Las becas sin aprovechar

Foto de Kommersant

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En el amplio predio ferial de Palermo, más de 250 universidades, establecimientos terciarios e institutos de idiomas presentaron sus programas y sus ofertas educativas en la Expouniversidad. Miles de jóvenes recorrieron los stands recogiendo información y discutiendo sus posibilidades futuras de estudios.

Un sector importante de Expouniversidad 2011 fue el que ocuparon las universidades rusas. Por primera vez 40 universidades líderes de Rusia presentaron sus programas en la más importante muestra del sector en América Latina. Entre ellas, establecimientos tan famosos como la Universidad Tecnológica “Bauman”, la Universidad de Amistad de los Pueblos, el Instituto Moscovita de Aviación, la Universidad Químico-Tecnológica “Mendeléiev”, la Universidad de Petróleo y Gas de Tiumén o la Universidad Textil “Kosýguin”.

Viacheslav Voronin, director de Cooperación Internacional del Ministerio de Educación y Ciencia de Rusia, le puntualizó a Rusia Hoy que el objetivo de esta misión universitaria es “resolver el desarrollo de la exportación de programas educativos de los institutos de enseñanza superior de Rusia”.

El funcionario subrayó: “Estos 40 institutos superiores líderes tienen algo que ofrecer a la Argentina. El establecimiento de contactos directos entre las entidades de enseñanza superior de ambos países sin duda tiene importancia para los intereses de los estudiantes tanto argentinos como rusos”.

Voronin definió como principal la resolución del problema de reconocimiento de diplomas. “En primer lugar comprendemos que sin la firma de un acuerdo sobre el reconocimiento mutuo de los diplomas, es muy difícil resolver la cuestión del estudio de estudiantes argentinos en Rusia. Esperamos lograr la firma de un convenio en este sentido en el plazo más breve. Por supuesto, se trata de un reconocimiento automático”.

Voronin definió este proceso de reconocimiento como un “asunto bilateral” y llamó a “definir los programas conjuntos y el intercambio desde el punto de vista de la necesidad y las condiciones sociales, económicas y educativas. Porque no se puede tratar estos temas por separado. Debe existir un enfoque integral”.

Puso la implementación de estos programas en dependencia “de cómo se desarrollen estos primeros contactos”. Voronin expresó su convencimiento “del interés argentino en estos programas conjuntos” pero los condicionó a la resolución del “problema básico de los diplomas”. En este sentido, afirmó que “podemos presentar además de las universidades e institutos que están aquí en la exposición otros establecimientos educacionales en dependencia de los intereses que la parte argentina exprese”.

Voronin coincidió en destacar el proceso de restauración y desarrollo económico que viven ambos países.  Esto permite diseñar una política de preparación conjunta de especialistas para aquellos sectores que necesiten apuntalar su desarrollo tecnológico y científico. Subrayó la posibilidad de confeccionar programas de cooperación en este sentido.

“En cada caso –señaló- nosotros partimos de los enfoques que tiene en esta materia el país que envía a sus estudiantes. De acuerdo con ello nosotros enviamos los cursantes a aquellos institutos y universidades que se especializan en la dirección requerida. No lo decidimos nosotros, sino el país que envía sus estudiantes. Las cuotas se determinan por acuerdos interestatales y nosotros las ejecutamos a cuenta del presupuesto estatal. Durante todo el período de estudio pagamos un estipendio al estudiante. Si la persona ingresa en forma individual, por supuesto que tiene derecho a elegir la carrera que él quiera. No podemos nosotros inmiscuirnos en esto. Por eso hablamos sólo de aquellos que ingresan a cuenta de los medios de nuestro Estado”.


En medio de una vocinglera multitud de estudiantes secundarios que se volcaron en la edición de ExpoUniversidad de este año para saber de carreras y orientaciones, Evgueni  Schesniak, primer vicerrector de la Universidad de Rusia de la Amistad de los Pueblos, apunta a este hecho, hasta ahora muy poco conocido en las relaciones entre nuestros países.

