El esquisto es una roca sedimentaria, como una arcilla negra muy compacta, muy dura. Foto de AP
Actualmente diversas dependencias del gobierno exploran nuevas posibilidades de generación de energía. El objetivo es explorar el camino de las energías renovables (biocombustibles, energía eólica, por ejemplo) pero también buscar recursos propios de combustibles fósiles. En este sentido una de las posibilidades más ciertas de explotación proviene de un mineral llamado esquisto bituminoso –popularmente se lo describe como una roca empetrolada– que posee la propiedad de generar combustibles. Uruguay cuenta con reservas de este material capaces de proveer el equivalente a 20 años de consumo de petróleo.
El gobierno uruguayo le ha dado un impulso a los estudios que buscan determinar si existe petróleo en su territorio oceánico o en la plataforma continental. De cualquier modo se trata de un proceso largo, complejo y de final incierto.
Pero, aunque existe confianza en que Uruguay podrá contar en el futuro con su propia fuente de petróleo, hoy las autoridades energéticas saben con certeza que los uruguayos tienen bajo sus pies otra fuente de energía. Hace varias décadas estudios geológicos demostraron que el país cuenta con una importante reserva de esquistos bituminosos, una roca que está impregnada de material orgánico capaz de generar energía al ser quemado en una planta termoeléctrica –como si se tratase de carbón– y de la que existe la posibilidad de extraer petróleo sintético.
“El esquisto es una roca sedimentaria, como una arcilla negra muy compacta, muy dura –como si fuera una pizarra–, y tiene la propiedad de tener en su interior mucho contenido de materia orgánica, extremadamente alto. Estas rocas tuvieron un potencial muy bueno para la generación de petróleo pero como no estuvo expuesta a la presión o temperatura suficiente, la roca se quedó sin la posibilidad de generar ese petróleo”, explica Héctor de Santa Ana, gerente de Exploración y Producción de la petrolera estatal ANCAP.
Imagen de Niyaz Karim
Un informe realizado, en el año 2007, por la Dirección Nacional de Energía y Tecnología Nuclear de Uruguay afirmaba sobre la presencia de esquistos en suelo uruguayo: “Nuestro país posee reservas probadas de importante significación equivalentes a 20 años de nuestro consumo actual de petróleo o más de 40 años de nuestro consumo anual de electricidad”.
En la actualidad la empresa uruguaya Ceneste explora –son permisos extendidos por el Estado uruguayo– las posibilidades de explotación de esquistos bituminosos para la generación de energía y otros derivados en el país.
Esta firma tiene avanzadas las negociaciones para que varias empresas rusas participen en las diversas fases del proceso de extracción y transformación de los esquistos. La búsqueda de asociación con empresas rusas se basa en que Rusia cuenta con vasta experiencia en el campo de generación de energía con este tipo de material.
En la primera fase del proceso de exploración, contaría con la participación de la petrolera estatal rusa JSC Zarubezhneft. Esta empresa aportaría tecnología para una exploración más exhaustiva de las reservas de esquistos, lo que permitiría detectar cuales son los mejores lugares para su extracción, determinar la calidad del material y por tanto su potencial de explotación. “Cada esquisto es diferente en cada lugar del mundo. Hay veces que son más enriquecidos en materia orgánica, hay veces que tienen propiedades mecánicas mejores para la molienda en caso de ser usados en una termoeléctrica, hay veces que tienen más azufre. Todos estos son factores que terminan incidiendo en el proceso de industrialización”, afirma el gerente de ANCAP.
Los planes de Ceneste, que cuenta con permisos de exploración en zonas de los departamentos de Cerro Largo y Rivera, son ambiciosos. la empresa planea utilizar los esquistos para la generación de energía en una termoeléctrica y además generar un ingenio petroquímico del cual extraer aceite pesado y otros derivados del petróleo. La inversión en el proyecto minero, la construcción de una termoeléctrica y la puesta en funcionamiento de una planta petroquímica rondaría los US$ 750 millones.
La empresa estima que –al actual ritmo de crecimiento de la economía– el faltante de energía de Uruguay ronda los 650 MW y estima que la termoeléctrica en base a esquistos produciría 300 MW. Para esta fase Ceneste mantiene negociaciones con Inter RAO, empresa rusa especializada en la generación de energía, que tiene interés en construir y operar la planta. Se estima que los trabajos de construcción de esta termoeléctrica insumiría alrededor de 40 meses y el plan es que no funcione exclusivamente con esquistos sino que la combustión sea combinada con carbón.
Pero el proyecto también incluye la construcción de una planta petroquímica que contaría con la participación de una tercera empresa rusa llamada Salut, que participaría en la construcción de un complejo para la producción de gas a partir de esquistos. Esta planta produciría aceite pesado, y otros subproductos como ser aguas de esquistos para la agroindustria. Este proceso de pirólisis también permite obtener subproductos para diversas industrias (cerámica, vidrio, cemento, asfalto e industria química). Las negociaciones para la participación de las empresas rusas están avanzadas y en próximos días se espera la llegada a Uruguay de una delegación de Rusia para cerrar los acuerdos.
Aún restan análisis por hacer pero todo indica que Uruguay cuenta finalmente con una fuente que le permitirá generar la energía que hoy debe comprar fuera de fronteras, a precios exorbitantes y en ocasiones enfrentando serios problemas en países vecinos para concretar la compra.
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