Foto: Elena Senao
¿Qué diferencia al transiberiano de otros viajes?
Cada viaje es diferente, pero el transiberiano tiene dos rasgos muy distintivos: es el único gran viaje que se realiza íntegramente en tren; Además, antes de iniciar el viaje podrías pensar que en los más de 9.000 kilómetros de recorrido vas a encontrar una gran variedad de paisajes, pero excepto en determinados lugares como el lago Baikal, el paisaje siberiano es bastante similar.
¿Crees que puede haber un “viaje de viajes”, es decir un periplo que resulte definitivo o que condense el acto de viajar?
No, creo que eso depende de cada persona. Para unos puede ser un gran viaje estilo “Ruta de la Seda”, o un viaje que cruce toda África, para otros un periplo por la India,... En cada viaje se aprende algo nuevo y no hay dos iguales, puesto que cada uno contiene una serie de experiencias únicas e irrepetibles, y una misma ruta puede ser vivida de manera muy diferente por cada persona. Además, es igual de importante el viaje, como la actitud con la que se emprenda, puesto que es básico ir con una mente abierta, y si puede ser con tiempo, aún mejor, de esta manera seremos capaces de captar los detalles que nos brinda el día a día de un viaje y aprender de todos los momentos, por aburridos que puedan parecer en el mismo momento.
Cuando haces una guía de viaje… además de recorrer los lugares y conocer gente ¿qué documentación utilizas?
Es básico realizar un intenso trabajo de búsqueda de información con anterioridad de iniciar el viaje, y para ello hoy en día la mejor herramienta es internet, sobre todo en lo que se refiere a hoteles y restaurantes. También es importante conocer la historia de los lugares, cuales son sus atracciones, etc... y para ello acostumbra a ver una gran cantidad de bibliografía. Después, una vez en el lugar, es muy importante hablar con gente local, puesto que ellos son los que viven en esa ciudad, o ese pueblo, y los que mejor conocen cuales son las atracciones de su región, los mejores restaurantes, los lugares que están de moda para salir por la noche,...
Fotógrafo, periodista, escritor de novela y libros de viaje, guía turístico, master MBA… conocedor de regiones diversas (Rusia, Japón, Turquía, Asia Central, Cáucaso, China…), ¿cuál es el criterio de Marc Morte a la hora de emprender algo?
Es difícil responder a esta pregunta, porque en muchas ocasiones depende del estado de ánimo, de las sensaciones, de las necesidades del trabajo,... En mis primeros viajes, como el de la Ruta de la Seda, que realicé después de terminar la universidad, me moví más por temas sentimentales, por los recuerdos que tenía de mi infancia de historias leídas, de ciudades míticas,... El Transiberiano es un caso bastante similar, era uno de esos viajes que siempre había soñado hacer, quizá por la fascinación que siempre ha provocado en mi la mera mención de Siberia, y además después de salir la oportunidad de realizar un libro de viajes-guía, era imposible decir que no. Pero bueno, exceptuando estos viajes más míticos, en la mayoría de casos, cuando he tenido que decidir adónde me iban a llevar mis pasos han sido por interés histórico, político, sociológico,... Trato de no visitar países aisladamente, sino que prefiero ir avanzando lentamente, para así comprender mejor las relaciones entre las diferentes zonas, y su pasado, puesto que es la única manera de poder comprender su presente. Posiblemente es por ello que aún no he salido de Asia y Europa...
De todo estas actividades… cuál es la que más placer te produce?
Depende del momento, pero sin duda lo que más placer me produce es aprender. Y cuando hablo de conocer lo hago en un sentido muy amplio, desde el proceso de aprendizaje amplio que se produce durante un viaje, hasta lo que pueda aprender al realizar un reportaje o un libro sobre algún tema en concreto, tanto de una realidad social, como de una serie de costumbres de una región o de un país. Al final, lo que guía mis pasos es el ansia por saber más, y puesto que siempre hay algo nuevo por conocer dudo que llegue a cansarme.
Viajar es una necesidad, una afición, proceso de aprendizaje, huída…
Viajar es un poco todo lo que mencionas, condensa la vida misma, pero si tuviera que definirlo con una palabra, viajar es libertad, libertad de escoger en cada momento tu camino, libre de ataduras, responsabilidades,...
¿Qué región donde no has estado te gustaría explorar?
Hay muchas zonas que aún sueño con visitar, como por ejemplo Mongolia, por la cercanía en costumbres e historia con muchos de los países de Asia Central, o de algunas minorías de Rusia. Otros que planeo visitar algún día no muy lejano son ambas Coreas, Tíbet, o Afganistán. Y por supuesto hay zonas de países en los que ya he estado que me gustaría explorar, como la isla de Hokkaido en Japón, Kamchatka en Rusia,...
En España ha habido una degradación de las condiciones de trabajo de los periodistas y sobre todo de los fotógrafos ¿cómo lo ves? ¿Crees que es un fenómeno sólo español?
