Foto: Reuters/ Vostock
Los mayores mercados emergentes tienen gran interés en prevenir un desastre financiero en Europa, que inevitablemente se extendería también a otras regiones. Cabe recordar que la Unión Europea es un socio comercial clave para los BRICS. Por ejemplo, el intercambio comercial entre China y la UE asciende a 35.600 millones de euros, 800 millones de euros más que el volumen de negocios entre la UE y EE UU.
Para Rusia, la zona euro supone más del 50% del comercio exterior y un 45% de sus reservas de divisas.
En
la cumbre de Francia los BRICS acordaron fijar una posición conjunta
con respecto a los problemas de la zona euro. “El hecho de que surja una
postura común entre los BRICS significa elevar su rango al de
protagonistas en la escena mundial”, opina el asesor del Instituto ruso
de Desarrollo Contemporáneo, Nikita Máslennikov. Según Máslennikov, la
decisión de adoptar una posición conjunta indica el “inicio del proceso
de posicionamiento de los BRICS como actores de la geopolítica”.
Los
emergentes discuten desde septiembre las opciones y parece que el FMI
cobra fuerza como instrumento para canalizar esa ayuda.
El
Ministerio de Asuntos Exteriores ruso confirmó a principios de mes que
las grandes economías emergentes del mundo están dispuestas a
proporcionar ayuda financiera a la zona euro a través del Fondo
Monetario Internacional, pero a cambio quieren compromisos para reformar
el FMI en busca de una mayor representación. Aquí está la clave de las
negociaciones.
“Existe tal posibilidad (la ayuda de los países
BRICS)”, declaró el ministro ruso , Serguéi Lavrov. “Nuestros países
están dispuestos a participar en los esfuerzos conjuntos, incluyendo
proporcionar créditos de acuerdo con las normas y los canales existentes
en el FMI”, abundó.
La declaración del ministro ruso de Relaciones Exteriores también vino a
confirmar la falta de voluntad de Moscú de prestar dinero de manera
directa al Fondo Europeo de Estabilidad Financiera, así lo consideran
los expertos.
El 50% del comercio ruso es con países de la Unión Europea y el 45% de las divisas del país son en euros |
La presidenta de Brasil, Dilma Roussef, se manifestó en la misma dirección durante la cumbre del G-20.
El presidente ruso, Dmitri Medvédev, confirmó la posibilidad de destinar
20.000 millones de euros para ayudar a Europa, una cifra que se maneja
hace tiempo.
Pekín ha adquirido títulos de deuda italiana por valor
de 100.000 millones de euros, mientras que el jefe ejecutivo de los
Fondos Europeos de Estabilidad Financiera, Klaus Regling, mantuvo
negociaciones en la capital de la República Popular China sobre la
asignación de una suma adicional de 100.000 millones de euros para las
necesidades del fondo.
Incluso la directora gerente del FMI,
Christine Lagarde, en un reciente viaje a Moscú, dio a entender que no
veía razón alguna para que Rusia no apoyara la zona euro a través de
ayuda directa.
“Creo que el apoyo por parte de los BRICS a la zona euro es del todo
factible”, considera el director de operaciones financieras de la
compañía Partner, Andréi Mordávchenkov. Se puede formalizar, bien a
través del mecanismo del FMI, es decir, en forma de préstamos o algo
semejante, o bien mediante la compra de eurobonos”, argumentó este
experto.
Otros analistas, sin embargo, no ven tan claro el apoyo de los países
emergentes a los países europeos en apuros. “Creo que los emergentes no
participarán en el rescate de la zona euro, porque, aparte de China, los
demás países no han manifestado una voluntad clara de adquirir deuda
europea”, opina Denis Barabánov, director financiero del departamento de
análisis de la compañía de inversiones Grandis Capital. “Esos 10.000
millones de dólares con los que Rusia declaró estar dispuesta a ayudar
es solo una gota de agua en el mar”, dice Barabánov.
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