“Para un país como la Argentina –comenta-, creo que sería muy conveniente que todos los años se eligieran 40 personas para aprovechar este cupo”.

El doctor Schesniak, un economista fervoroso defensor de la RUDN, aumenta la apuesta: “Si se presentan solicitantes, nosotros entregaremos nuestras becas, las becas de nuestra Universidad.  En directo nosotros podemos todos los años asignar 10 becas para la Argentina”.

La RUDN tiene cincuenta años. Nació como Universidad de la Amistad de los Pueblos “Patricio Lumumba” y en América Latina se la conoció como “la Lumumba”. En sus cincuenta años, muchos de sus egresados son reputados especialistas o personalidades políticas en cada uno de sus países o en los organismos regionales.

Evgueni Schesniak agrega que, “en general, hoy en la RUDN estudian quinientas personas de América Latina. De la Argentina son apenas tres. Muy poco. 

La Universidad de la Amistad de los Pueblos fue creada para fomentar  el desarrollo de pueblos que iniciaban en aquel entonces sus caminos independientes. Por su capacidad docente y su nivel de exigencia siempre fue considerada como un instituto con un elevado grado académico y alto nivel de preparación. El vicerrector de la actual RUDN  asegura que esta tradición continúa en el presente.

En las primeras épocas de la UDN, el gobierno soviético había dispuesto un sistema de becas para todos sus estudiantes. Esto permitió que miles de jóvenes de lo que entonces se conocía como “el tercer mundo” accedieran a nuevos niveles de conocimiento. 

“Hoy nos financiamos  a cuenta del Estado en un 32% y el resto se genera de la propia actividad de la Universidad –explica su vicerrector-. El Estado asigna anualmente un determinado número de becas. 

A lo largo de los años, decenas de egresados de institutos superiores soviéticos y rusos regresaron a la Argentina. Se encontraron con un problema casi insoluble: el desconocimiento de sus diplomas. Por diferentes motivos, las autoridades del área educativa se negaron a revalidar los títulos y muchos de ellos terminaron trabajando en otras actividades o cumpliendo “clandestinamente” con su profesión.

“ Nosotros consideramos que el desconocimiento de nuestros diplomas es el principal problema con la Argentina –coincide Schesniak-. Aquí no hay otros frenos ni políticos, ni financieros. La Argentina no es el país más pobre del mundo. Los precios que existen en Rusia son comparables con los que existen en mercado educativo internacional, incluso aquí mismo. Esto se refiere también a lo que hace a la vida cotidiana. El problema es el reconocimiento del diploma. 

 Los representantes de las universidades aquí presentes analizamos este asunto con las autoridades de nuestro Ministerio de Educación y Ciencias. Ellas nos aseguraron que se tomarán medidas para activar este proceso de reconocimiento. 

En realidad, es la propia situación política y económica de ambos países la que impone soluciones urgentes  en un terreno que los dos consideran prioritario: la modernización o la aplicación de los adelantos científicos y tecnológicos, según sea el enunciado de cada gobierno.

Por fin, advierte sobre otra circunstancia que ciertamente ha jugado y juega un papel negativo en el campo de las relaciones bilaterales: “viajan nuestros dirigentes, firman los correspondientes tratados de cooperación, se estrechan las manos y se palmean el hombro –dice Schesniak-. Todos dicen ¡qué excelentes dirigentes tenemos! Pero luego todos se marchan y se olvidan de lo firmado. Ahora hay que actuar de otra forma: todo está en internet. La información es sobre cada universidad. Hay que saber qué se precisa, con quién cooperar y establecer contactos directos e inmediatos. Todo depende del grado de actividad de las partes. Nosotros tenemos firmados 250 tratados pero funcionan 170. Los consideramos un buen índice porque hace tres o cuatro años sólo 30 ó 40 eran activos”.

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