Para más de un aficionado este galardón puede haber sido una relativa sorpresa, pues Sávinova, sin ser ninguna desconocida, no estaba entre los apellidos ilustres del atletismo internacional de los últimos años. Sin embargo, revisando el medallero de los Mundiales de Atletismo de Daegu, principal cita del calendario en 2011, resultaba lógico y hasta previsible que fuese una atleta rusa la galardonada en esta ocasión. De los ocho oros conseguidos por atletas europeas, siete tuvieron color ruso, con la única excepción de la ucraniana Olga Saladuha, que ganó la prueba de triple salto. Es más, Rusia lideró el medallero global femenino de los Mundiales, con hasta 13 preseas, por delante de las 12 estadounidenses y las 10 jamaicanas. Por eso debe entenderse este nombramiento no sólo como un galardón individual, que también, sino como un reconocimiento al magnífico 2011 del atletismo ruso femenino en conjunto.
Este galardón se concede en función de los votos ponderados de un panel de expertos, periodistas y federaciones nacionales, además del resultado de una encuesta entre aficionados en la web oficial de la Federación Europea de Atletismo. De las 10 candidatas de este año, siete eran rusas, precisamente las mismas siete que se colgaron oro en los pasados Mundiales. De hecho, las también rusas María Abakumova (lanzamiento de jabalina), Anna Chicherova (salto de altura) y Tatiana Chernova (heptatlón) fueron segunda, tercera y cuarta en la votación, respectivamente.
¿Por qué Sávinova?
Además de su marca de 9 de 10 triunfos del año, el hito que probablemente desequilibra la balanza son las circunstancias de ese oro mundial. Porque 800 metros es históricamente una de las prueba más prestigiosas del atletismo femenino. Porque destronó, para muchos contra pronóstico, a la gran dominadora de la prueba en los últimos años, la sudafricana Caster Semenya, conocida por la polémica sobre su sexualidad (desde su irrupción en 2009 circulan dudas razonables sobre si es un hombre o una mujer). Por último, porque la derrotó en una final tremendamente emocionante, incluida una espectacular remontada en la recta final (ver vídeo) y firmando la mejor marca personal de su carrera (1:55.87). “Cuando vi a Semenya en semifinales pensé que sería imbatible. Pero en la final me sentí fuerte, especialmente en los últimos 100 metros. Cuando quedaban 30 ya sabía que iba a ganar y crucé la línea de meta con una sonrisa. Este oro es toda una sorpresa para mí”, declaró María aquel día.
Su preparación del Mundial fue ciertamente peculiar. Varias semanas antes del comienzo de los campeonatos se desplazó junto a otros miembros del equipo ruso a Vladivostok, en el extremo oriental del país, muy cerca de Daegu (Corea del Sur), para aclimatarse y reducir el impacto del jet-lag. En esos días perdió varios kilos de peso y decidió un cambio radical de look: se cortó su larga melena.
Sávinova se convierte en la cuarta rusa distinguida con dicho galardón, desde su creación en 1993. Su nombre se inscribe así junto a los de Irina Privalova (1991), Svetlana Masterkova (1996) y Yelena Isinbayeva (2008). Savinova sucede como mejor atleta europea del año a la saltadora de altura croata Blanka Vlasic (2010) y a la fondista española Marta Domínguez (2009). El equipo nacional ruso tiene ya la vista puesta en los Juegos Olímpicos de Londres 2012, para los que restan sólo 10 meses. No hay mejor ocasión para confirmar la línea ascendente del atletismo ruso en los últimos años: de las 13 medallas en los Mundiales de Berlín en 2009 a las 19 en Daegu 2011 (el mejor resultado desde tiempos de la URSS). El reto de Savinova será, además, demostrar que su oro mundial frente a Semenya no fue flor de un día sino un verdadero golpe de mando.
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