Alberto Zapater. Foto de http://www.fclm.ru
Alberto Zapater (Ejea de los Caballeros, junio de 1985) despuntó desde muy joven en la cantera del Real Zaragoza, convirtiéndose en una leyenda de las categorías inferiores del club. Un mediocentro de gran clase y presencia. En 2004, con sólo 19 años, debutó en el primer equipo, en el que pronto se granjeó un puesto de de titular, e incluso la capitanía en 2007. El cuento de hadas se torció cuando el Zaragoza descendió a Segunda División en 2008. El club se vio acuciado por las deudas y obligado a vender a su estandarte. Sonaron destinos importantes, como Valencia, pero fue el Génova italiano el que finalmente incorporó al jugador, previo pago de 4 millones de euros. Zapater había militado 12 años en el Zaragoza, el equipo de su tierra, la única camiseta que había vestido en su carrera. Es conocida la escasa predisposición del deportista español a la emigración, Zapater no era excepción. Génova sonaba a destierro y sus lágrimas en la despedida eran un reflejo: “A veces la vida te pone a prueba”, dijo aquel día.
Sin embargo, acompañado por su novia y parte de su familia, Zapater experimentó una rápida y feliz adaptación a la vida en el extranjero, que se reflejó en su nivel de juego. Una sola temporada necesitó para despuntar en Génova, destino que pronto se le quedó pequeño. Al año siguiente cambió Italia por Portugal, el Génova por el Sporting de Lisboa. En el equipo de la capital lusa disputó por primera vez la máxima competición continental, la Champions League, un paso al frente en la carrera de todo jugador europeo, además de un importante escaparate.
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Para cuando llegó este verano, Zapater era pieza codiciada del mercado: “Me llamaron cuatro equipos españoles, el Newcastle, el Parma y el Olympiacos... Pero elegí el Lokomotiv, jugar en Rusia será una experiencia totalmente nueva e interesante. Además, el Lokomotiv es uno de los principales clubes del país y tiene grandes aspiraciones", declaró el jugador en una entrevista concedida a la web del club el pasado 3 de agosto, día que se anuncio su traspaso. Los 2 millones de euros netos de salario son otro buen aliciente. En el Lokomotiv coincide con el técnico portugués Jose Couceiro, que ya fuese su entrenador durante varios meses la pasada campaña en Lisboa y principal valedor de su fichaje: “Hace unos meses, por supuesto, no podía pensar que acabaría en Rusia. Pero cuando el portugués José Couceiro fue nombrado entrenador, se me pasó por la cabeza que, a lo mejor, querría invitarme a que me sumara al equipo”.
Recién aterrizado en Moscú, Zapater fue presentado en el estadio y ante la afición como si de una gran estrella se tratase. El futbolista maño se ha trasladado con su familia y una de sus principales preocupaciones en estos primeros pasos en Rusia es ayudar a su esposa a encontrar trabajo.
El peculiar calendario de la Liga Premier de Rusia, a contrapié de la mayoría de grandes ligas europeas condicionado por un invierno impracticable, limita el margen de maniobra de los clubes rusos en el mercado de futbolistas. Zapater llega al Lokomotiv (campeón en 2002 y 2004) mediada la temporada en Rusia, a falta de 11 jornadas para cerrarse la primera vuelta (que consta de 30 partidos). El club moscovita, perdido en la mitad de la clasificación, busca en el mediocentro maño un salto de calidad, un revulsivo que devuelva al equipo a la zona noble de la clasificación de cara a la segunda vuelta, que se disputará en la primavera de 2012. Por lo pronto, Zapater debutó el pasado jueves 18 de agosto ante el Spartak Trnava, en partido de la ronda previa de la Europa League, que terminó 2-0 para los moscovitas.
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Como ya explicamos en la entrada piloto de este blog, los futbolistas españoles son en general reacios a probar suerte en el extranjero. Aunque la crisis económica está cambiando lentamente esa cultura, pocos se atreven todavía con la liga rusa. Zapater se suma a César Navas (Rubin Kazan), Marc Crosas y José Sánchez (FC Volga), siendo por trayectoria el desembarco más importante y mediático de los cuatro. Rusia es el tercer país de Zapater en tres años. Su experiencia positiva en ligas extranjeras le libera de prejuicios y enseña el camino a otros compatriotas. Aquellas lágrimas de su despedida de Zaragoza se han convertido hoy en madurez. Y es que una vez en la carretera, uno es futbolista antes que maño.
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