Rusia y Abjasia: ¿Dónde está la frontera?

Aibga – ese es el nombre del pueblo- está dividido por el río Psou, el cuál hacía de frontera en los tiempos soviéticos, dejando la parte norte para Rusia y la sur para Abjasia

Aibga – ese es el nombre del pueblo- está dividido por el río Psou, el cuál hacía de frontera en los tiempos soviéticos, dejando la parte norte para Rusia y la sur para Abjasia

El servicio de tren ya ha sido abierto, y un convoy une regularmente las estaciones de Veseloye y Sujumi. Rosneft también ha abierto tres gasolineras y el proceso para la reclamación de las propiedades de ciudadanos rusos en Abjasia sigue su marcha con cierta normalidad.

En cierta forma, el futuro de este pequeño país (región separada de facto de Georgia) parece prominente, y las inversiones rusas crecen exponencialmente a la espera de sacar tajada de los próximos juegos olímpicos de invierno en Sochi. Sin embargo, ¿Puede esto poner en peligro la independencia de Abjasia?

Los juegos de invierno de 2014 estarán organizados en torno a dos áreas: la costa de Sochi y las montañas de Krasnaya Polyana. En la costa tendrán lugar los ejercicios sobre hielo –como el patinaje o el hockey, mientras que las montañas albergarán los relacionados con la nieve –como snowboard o saltos. De hecho, alguna de las instalaciones ya están siendo terminadas, como el complejo para el esquí y para el biathlon, una pista para saltos de esquí y otra para trineos, un centro para estilo libre y un parque para el snowboard.

Cerca de estas instalaciones se encuentra un pequeño asentamiento (un pueblucho de cerca de 50 habitantes), situado concretamente en los confines noroccidentales del país caucásico por ahora sólo reconocido por cinco estados. Aibga –ese es el nombre del pueblo- está dividido por el río Psou, el cuál hacía de frontera en los tiempos soviéticos, dejando la parte norte para Rusia y la sur para Abjasia.

De hecho, incluso la parte sur parece ser rusa, ya que en coche sólo se puede llegar hasta allí por la parte norte, los autóctonos son rusos y los pocos servicios con los cuenta vienen de la Federación. Además, en los dos puentes que cruzan el Psou no hay ningún puesto de control fronterizo, y en cálculos prácticos, Abjasia tampoco perdería mucho sin este pueblo sino fuera por su valor simbólico.

“No conozco los detalles de la negociación, pero Aibga es para los abjasios un símbolo porque durante la guerra del Cáucaso muchas personas se refugiaron allí y crearon su propia sociedad llamada Aibga. Ellos eran en torno a cinco mil personas, y de esta forma una parte de nuestra memoria desaparecería”, explica el historiador abjasio Stanislav Lakoba.

Desde marzo de este año conversaciones regulares entre Moscú y Sujumi están siendo mantenidas para delimitar la frontera entre ambos países. En ellas, la posición de Abjasia es la de mantener el status quo heredado de los tiempos soviéticos, mientras que Rusia reclama todo el pueblo de Aibga.

“Alegar que este reclamo está motivado por los Juegos Olímpicos de Sochi es banalizar la cuestión. Por supuesto que influye, ya que Aibga está muy cerca de Sochi, incluso es posible ir a pie hasta allí, además de que para garantizar la seguridad de los Juegos Olímpicos es un punto importante; Sin embargo, las disputas por ese área ya datan del siglo XVIII y XIX, y que la frontera cambió su demarcación en varias ocasiones durante el Imperio Ruso, la guerra civil y también después de la revolución. Además, debemos recordar la estrategia histórica rusa de establecer fronteras en barreras naturales”, explica Vadim Mujanov, experto del Centro para Estudios Caucásicos y de Seguridad Regional del Instituto MGIMO de Moscú.

También contactado por Rusia Hoy, el de facto ministro de exteriores de Abjasia, Maxim Gvingia, confirma que hay negociaciones sobre la delimitación fronteriza, “pero es un proceso llevado a cabo de forma rutinaria y que no creará ningún escándalo”. En este sentido, Mujanov añade que “aun es muy pronto para pronosticar el resultado de las negociaciones”.

