“Algunos dicen que si me presento no habrá elecciones”

Foto de Itar Tass

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Hay personas que nos critican a Dimitri Medvédev y a mí. Sostienen que si su humilde servidor participa en las elecciones, éstas dejarían de ser libres. Quizás sea así para ellos, pero un ciudadano común siempre tiene opciones. Nuestros críticos tienen la opción de ver la realidad bajo su propio prisma, pero entonces tendrían que presentar su propia plataforma y, no sólo eso, sino que deberían probar en la práctica que son capaces de hacer mejor este trabajo. A veces escucho la siguiente frase: ‘estamos tan mal que no podríamos estar peor’. Es cierto que este país aún tiene muchísimos problemas; hay muchísimos asuntos pendientes de resolución, y algunas cosas podrían haberse hecho mejor. Pero estoy en total desacuerdo con aquellos que afirman que ‘no podríamos estar peor’. Por poner un ejemplo, quisiera recordar a nuestro público de izquierda, es decir, al Partido Comunista y a los izquierdistas radicales que a finales de los años 80 introdujeron las cartillas de racionamiento para distribuir alimentos básicos. Además, una sola fuerza política controlaba la ideología y la vida política, lo que llevó al país a la ruina y al debacle.

Hay otras personas que sostienen que se avecina un período de estancamiento similar a la época de gobierno del líder soviético Leonid Brezhnev. No pretendo sonar demasiado crítico, ya que ciertamente hubo muchos logros, pero realmente no recuerdo a ningún líder soviético de posguerra trabajando con tanto ahínco como yo, o como el actual presidente, Dimitri Medvédev.  


Lo cierto es que no he intentado aferrarme al poder, y ustedes lo saben a la perfección, ya que gracias a las mayoría obtenida  por el partido gubernamental Rusia Unida podría haber reformado la constitución. En cambio, me abstuve de realizar tales cambios. No reformé la constitución para adaptarla a un solo hombre, es decir, a mí mismo. Quería que la gente viese que no ocurriría una tragedia tras un cambio de mando normal.


Ahora veamos la situación en otros países. Hasta el final de la Segunda Guerra Mundial en los Estados Unidos no existía limitación respecto a la cantidad de mandatos presidenciales. Algunos presidentes estadounidenses se presentaron a las elecciones por tercera vez, pero, si no me equivoco, ninguno tuvo éxito, excepto Franklin Roosevelt, que fue elegido cuatro veces consecutivas. Estuvo al mando a lo largo de las enormes dificultades que supusieron la Depresión económica y la Segunda Guerra Mundial. Fue elegido en cuatro ocasiones porque sus políticas eran eficaces. Aunque la cantidad exacta de mandatos y años en el poder no tienen tanta relevancia. Helmut Kohl gobernó Alemania Occidental durante 16 años. No era el presidente, pero su puesto como canciller era el más importante del país. Lo mismo sucedió con un exprimer ministro canadiense. Analicemos la Francia de posguerra, donde los mandatos presidenciales eran de siete años y no había límite de reelecciones. Fue hace muy poco tiempo que Francia introdujo reformas constitucionales que restringieron la presidencia a un máximo de dos mandatos de cinco años. La situación en Rusia es muy similar. ¿Qué quiero decir con esto? Que la estabilidad, incluso en política, constituye un pilar fundamental cuando un país atraviesa tiempos duros y difíciles y se está recuperando de una profunda crisis .


Por lo que respecta a mi regreso, todavía no hay nada dicho hasta que la gente no emita su voto. Una cosa es escuchar decir a algunos lo que les gustaría que pasase o las sugerencias de ciertas regiones, y otra bien distinta es cuando el país entero acude a las urnas. Necesitamos que nuestra gente vaya y exprese su opinión sobre lo que hemos estado haciendo.


Llegamos aquí a otro asunto importante. Una parte importante del espectro político comenta la posibilidad de un retroceso de las instituciones democráticas en Rusia. Esto no va a suceder. No me puedo imaginar el desarrollo de Rusia sin instituciones democráticas. Es en este aspecto en el que precisamente tengo intenciones de trabajar: fortaleceré el sistema político y los cimientos del país. Trabajaré para desarrollar las instituciones democráticas y una economía de mercado centrada en las necesidades sociales.

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