Desgraciadamente es un fenómeno global, pero es verdad que España es un caso algo especial, puesto que tanto la fotografía como el periodismo de calidad han estado siempre menos valorados que en otros países europeos. Antes de que la crisis golpeara todo el sistema económico las condiciones laborales de fotógrafos y periodistas ya habían ido empeorando con el paso de los años, y ahora con la crisis económica la situación es mucho peor. Y o mucho me equivoco o esta tendencia no va a mejorar, sino que va a tender hacia la externalización, o sea, utilizar más la figura del colaborador y reducir la del periodista o fotógrafo de plantilla.
Has viajado bastante por Rusia… ¿qué es lo que más te interesa de ese país y qué es lo que menos te gusta?
Rusia siempre me ha fascinado: su cultura, historia,... Desde la época zarista hasta la soviética y la posterior desmembración. Es difícil por lo tanto nombrar tan sólo una cosa que me interese, pero si me he de decantar por un periodo concreto me quedo con el soviético que cambió por completo el país. Muchas de las costumbres, de las formas de hacer, o del porqué de cosas que suceden en la actualidad, provienen de ese periodo que marcó de manera tan intensa el país. Es por ello que siempre he procurado visitar lugares que databan del período soviético, o me he interesado mucho por ese tramo de la historia rusa.
Por supuesto que también hay cosas que no me gustan, pero es algo que me sucede con cualquier país, incluido el mío. Si tuviera que nombrar alguna quizá sería la horrible burocracia, y las pocas facilidades que da el gobierno para visitar el país o moverse por él. También es mejorable el trato hacia el cliente, y no hablo hacia los extranjeros, sino hacia el cliente en general, sea ruso o extranjero. Y no quiero olvidarme del racismo, en un país que debería estar orgulloso por su infinita mezcla de razas y culturas.
¿Cuándo viajas… notas muchísima diferencia entre Rusia y otras exrepúblicas soviéticas?
No, no diría muchísima diferencia, pero también depende mucho de la república. Por ejemplo, las repúblicas bálticas no tienen nada que ver con las caucásicas, que a su vez tienen muchas diferencias con las de Asia Central. Pero es obvio que por la historia conjunta, y sobre todo los cambios que se dieron durante el período soviético, guardan mucho parecido con Rusia. Por ejemplo Asia Central tiene muchas similitudes, tanto culturales -puesto que adaptaron en gran parte la cultura rusa, en especial Kazakhstan-, como de estilo de vida: las ciudades son casi iguales, las tiendas, el servicio, la burocracia... Después países como Ucrania, Bielorrusia, o Moldavia, en ocasiones pueden parecer meros apéndices de Rusia, puesto que es muy difícil encontrar diferencias sustanciales.
Tu base de operaciones está en Estambul y te confiesas amante de Turquía…
Sí, mi idilio con Turquía empezó desde el primer momento que pisé Estambul, de esto hace ya 13 años. Ya en aquel momento pensé que quería volver a esta ciudad. Y... volví, una y otra vez, hasta que decidí establecerme aquí. Las razones fueron varias, la primera obviamente que la ciudad me fascinó y sigue fascinando, pero también su posición geográfica, en un lugar inmejorable para viajar por las zonas que más me interesan, entre los Balcanes, el mundo ex-soviético, Oriente Medio... Por lo tanto la elección era obvia, y después de varios años aquí no me arrepiento de haber escogido Estambul como ciudad para vivir.
Recomiéndanos algún libro de viajes…
Así, a bote pronto, te recomendaría, “Desde el Monte Santo” de William Dalrymple, un libro que empieza en el Monte Athos, y explica a través de un periplo por Oriente Medio, parte de la historia del Imperio Bizantino, y la presencia cristiana en estas tierras, y “En Siberia” de Colin Thubron, donde el escritor inglés relata descarnadamente la realidad de algunas zonas perdidas de Siberia.
- Guía del Transiberiano (Anaya Touring).
Desde Moscú a Vladivostok, el libro relata el viaje en el transiberiano original y cuenta con todos los ingredientes de una buena guía: datos y consejos prácticos, además de certeras descripciones de ambiente y pintorescas escenas con compañeros viaje.
“El sentido del viaje debe buscarse en el mismo recorrido, en el que se alternan la silenciosa contemplación del paisaje, la introspección, la lectura y, cómo no, la interacción con los compañeros de viaje, pues esa es, al fin y al cabo, la única manera de comprender el significado del Transiberiano”.
- Los hijos del Ararat (Ediciones Carena).
Un joven periodista norteamericano interesado por la masacre del pueblo armenio contacta con la señora Argopian, superviviente que relatará cómo vivió ella el llamado “genocidio” cometido en el imperio otomano. De la novela destacan la tensión narrativa y el trabajo de documentación del autor.
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