Con bayonetas y misiles

Mi28. Foto de Itar Tass

Mi28. Foto de Itar Tass

Andréi Klepach, viceministro de Desarrollo Económico, reconoció que lo más probable es que este año y el próximo no se cumpan los pedidos estatales para defensa. Por desgracia, empieza a ser una costumbre. El pedido de 2010, por valor de 1.159 billones de rublos (unos 35.000 millones de dólares), sólo se cumplió en un 70%, y el año anterior no fue más que en un 50%.

¿Cómo se equiparán las Fuerzas Armadas de Rusia en el futuro cercano?

La industria rusa de defensa satisface sin demora algunos pedidos, como el de las bayonetas equipadas con cuchillos. En una reunión reciente del Estado Mayor, el Ministerio de Defensa decidió no descartar el uso de estas armas. El asunto quedó zanjado con la afirmación de uno de los participantes, quien aseguró que “la bayoneta era el último recurso del combatiente cuando se ha quedado sin munición”. Por esta razón, la nueva ametralladora que aún no tiene nombre y que se encuentra en proceso de desarrollo para reemplazar al famoso Kaláshnikov AK74, va a ser equipada con un cuchillo.

Por su parte, Viktor Korablin, experto en asuntos militares, sostiene que estas luchas con bayoneta son harto improbables en los combates modernos: “Es un acto suicida lanzar un ataque con bayonetas contra un enemigo armado hasta los dientes con armas automáticas. Son útiles en las tareas de guardia o en los desfiles militares, pero no en los combates”.

En cualquier caso, la industria de defensa tiene capacidad y recursos para fabricar armas más potentes. Según Alexander Sujorúkov, primer viceministro de Defensa, el grupo Vertolioty Rossii (Helicópteros de Rusia), el consorcio de sistemas de defensa antiaérea Almaz-Antey y el Instituto de Tecnología Térmica de Moscú (ITTM), tienen completas sus listas de pedidos. El ITTM ha firmado tres contratos para fabricar misiles estratégicos: dos Yars modernos y un Bulavá de lanzamiento marino.

El corazón del sistema Yar es el misil balístico estratégico de cabeza múltiple (llamado SS-X-29 por EE UU y la OTAN), capaz de penetrar en sistemas de defensa antimisiles, diseñado para reemplazar al Topol ICBM, de cabeza simple, y con posibilidad de lanzamiento tanto móvil como en silo. El Bulavá es un misil estratégico de combustible sólido y cabeza múltiple para submarinos R-30 (SS-NX-30). Sin embargo, de los 16 lanzamientos de prueba efectuados, sólo ocho pueden calificarse de éxito.

Rusia tiene que recurrir a  sistemas de defensa no nucleares para formar la base de las fuerzas armadas y  asegurar de la seguridad colectiva de una gran región.

Es ahí donde empiezan los problemas. El viceministro Sujorúkov anunció que los aviones de combate y entrenamiento Yak-130 estarán listos en 2012 y no en 2011, como estaba planeado. Asimismo, los 24 aviones de combate MIG-29K para el portaaviones Admiral Kuznetsov que iban a entregarse en 2014 no llegarán hasta 2015.

A finales de año, el sistema de defensa de Rusia no contará con los dos regimientos de misiles antiaéreos S-400prometidos por Alexander Zelin, comandante general de las Fuerzas Aéreas,  el pasado mes de agosto. En la actualidad hay dos regimientos de S-400 emplazados en Elektrostal y Dmitrov, cerca de Moscú, mientras que la dislocación del tercer y cuarto regimiento, según Sujorókov, se retrasará hasta 2012 porque los contratos se firmaron tarde.

Eso sin mencionar las pérdidas de la Agencia Espacial Rusa (Roskosmos) de los últimos meses, que ya le han supuesto a las arcas del Estado varios miles de millones de rublos.
 
El incumplimiento de los plazos de los contratos explica parcialmente la escasez de armas y equipos modernos de las Fuerzas Armadas rusas. Las autoridades militares del país reconocen que la industria es incapaz de suministrar al ejército productos de alta calidad que satisfagan las necesidades del combate moderno.
 
Alexander Póstnikov, comandante del ejército de tierra, señaló que las nuevas armas fabricadas en Rusia son de peor calidad que la artillería, los blindajes y las armas ligeras de los países de la OTAN e incluso que las de Pekín. El comandante criticó con dureza el nuevo tanque T-90, alegando que en lugar de gastar 118 millones de rublos en el T-90 habría sido más conveniente comprar tres tanques alemanes Leopard.
 
A últimos de marzo, el Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de Rusia reconoció que la ciencia militar rusa y el ejército sufrían un retraso de veinte años respecto a los países occidentales más avanzados.

Según el último programa de armamento estatal, que se extiende hasta el 2020, Moscú planea gastar unos 500.000 millones de euros, y una parte importante parece que irá destinada a los contratos extranjeros.

Todos los derechos reservados por Rossíiskaia Gazeta.

Esta página web utiliza cookies. Haz click aquí para más información.

Aceptar cookies