Nuevas canciones de protesta

 El rockero Yuri Shevchu en una manifestación multitudinaria en la plaza Pushkinskaya de Moscú, el día 22 de agosto de 2010.

El rockero Yuri Shevchu en una manifestación multitudinaria en la plaza Pushkinskaya de Moscú, el día 22 de agosto de 2010.

En los años 80, durante la perestroika, surgió una música en la que se criticaba con sutileza, sin embargo, actualmente, la denuncia es directa. Esta tendencia se da en diferentes géneros musicales, desde el rock al rap. Es difícil todavía medir la popularidad de esta música que se propaga por la red.

Tanto las estrellas del rock ruso como los jóvenes raperos hablan de la policía, de los “juegos” del poder, de los delirios nacionalistas o del “embrutecimiento” de las masas. Este pensamiento creativo se ha agudizado en el período preelectoral.Andréi Makarévich es un veterano del rock ruso que hace un año compuso una canción sobre el imaginario poblado de Joluiovo, cuyo nombre proviene de la palabra “joluir”, es decir “lacayo”, “lamebotas” con una connotación bastante negativa. En la canción, los habitantes del lugar esperan con ansiedad e impaciencia la llegada del primer ministro Vladímir Putin: “el pasto está pintado de verde y el cielo es de un azul impoluto”. Pero Putin nunca llega a Joluiovo. Así termina la canción, que fue un hit en “runet”, la red rusa, en octubre pasado, poco después del anuncio sobre la candidatura a la presidencia.”No me gusta demasiado lo que ocurre hoy en día. Ya nos han dicho quién será nuestro presidente. Eso es todo”, dijo Makarévich. Aunque afirma que la canción no es sobre Putin, sino sobre “las relaciones con la autoridad, omnipresentes en nuestro país”.


La anterior explosión de la música de protesta en Rusia tuvo lugar  a mediados de la década de los años 80, en el amanecer de la perestroika.  Aunque entonces (e incluso antes, en la época del  “estancamiento”) los músicos se expresaban de una manera mucho  más metafórica que ahora. Así fue el hit “Giro”, de 1979, del grupo “Máquina del Tiempo”, liderado por Makarévich. Su estrofa clave rezaba: “… y si hablamos francamente, a todos asustan con transformaciones…” En el pueblo se interpretaba de forma unívoca, aunque formalmente no era más que una observación dirigida a ciertos hipotéticos conservadores.
Otro maestro del rock ruso, Yuri Shevchuk,  cantaba en 1982 “¡No dispares!” a cierto héroe que había caído en “un punto caliente del planeta”. Y aunque casi todos tomaban la canción como una reacción a la campaña “afgana” soviética, su esencia se acomodaba  al antimilitarismo de la ideología oficial del régimen.

''El poblado Joluiovo'' de Andréi Makarévich, 2011

 
Por supuesto, en su tiempo también compusieron Vladímir Visotski y Alexánder Gálich, poetas que fácilmente y con sarcasmo incluían en sus canciones opiniones sobre la sociedad y el poder. Pero ellos hacían hincapié en los fenómenos en general, raramente señalaban nombres. “Cuántas veces callamos de diversas formas, nunca en contra, por supuesto, sino a favor…”, escribió Gálich.

"Giro'' de Andréi Makarévich, 1979. Video del concierto en la Plaza Roja, 1994


En cambio, en las canciones actuales se mencionan las personas y los hechos. El popular rapero Iván Alexéiev, tiene unas rimas dedicadas al trágico accidente que tuvo lugar en la Avenida de Lenin en Moscú, en la que se vio involucrado el vicepresidente de la gigante petrolera “Lukoil”, que comienzan así: “Permítame presentarme, me llamo Anatoli Barkov…” (vicepresidente de Lukoil). Y más adelante, en el monólogo se explica el credo de los actuales dueños de la vida en Rusia: “Soy un personaje de otro plano, un individuo de alto orden, no conozco problemas que no se resuelvan con un soborno…”


En un clima plagado de tabúes ideológicos, conceptos no declarados y  apatía social , han comenzado a aparecer de pronto canciones con espíritu acusador y emparentadas con algunas manifestaciones de la oposición . Por ahora su popularidad se mide por la cantidad de escuchas en la red.


Posiblemente se genere una nueva corriente musical, tras la cual surja una nueva época. En cualquier caso, se ha acumulado tanto, y tan buen, material satírico en los últimos tiempos  que ya va siendo hora de organizar un festival temático.


Mijaíl Margolis es columnista de la sección musical del diario “Izvestia”

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