El que habla con Rusia Hoy es Daniel Bonavena, lejano pariente de quien fuera ídolo argentino de boxeo, Oscar “Ringo” Bonavena, un peso pesado que derribó a Mohammad Alí en una memorable pelea. Daniel empleó 30 de sus 45 años en aprender y enseñar diversas artes marciales en la Argentina. Con Rusia lo liga, además del “russski rukopashni boi”, su mujer moscovita y su hijita Sasha. “Tiene doble nacionalidad –aclara- es argentina y es rusa”.
Me imagino que no te costó demasiado “descubrir” el método ruso.
Mirá, a “Systema” lo descubrí navegando por internet. Investigando, como es mi costumbre, las particularidades y las diversas técnicas de las artes marciales. Así me informé sobre este arte marcial ruso. Me ayudó mi mujer en las primeras comunicaciones con las autoridades de “Systema” y en especial con su dirigente principal, Mijaíl Riabkó, coronel retirado del ejército ruso y entrenador de los “spetsnaz”, es decir de las fuerzas especiales de seguridad. La verdad es que no esperaba una respuesta rápida pero a la semana tenía la contestación. Yo quería saber si en la Argentina o en América Latina había alguna escuela de “Systema” pero él me aconsejó que viajara a Moscú y me entrenara directamente n su Academia.
¿Cómo te recibió la gente en Moscú?
Me sorprendió mucho la amabilidad de todos. En todos lados me aceptaron muy bien. Te diría que casi se enamoraron de mí. Amigos, familiares, vecinos. Ahí mismo, en la Academia también me aceptaron con cordialidad.
¿Es un instituto grande?
Sí. Como no sabía el idioma, mucho no alcancé a conocer. Pero era como un cuartel y adentro estaba la Academia.
¿Está dentro de un organismo de seguridad?
Sí. Era policía, la “militsia”, como se decía entonces. Ahí también entrenaban los “Omón” (tropas policiales antidisturbios rusas). También entrenaban comandos especiales. Bueno, había una gran diversidad de gente. Entrenábamos todos juntos. Mujeres, niños, gentes con alguna dificultad en sus capacidades… En las clases había instructores de otros países: norteamericanos, suizos, italianos, alemanes. Mucha gente. Era un ambiente relajado e informal pero de cortesía y respeto totales.
¿Cuánto tiempo entrenaste?
Tres meses.
¿Es lo que dura el curso?
No, no es un curso. Mirá, es raro que le den el título de instructor o una representación a alguien. Pero cuando Riabkó vio cómo entrenaba y leyó mi currículum, me dio la representación. Tengo la documentación y un contrato con ellos como único representante oficial de “Systema” para la Argentina. Eso me permitió abrir mi gimnasio en la Avenida Santa Fe 3021. Es el gimnasio “Alfa”.
Bueno, ¿y cuáles son las ventajas que “Systema” tiene con respecto a otras artes marciales?
Los antiguos eslavos muchas veces recurrían al “rukopashni boi” para enfrentarse con los numerosos enemigos que invadían sus territorios. Este modo de lucha se extendió prácticamente a todo el imperio, entre las capas populares. Después de la revolución de 1917 se lo reservó sólo para las fuerzas armadas y de seguridad, aunque en el pueblo se difundió un derivado suyo, el sambo. El combate cercano fue estudiado y refinado por científicos en la época soviética. Era ideal para las misiones de reconocimiento.
¿Entonces estamos hablando sólo de técnicas de combate?
Por supuesto, no es sólo el combate. Con el tiempo se refuerza el efecto terapéutico y psicológico. La gente, cuando ve “Systema” a veces sólo advierte la eficiencia con que se neutraliza al atacante. Pero lo cierto es que se respira de una forma especial porque se trabaja totalmente relajado en todo momento. Y en el aspecto psicológico, son ejercicios y juegos para desarrollar atributos como la dominación y superación del miedo y del stress.
¿Algo en especial en alguna clase? ¿Alguna anécdota que rescates?
Un día una clase fue algo insólito. Muy intensa, diría yo. La daba el hijo de Mijaíl, Daniil. Yo no sabía que era una clase especial. Resulta que en esa clase participaban instructores. Era muy cruenta, casi de tortura. Con palos, rebenques… La idea era resistir el dolor, recibir los impactos, respirar de una manera especial, relajarse, poner la mente en otro lado y… aguantar. Se estaban cebando especialmente con una persona. Castigándolo con dureza. En el vestuario le pregunté a Daniil por qué tanta rudeza. Me contestó que ese muchacho era un actor de Hollywood protagonista de una película de acción que se estaba filmando. En los Estados Unidos ahora comenzó el furor por “Systema”. Lo peor es que el actor no estaba actuando. Estaba entrenando en serio y el castigo lo recibía en serio. Yo creía que se trataba de un documental porque ahí hacen muchos documentales. Resultó que era una película de acción.
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