Moscú multiconfesional

A principios del siglo XX, Moscú fue una de las ciudades más «creyentes» del mundo: en 1917 se oficiaban servicios en casi 1.000 templos, estaban representadas todas las principales religiones del mundo, aunque predominaba, por supuesto, la ortodoxa, la religión oficial del Imperio Ruso.

Fotos de TASS, Wikimedya y ussr-swimming.ru

Precisamente en Moscú, en la catedral de la Asunción del Kremlin eran coronados los emperadores rusos incluso cuando la capital y el centro político de Rusia era San Petersburgo. A partir de 1917, cuando llegaron al poder los bolcheviques, que predicaban el ateísmo militante, ser creyente en Rusia se volvió peligroso, y la herencia religiosa multisecular comenzó a destruirse sistemáticamente: los templos eran demolidos o, en el mejor de los casos, se transformaban en cines, en centros culturales, en bibliotecas y almacenes; las campanas se fundieron para hacer armas, las reliquias fueron trasladadas a los museos o incluso desaparecieron del país. El valor cultural de la arquitectura eclesiástica no preocupaba a los dirigentes soviéticos: en 1937 Nikita Jruschov, a la sazón primer secretario del Comité moscovita del Partido, hablando de los planes de reconstrucción de la capital, declaró que «no debemos temer derribar un árbol, iglesias o cualquier templo». Como resultado de esta política, sólo uno de cada cuatro templos se conservó en Moscú: en 1990, de los templos pertenecientes a diferentes religiones quedaban poco más de 250 en la ciudad.

Imagen de Niyaz Karim


La restitución gradual de las iglesias y de las reliquias a sus fieles comenzó en la década de 1980. El símbolo de este proceso fue el templo principal de Rusia: la catedral del Cristo Salvador, construida en la década de 1980 del siglo XIX. Lo hicieron saltar por los aires por orden personal de Stalin en 1931 y fue reconstruido de nuevo en los años 90.

En la actualidad, en Moscú, hay 645 templos en activo, la mayoría de los cuales son ortodoxos, pero también hay siete sinagogas, tres mezquitas, dos iglesias católicas y tres luteranas. En total, hay cerca de 900 organizaciones religiosas registradas oficialmente de más de 40 confesiones.

Cruces y cúpulas: el monasterio de Novodevichi.


Día sereno en pleno centro de la ciudad, paz y quietud: hasta una plaza encantadora que se extiende junto a los muros gruesos blanquirrojos del monasterio de Novedevichi llega no el zumbido del tráfico, sino el repiqueteo de las campanas de la iglesia, mientras que en el pintoresco estanque chapotean tranquilamente los patos.

El monasterio de Novodevichi. Foto de Wikimedia

En 2004 uno de los conventos más impresionantes de Moscú, construido en los s. XVI-XVII según el estilo del «barroco de Moscú» se incluyó en la lista del Patrimonio de la Humanidad, y en 2010 esto se tradujo en trabajos de restauración a gran escala. Ahora el convento femenino, que conserva la memoria de muchas novicias y de cautivas nobles -cuya más famosa representante fue la hermana de Pedro I, la zarina Sofia-, aparece en toda su magnificencia pasada ante el flujo siempre creciente de turistas.

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Después de que el Estado comenzara a restituir a los creyentes los santuarios ortodoxos, que en la mayoría de los casos tienen un valor considerable, en la sociedad rusa no se acalla el debate sobre quién debe responder por su conservación: el personal del museo o la iglesia.

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El complejo del monasterio Novodevichi fue transferido por completo a la iglesia ortodoxa rusa sólo un año antes de que se instalara allí una sucursal del museo de Historia del Estado, y ahora la iglesia se está esforzando en incorporar a especialistas que sean capaces de continuar el trabajo de conservación y restauración del monasterio.

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Un ejemplo de esto es el desvelo por los frescos excepcionales de la Catedral de la Asunción que datan del siglo XVI: «Los frescos antiguos están acostumbrados a las fluctuaciones de temperaturas que ha habido en la iglesia durante varios siglos. En esta catedral trabajan colaboradores científicos, que estudian su estado», dice la madre Margarita, la superiora del monasterio.

