“La época de los caudillos se ha terminado”

Foto de Reuters

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El pasado jueves Muamar el Gadafi murió tras ser capturado por los combatientes del Consejo Nacional de Transición en Sirte. Anteriormente, se había comunicado que había sido detenido en las inmediaciones de la ciudad. Dmitri Medvédev calificó de “magnífica” la noticia de la detención. Del mismo modo, la mayoría de los mandatarios no ocultaban su satisfacción respecto a la información proveniente de Libia y expresaban su esperanza ante una nueva etapa en la vida del país. Veniamín Popov, exembajador ruso en Túnez y Libia, director de Relaciones Internacionales de la Fundación de Apoyo a la Cultura y Educación Islámicas y director del Centro de Partenariado de Civilizaciones, comenta en una entrevista al periódico VZGLIAD hasta qué punto están fundamentadas esas esperanzas.

Según los partidarios rusos de Muamar al Gadafi  en la Jamahiriya Socialista de Libia el PIB per cápita alcanzaba los 14.000 dólares, había ayudas a los recién casados, se concedían créditos al consumo sin intereses, una parte de las medicinas eran gratuitas y el estado ayudaba a comprar pisos a las familias jóvenes.


 -Efectivamente, había muchas ayudas a la población y tenían un alto nivel de ingresos, eso es algo innegable. Ello explica por qué el coronel  gobernó el país durante 42 años. La particularidad del régimen de Gadafi  consistía en que se autodenominaba "líder de la revolución libia” y no ocupaba ningún puesto oficial. Cuando había que actuar con responsabilidad y no le apetecía hacerlo, sugería que la gente se dirigiera al primer ministro, ya que él era “una persona no oficial”. Aunaque en realidad lo controlaba todo. Este sistema  funcionaba desde 1977. Además de las ayudas sociales, utilizó muchos recursos para organizar acciones terroristas y subversivas.

El asesinato de Muamar el Gadafi  supone un momento crucial para el país, ¿cómo se van a desarrollar los acontecimientos a partir de ahora?


-La situación será muy difícil. Por un lado, seguirá habiendo focos de resistencia ya que algunos hijos de Gadafi están en libertad. La resistencia no estará muy organizada, pero las acciones  subversivas continuarán. Sin embargo, lo más importante es cómo se va a volver a organizar el país en su conjunto. Tiene que haber un eje que una a todos. Este país está compuesto por varios territorios y hay varias tribus que siguen teniendo mucha fuerza. Cuando el poder pasó a manos del Gobierno Nacional de Transición, fue incapaz de crear un gobierno. La causa radicaba en que cada ciudad exigía más representantes en los ministerios.

Los destacamentos más organizados de las milicias son los islamistas. Son la única fuerza capaz de tomar decisiones en condiciones de ausencia de gobierno. Además, tienen armas. Por eso no está nada claro cómo se van a desarrollar los acontecimientos en el futuro. A partir de ahora los propios insurrectos empezarán a ajustar cuentas entre sí. No es fácil reducirlo todo a un denominador común y proponer una idea que una a todos los libios. En primer lugar, hay que restablecer la paz, y eso es muy complicado porque ha habido mucha destrucción y hay muchos muertos. En definitiva, hay sed de venganza.

¿Qué ha sentido al enterarse de la muerte de Muamar el Gadafi, con quien tuvo que negociar en varias ocasiones?


-Hay algo siniestro cuando se muestra la imagen de una persona asesinada y todo el mundo se alegra. Supongo que más tarde la historia pondrá las cosas en su sitio. Comprendo los sentimientos de las personas que han combatido y han dado sus vidas. Sin embargo, el hecho de que se repita constantemente por televisión la imagen del cadáver no me causa la mejor impresión. Dentro de un tiempo cambiará la visión que tenemos hoy. Conoceremos la realidad objetiva. Tal y como me dijo un amigo libanés, no está nada claro cómo se desarrollará la situación y quién tomará el poder realmente. Todavía tiene que pasar algún tiempo.

No sería de extrañar que cuando se celebren las elecciones en Francia, el próximo mayo, y los socialistas lleguen al poder, se dediquen a investigar por qué París participó en la guerra. También se publicó una noticia según la cual los aviones de la OTAN bombardearon primero el convoy de dos coches en el que iba Gadafi, y sólo después comenzó el tiroteo.

Es probable que haya vuelto a ser una operación conjunta. No es casualidad que la secretaria de Estado de EE UU, Hillary Clinton, dijera que Gadafi  o bien estaría muerto, o bien sería detenido en breve. Se supone que algo sabría, que tenía información. Los detalles se sabrán más adelante.

Algunos expertos consideran que después de la muerte de Gadafi no hay que excluir la posibilidad de que el país se desmorone.


 -Esperemos que no, eso sería un guión demasiado siniestro. Hay mucha gente muy cuerda en Libia. Pero el periodo necesario para la resolución del conflicto podría ser bastante largo; hasta que se determine quién manda de verdad y quién es capaz de consolidar el país. Hoy en día no hay ninguna fuerza de este tipo. Los intereses tribales y las ciudades aisladas hacen que exista una amenaza real de desmoronamiento. Pero la misma vida podría forzarles a hacer todo lo posible para restablecer la economía y normalizar la situación. En cualquier caso, van a haber ajustes de cuentas. Es inevitable en una revolución. Siempre es fácil iniciar una revolución, igual que una guerra, pero lo más difícil es prever qué ocurrirá después.

¿Por qué cree Gadafi no abandonó el país aunque tuviera esa posibilidad?


 -Él mismo siempre mantuvo que no abandonaría Libia por nada del mundo. A pesar de su excentricidad, tenía su sistema de valores. Además, durante 40 años fue el  líder absoluto de un estado muy rico. Podía hacer y deshacer lo que quisiera. Además, era un político con gran capacidad de adaptación y tomaba medidas que le evitaban llegar a correr la misma suerte que Saddam Hussein. Pero cada político tiene su Waterloo.

¿Cree que hay posibilidades para que se convierta en un mártir?


-Los libios lo recordarán de una manera u otra en función de lo que les depare el futuro. Si la vida empeora, Gadafi se convertirá en un mártir y en un héroe. Si la oposición consigue crear el estado democrático que ahora promulga, el Coronel seguirá considerándose un dictador.

Libia ha existido como estado solamente durante la época de Gadafi, que fue capaz de unificar un país basándose en algo que no llegamos a entender. Pero el mundo ha cambiado, ha llegado la época de la globalización. Los jóvenes de ahora quieren participar en el gobierno y no limitarse a escuchar a un caudillo. La época de los caudillos ha terminado para siempre y Gadafi ha sido su último representante.

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