Revolución Anzhi

¿Cómo un club de fútbol joven y semi desconocido de la Rusia profundísima pasa de la noche a la mañana a fichar a estrellas mundiales de la talla de Eto'o o Roberto Carlos? Foto de www.fc-anji.ru

¿Cómo un club de fútbol joven y semi desconocido de la Rusia profundísima pasa de la noche a la mañana a fichar a estrellas mundiales de la talla de Eto'o o Roberto Carlos? Foto de www.fc-anji.ru

¿Cómo un club de fútbol joven y semi desconocido de la Rusia profundísima pasa de la noche a la mañana a fichar a estrellas mundiales de la talla de Eto'o o Roberto Carlos? La respuesta tiene nombre y apellidos: Suleyman Kerimov, multimillonario dueño del FC Anzhi Majachkalá, fenómeno futbolístico mundial del momento.

El Anzhi Majachkalá CF fue fundado en 1991 como una organización deportiva modesta por definición. En 1999 ascendió a la Liga Premier y en 2001 llegó el mayor logro de la historia del club: jugar la final de Copa, puesto que le clasificó para la UEFA, en la que cayó en primera ronda ante Glasgow Rangers. Sólo un año después, en 2002, el cuento de hadas tocó a su fin y el Anzhi regresó a la Segunda División, donde permaneció hasta 2009.

Suleyman Kerimov nació en la región caucásica de Daguestán y con sólo 33 años entró en la DUMA como diputado, cargo que desempeñó durante 8 años, entre 1999 y 2007. Su fortuna, forjada en el petróleo (4,5% del accionariado del gigante energético Gazprom) y los fertilizantes (Nafta-Moskva), entre otros, se estima en 7.800 millones de dólares, que le sitúan en el puesto 118º de la lista Forbes y entre los 20 más ricos de Rusia. En 2006 sufrió un grave accidente de tráfico en Niza que pareció cambiar sus prioridades. Entonces comienza intensa actividad filantrópica, con su Daguestán natal como principal beneficiaria. En este contexto, en enero de 2011, Kerimov compra el modesto club de fútbol de su región y anuncia su intención de situarlo en la élite... sin escatimar en gastos.

Roberto Carlos, el gancho para otras estrellas


Convencer a estrellas de fútbol mundial, habitualmente acomodadas en ligas europeas meridionales, para jugar en un club semi desconocido de una región remota que no sabrían ni señalar en el mapa no se consigue sólo con buenas palabras y mejores intenciones. Necesitas un gancho y mucho dinero. Lo más difícil es convencer al primero, un cebo para demostrar al resto que no vas de farol. El elegido fue Roberto Carlos, en el ocaso de una extraordinaria carrera a sus 38 años, pero afable y carismático donde los haya. Por otra parte, es bien conocida en Madrid la afición del lateral brasileño al dinero y a las fiestas. Kerimov le sedujo con un desorbitado salario fuera de mercado (6 millones de euros anuales) y una fiesta de cumpleaños valorada en 3 millones de dólares que se celebró en Moscú el pasado abril.

Sin embargo, no todo ha sido un camino de rosas para Roberto Carlos en Rusia. En varios partidos como visitante el lateral carioca ha sido objeto de las ofensas racistas de algunos aficionados rivales. La más grave sucedió en Samara, cuando le lanzaron un plátano desde la grada. Entre lágrimas abandonó el terreno de juego en pleno partido como señal de protesta. La Federación Rusa de Fútbol tomó nota de estos incidentes y ya trabaja para cortar el problema de raíz, pues suponen un revés a la imagen del fútbol ruso que, no olvidemos, acogerá el Mundial en 2018.

Tal y como prometió Kerimov, Roberto Carlos fue sólo el primero. Después llegó el húngaro Balázs Dzsudzsák, procedente del PSV Eindhoven, desconocido para el aficionado español, pero por el que Anzhi desembolsó por 14 millones de traspaso. El siguiente sería Yuri Zhirkov, estrella durante años del CSKA de Moscú, asentado en la rotación de todo un Chelsea inglés (propiedad del magnate ruso Roman Abramovich). El fichaje se cerró en 21 millones de euros. Sin emabrgo, el órdago que rompió la baraja fue la incorporción en agosto de Samuel Eto'o, uno de los mejores delanteros del mundo en la última década, por el que el Anzhi desembolsó 28 millones al Inter de Milan. Su salario anual rondaría los 20 millones de euros, que le convertirían en el futbolista mejor pagado de la historia, aunque conviene señalar que se trata de una cifra no confirmada.

Moscú-Majachkalá, puente aéreo


Daguestán es una extensa y montañosa región del Cáucaso Norte, con una economía poco desarrollada, basada principalmente en la producción de petróleo, concentrada en la costa del mar Caspio. La región tiene unos 2.5 millones de habitantes (con una bajísima edad media de 25,2 años), un mosaico de etnias y el Islam como religión mayoritaria (casi un 90%). Vecina de Chechenia, Daguestán es una de las zonas más inestables de la Federación Rusia, con atentados más o menos frecuentes de guerrillas islamistas, en su mayoría dirigidos a fuerzas de seguridad y autoridades locales. Esta circunstancia unida a la envidia propia de que un equipo de 'las provincias' se subleve como nuevo rico del campeonato, ha convertido al Anzhi en uno de los equipos más odiados y envidiados de la liga Premier, abucheado por la afición rival allá por donde juega.

Por la inseguridad en Daguestán, y también por falta de infraestructuras deportivas punteras, la plantilla del Anzhi reside y entrena a las afueras de Moscú y sólo pisa Majachkalá en día de partido como local (15 veces por temporada). 2.000 kilómetros y dos horas y media de avión separan ambas ciudades, distancia que el equipo cubre en vuelo privado, que les devuelve a la capital una vez finalizado el encuentro.

El excéntrico y megalómano proyecto del Anzhi tiene como objetivo deportivo a corto plazo clasificarse por primera vez en su historia para la Champions League, reto por el que competirá la próxima primavera en la segunda vuelta de la Premier. A largo plazo, la intención de Kerimov es asentar al Anzhi en la élite del fútbol continental. Para ello ya está en marcha un proyecto para la construcción de un estadio en Majachkalá con capacidad para 40.000 espectadores y que cumpla los rigurosos estándares de la UEFA. Y por supuesto estrellas, más estrellas. Este verano han sonado Raúl González (Shalke'04), Nemanja Vidic (Manchester Utd) y Genaro Gattuso (AC Milan)... Mientras Kerimov pueda mantener semejante inversión a fondo perdido, el límite del Anzhi es el cielo.

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