Agujas y vidrieras: la Catedral de la Inmaculada Concepción de la Bienaventurada Virgen María

La Catedral de la Incamulada Concepcion de la Bienaventurada Virgen Maria. Foto de Anisia Boroznova


Este año los católicos de Moscú celebran un doble aniversario: 20 años y un siglo, respectivamente, desde la restauración de las estructuras de la Iglesia Católica en Rusia y de la Catedral de Moscú de la Inmaculada Concepción de la Bienaventurada Virgen María, en la calle Málaia Gruzínskaia. En 1938, la iglesia pasó a manos del gobierno soviético y su hermosa fachada de estilo neogótico cambió considerablemente. En los años 90 fue restaurada con las donaciones de organizaciones caricativas y católicas de todo el mundo.

Para Moscú, las iglesias católicas siguen siendo un exotismo: en la actualidad hay dos en la ciudad, antes de la Revolución había tres. Gracias a los frecuentes conciertos y a la excelente acústica, la iglesia católica en Málaia Gruzínskaia es popular también entre el público laico. Por ejemplo, a finales de noviembre dará un concierto allí James McWhinnie, organista en la ceremonia nupcial del príncipe Guillermo y Kate Middleton.

«Se toca el órgano no sólo en los conciertos, sino también en todos los oficios. En la iglesia hay tres, lo cual crea una atmósfera especial. Recientemente, se ha abierto un café junto al templo que está siempre muy concurrido por familias de extranjeros con hijos. Por eso, uno tiene la sensación de que no se está en Moscú, sino en algún lugar de Europa», dice Liudmila¸ una feligresa del templo.

Vidrio. Una sinagoga en Bolshaia Bronnaia

Sinagoga en Bolshaia Bronnaia. Foto de Anis Boroznova

A pesar de que, a diferencia de los edificios religiosos de la mayoría de confesiones, la sinagoga no está obligada a seguir ciertas normas arquitectónicas y se puede ubicar incluso en una sala normal y corriente de cualquier casa, las sinagogas de Moscú cada vez se están volviendo más confortables para los creyentes e interesantes para los turistas. Por ejemplo, el proyecto de reconstrucción del edificio de la sinagoga situada en la calle Bolshaia Bronnaia, nº 6, fue elegido como uno de los mejores proyectos arquitectónicos de Moscú en 2005 (el arquitecto a cargo de la reconstrucción fue G. Estrin). A través de la fachada de vidrio del edificio de cinco plantas se puede ver el aspecto histórico restaurado del primer edificio construido en Moscú como sinagoga a finales del siglo XIX, con los recursos del industrial, banquero y mecenas Lázar Poliakov.

«Era un edificio de dos plantas, una antigua hacienda transformada en casa de oración», dice Shlomo, colaborador de la sinagoga y traductor. En la sinagoga de Bronnaia, en la era soviética, se instaló la Casa del Arte. Los oficios no se reanudaron hasta 1991, 54 años después de su clausura. Ahora en la azotea del edificio se ha abierto un acogedor restaurante kosher, «Jerusalén», abierto a todo aquel que desee entrar.

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Los minaretes y el vasto espacio: la mezquita en la calle Minsk

La mezquita en la calle Minsk. Foto de Lori Images/Legion Media


La más joven de las mezquitas de Moscú se inauguró en septiembre de 1997 con motivo de la celebración del 850º aniversario de Moscú, en memoria de los soldados musulmanes caídos en la Gran Guerra Patriótica.

Esta mezquita conmemorativa (obra del arquitecto I. Tazhiev) está dentro de un complejo de tres edificios religiosos: cerca se encuentra una sinagoga (con museo) y la iglesia ortodoxa de San Jorge el Victorioso. De hecho, la idea del Parque de la Victoria era conmemorar la memoria de todos aquellos que combatieron por la libertad del país, independientemente de cuál fuera su religión.

«Nuestra mezquita es un poco más amplia que las del resto de Moscú», dice el imán-jativ de la mezquita conmemorativa, Shamil Hazrat Aliautdinov. «Se han dispuesto todas las áreas posibles para la oración». En efecto, el interior de la mezquita es muy espacioso y está adornado con elegancia, y los empleados se muestran muy amables con las personas que se asoman por simple curiosidad: les explican las reglas de conducta, les permiten visitar el edificio, les invitan a las conferencias abiertas al público del imán y les ofrecen una excursión programada.

En total, en Moscú, viven cerca de dos millones de musulmanes, y el número de practicantes de esta religión aumenta sin cesar, debido principalmente a los inmigrantes procedentes de las antiguas repúblicas soviéticas.

Traducción de Marta Rebón

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