. (fivb.org)
Conviene quizá aclarar para el aficionado menos familiarizado con el voleibol que la Copa del Mundo es un evento diferente al Mundial (formato con el que estamos más familiarizados pues rige en deportes como el fútbol o el baloncesto). Creada hace más de 4 décadas, la Copa del Mundo se disputa cada 4 años, en el otoño previo a cada edición de los Juegos Olímpicos y para los que otorga plaza directa a los 3 primeros clasificados. Se juega siempre en Japón y durante dos semanas enfrenta a las 12 mejores selecciones del mundo. Todos los equipos juegan entre ellos, un total por tanto de 11 encuentros. Rusia se llevó esta edición tras ganar 10 de esos 11 partidos, cediendo sólo ante Brasil, tercera clasificada final y campeona en las dos ediciones previas. Además, las estadísticas de Rusia hablan de un triunfo holgado, cediendo sólo 8 sets en todo el campeonato. Dos de ellos en el último partido, en poco menos que una final oficiosa, el pasado domingo ante la sorprendente Polonia, que terminó segunda con 8 victorias y estará también en Londres.
El título sirvió de regalo para el seleccionador ruso, Vladimir Alekno, que cumplía 45 años el domingo, día de la ‘final’: “soy el hombre más feliz de la Tierra. Quiero agradecer a los jugadores este regalo”, declaró exultante tras el partido. Además de seleccionador, Alekno (en primer plano a la derecha en la imagen superior) es entrenador del Zenit Kazan, campeón de las dos últimas ediciones de la potente liga nacional. Toda una institución en el voleibol ruso, pues.
Maxim Mijailov recibe el galardón de Jugador más valioso de la Copa del Mundo (fivb.org)
Un nombre ha destacado por encima del resto en la selección en este campeonato, Maxim Mijailov (2.03m y 105 kgs.), elegido Jugador más valioso (MVP). Su concurso ha sido clave a lo largo del torneo, con un total de 156 puntos (3º máximo anotador global), incluyendo una espectacular actuación con 28 frente a Cuba. Otra de las atracciones del combinado ruso es sin duda el gigantesco rematador Dimitri Muserski (23 años de edad) y sus 2,18 metros de estatura, que combina con una agilidad y capacidad de salto sobresalientes. Todo un factor diferencial en un deporte en el que la altura es clave para poder jugar por encima de la red, y así bloquear y rematar con mayor facilidad. Muserski fue elegido mejor jugador del decisivo último partido contra Polonia, en el que llegó a los 12 tantos.
Sin embargo, y pese a figuras estelares como Mijailov y Muserski, la clave del éxito del combinado ruso reside fundamentalmente en el colectivo. “Somos fuertes como equipo. Poseemos un banquillo extenso, con compañeros preparados que pueden sustituir a los actores principales sin bajar el listón. No competimos por nosotros mismos, sino por los demás. Así hemos conseguido este resultado”, declaró el propio Mijailov después del torneo para Sovietski Sport.
Rusia cierra un año redondo de voleibol masculino, pues la selección también ganó en julio la Liga Mundial (máxima competición anual por selecciones), con Mijailov, quién sino, nombrado de nuevo Jugador más valioso. Así, con la victoria en la Copa del mundo, además de ahorrarse una farragosa repesca, la selección rusa se confirma como principal favorita al oro en los Juegos Olímpicos del próximo verano. “Si no aflojamos, como hicimos en el Campeonato de Europa, vamos a luchar por el oro en Londres”, pronostica el propio Mijailov. En las dos últimas citas olímpicas la selección rusa se colgó el bronce en categoría masculina.
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