Información contradictoria sobre la posición de cada gobierno ha circulado en torno a las negociaciones. Sin embargo, según reconoce el representante de la delegación abjasia, Valeri Kvarchia, en nota oficial, la primera propuesta de Moscú fue la de reclamar unos 160 kilómetros cuadrados (todo el distrito en torno a Aibga, un tercio de la región de Gagra), para reducir sus demandas a unos 2 kilómetros cuadrados (la aldea de Aibga) a partir del segundo encuentro mantenido.

“Empecemos recordando que Abjasia no tiene ninguna exigencia territorial a la Federación Rusa. Para Abjasia, las fronteras operativas entre nuestra República y la Federación rusa son las marcadas por el río Psou, una frontera indisputable que están fijadas ya en la antigua URSS y reconocidas en mapas y en las leyes de la República de Abjasia y de la Federación Rusa. Así, las negociaciones tratan apenas sobre el trazado de la línea en el territorio, incluído el pueblo de Aibga”, explicó el responsable abjasio de las negociaciones en la agencia de prensa Apsnu.

Por el otro lado, desde el Ministerio de Asuntos Exteriores ruso han declarado que “ambas partes están de acuerdo en la necesidad de clarificar el lugar donde se asienta la frontera en la aldea de Aibga y sobre eso se trabajará. En este sentido, la frontera será demarcada teniendo en cuenta la legislación de la URSS y los mapas topográficos, administrativos y forestales diseñados durante la existencia de la Unión Soviética”.

Tras el colapso de la URSS y la primera guerra entre Abjasia y Georgia, Aibga fue prácticamente abandonada por Moscú y Sujumi, quedando así sin suministro de agua y electricidad durante unos 20 años. Sin embargo, tras un reportaje publicado por Nezavisimaya Gazeta a principios de año en el que contaba la depauperación de la aldea, una delegación civil y militar del distrito de Adler (región de Krasnodar) visitó Aibga y prometió a sus habitantes que el suministro de electricidad sería restaurado. Así, 850 mil rublos fueron dedicados a la compra de gasoil y de un generador eléctrico, que en la actualidad suministra electricidad unas 10 horas al día.

Además, el jefe de dicha delegación, Alesander Novikov, reconoció que la infraestructura de la aldea estaba en ruinas, y denunció actividades ilegales de corte de bosque y comercio con madera en torno a Aibga. Asimismo, Novikov propuso aumentar las inversiones privadas para desarrollar esta área, para lo cuál parece haber mantenido contactos con Vladimir Potanin, oligarca cercano al Kremlin que ha promovido el mega resort de esquí “Roza Jutor” en las montañas de Krasnaya Polyana.

No obstante, la población de Abjasia (y la diáspora) se han manifestado extremamente contrarias a ceder el pueblo, y en las pasadas elecciones presidenciales (tras la muerte de Bagapsh) esta cuestión apareció como una de las más calientes de la campaña.

En este sentido, el nuevo presidente, Alesandr Ankvab, está lejos de ser un negociador fácil para Moscú y, en línea con el ministro Gvingia, asegura que “no hay disputa alguna. Es una cuestión heredada de la URSS. Durante veinte años la jurisdicción sobre la aldea fue prorrogada y ya es hora de ponerlo todo en orden, por lo que dos grupos de trabajo se han sentado y no habrán razones para romper en lamentos”.

¿Pero afectará esta cuestión a las relaciones privilegiadas entre Moscú y Sujumi?

En opinión del experto del MGIMO Vadim Mujanov, “esta negociación ya ha sido utilizada de forma propagandística, pero no creo que vaya a afectar las relaciones entre Rusia y Abjasia. De hecho, no es el único punto de disputa entre ellos; pero Rusia sigue siendo el máximo garante de la independencia de Abjasia y su más importante socio militar y financiero, por lo que las buenas relaciones continuarán independientemente de la demarcación final de la frontera”.

La estación de ski "Rosa Jutor" ha crecido hasta convertirse en un gran complejo deportivo de más de 2.500 habitaciones de hotel y casi 400 plazas de apartahotel

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