Legión Media
La falta de entendimiento entre Rusia y Estados Unidos respecto al escudo antimisiles parece un enredo sin un final a corto plazo.
Después de
que Estados Unidos abandonara el Tratado de Defensa Antimisiles de 1972,
y el presidente George Bush forzara el despliegue de este sistema en
Europa, Estados Unidos y Rusia no han resuelto sus diferencias, sino
todo lo contrario, ambos se han metido en un callejón sin salida.
Cronología
La decisión de desplegar el sistema de defensa antimisiles en su actual
versión se tomó en la cumbre de la OTAN hace un año en Lisboa. La
Administración de Bush tenía la intención de situar baterías antimisiles
en Polonia, y un radar para el sistema de defensa en la República
Checa.
Moscú consideró que se trataba de un agravio directo a su
potencial estratégico y amenazó con la posibilidad de responder con las
medidas que considerase adecuadas. Según la Agencia de Defensa
Antimisiles del Pentágono, Estados Unidos está construyendo el sistema
de defensa antimisiles en cuatro fases. Hasta finales de 2011 se preveía
situar en el Mediterráneo barcos dotados de baterías antimisiles, algo
que se ha decidido ubicar en la base gaditana de Rota. Además, se
instalaría una estación de radiolocalización en el sur de Europa. En la
segunda fase, hasta 2015, el Pentágono enviará a Rumanía baterías
móviles antimisiles SM-3. Washington y Bucarest firmaron el acuerdo el
pasado 13 de septiembre.
En la tercera fase, hasta 2018, EEUU tiene
intención de desplegar las mismas baterías de tierra en Polonia, y para
2020, sustituirá estos antimisiles por otros más modernos, capaces de
proteger todo el territorio de los países miembros de la OTAN, no solo
frente a los misiles balísticos de medio y largo alcance, sino también
frente a los intercontinentales.
Este programa ha provocado una
reacción muy dura por parte de Rusia, ya a finales de octubre, Moscú
declaró que estaba prepararando una respuesta militar. El Gobierno tiene
previsto instalar sistemas de misiles táctico-operativos de nueva
generación en la ciudad de Luga, en la región de Leningrado.
Cuando
el nuevo embajador de EEUU en Rusia, Michael McFoul, se negó a dar
garantías jurídicas de que el escudo europeo no sería dirigido contra
Rusia, Moscú anunció el despliegue de la primera brigada armada
exclusivamente con los sistemas más avanzados de misiles Iskander,
capaces de transportar carga nuclear.
Los estadounidenses subrayaron
que estaban dispuestos a presentar las garantías correspondientes,
incluso por escrito, pero estas no tendrían validez jurídica. En cambio,
Estados Unidos propuso a Rusia participar en las pruebas de vuelo de
los escudos antimisiles fabricados para ser instalados en el territorio
europeo. Rusia propuso una alternativa de cooperación mediante la
creación de un escudo común para protegerse de los asteroides. Ahora le
toca a la OTAN mover ficha en este complicado juego.
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