El grano que marcará las relaciones

Foto de ITAR-TASS

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En un reciente seminario realizado en Moscú y dedicado a las relaciones de ambos países en ese sector, se informó que Rusia aplica tecnología argentina en la fabricación de maquinaria agrícola y comienza a utilizar avanzados procesos argentinos en siembra directa, cosecha y acopio de cereal.

El encuentro fue presidido por el actual embajador argentino en Rusia, Juan Carlos Kreckler, en previsión de la segunda misión que el ministro de Agricultura de su país, Julián Domínguez, conducirá a Rusia en septiembre próximo. En mayo de este año en Moscú, en una visita conjunta con el canciller Héctor Tímerman y el ministro de Planificación Federal Julio De Vido, Domínguez suscribió con su par rusa, Elena Skrýnnik, un acuerdo marco que impulsa la cooperación integral en ese sector.

Ese es el ámbito donde, según el embajador Kreckler, Rusia y la Argentina tienen más puntos de cooperación. Tan sólo en 2010 Argentina exportó a Rusia productos cuyo valor se estimó en 629 millones de dólares y el 85% de las exportaciones lo integró el sector agropecuario. Rusia se ha convertido en el principal mercado de exportación de fruta fresca y carne, lo que actualmente impulsa a Argentina a negociar para sus empresas un mejor acceso al mercado ruso a través de la ampliación de cuotas o una baja de aranceles.

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En el seminario, además de empresarios argentinos, participaron el presidente del Consejo Empresario Ruso-Argentino, Dmitri Titov, representantes de la Unión Cerealera de Rusia y expertos del sector agrícola ruso.

 

Mucho más que un comercio

Rusia representa para la Argentina un interés especial ya que puede abrirle el camino hacia el mercado europeo y asiático. La formación de la Unión Aduanera entre Rusia, Bielorrusia y Kazajstán en enero de 2010 significa una nueva motivación para impulsar la relación argentino-rusa. Esto se corresponde con las posibilidades que la Argentina le brinda a Rusia para el ingreso a los países del MERCOSUR.

En la actualidad, entre Rusia y la Argentina se desarrollan además de la agroindustria, once proyectos bilaterales en el área de la tecnología de punta, la industria naval, los hidrocarburos, la biotecnología, energías alternativas como la nuclear y la eólica, el transporte y la minería.

La enumeración fue realizada por el embajador argentino en Rusia, Juan Carlos Kreckler, quien puntualizó que la Argentina colabora con importantes empresas rusas como Gazprom o Rosatom en grandes proyectos energéticos en Suramérica. Todo esto se ha hecho posible gracias a un diálogo político activo entre los dos países que, además, abre una gran perspectiva para las futuras relaciones económicas binacionales.

La clave que permitió acelerar el acercamiento político y económico entre ambos países fue la visita a Rusia, en noviembre de 2008, de la presidenta argentina Cristina Fernández de Kirchner. Este proceso fue continuado luego por el presidente ruso Dmitri Medvédev durante su visita a la Argentina en abril de 2010. Los importantes documentos políticos y económicos firmados por los mandatarios formaron la base de una nueva asociación estratégica entre la Argentina y Rusia. Este verano el desarrollo de las relaciones entre ambos países recibió un nuevo impulso con la designación de los nuevos embajadores argentino y ruso y el reconocimiento de Rusia como economía de mercado por parte de la Argentina. Durante la mencionada visita ministerial argentina a Moscú, el gobierno argentino explicitó su pleno respaldo a la incorporación de Rusia a la OMC.

Como ha subrayado el embajador, ¨un clima favorable en relación política y comercial contribuye a la ampliación del intercambio económico en el que los empresarios argentinos tienen un papel importante¨. En 2010 el piso del giro comercial anual entre Rusia y la Argentina se ubicó en 1.711 millones de dólares pero se propone llegar hasta 5 mil millones de dólares en el mediano plazo. 

 

Argentina, un ejemplo de seguir

Para subrayar la importancia del papel de la Argentina en la historia de la economía rusa, el presidente del Consejo Empresario Ruso-Argentino Dmitri Titov mencionó un hecho histórico: ¨Todo el pueblo ruso, en aquel entonces el pueblo soviético, recuerda perfectamente que hace 30 años cuando los Estados Unidos impusieron el embargo a las exportaciones de cereales, el único país que nos echó una mano fue la Argentina. Siempre lo recordaremos con gratitud¨.

Según Titov, el avance de la economía global requiere no solamente el aumento del giro comercial entre los dos países, sino también la creación de proyectos bilaterales impulsados por ambos gobiernos y llevados a cabo por consorcios transnacionales.

Víktor Líschenko, director del Centro de Comercio Internacional de la Academia de Economía Nacional y Servicios adjunta a la Presidencia de Rusia, afirmó que la Argentina puede ser un buen ejemplo de cómo un país puede levantar el complejo agroindustrial a pesar de las dificultades económicas: ¨Admiro francamente todo lo que ustedes han podido conseguir en este sector en los últimos veinte años. Nosotros también hemos realizado nuestras reformas, hemos tenido nuestros éxitos y fracasos y sabemos que ustedes comprenderán nuestra situación mejor que nadie¨, expresó el catedrático.

Según los expertos del sector, actualmente Rusia tiene varios problemas básicos en el área agrícola a los que tendrá que enfrentarse en un futuro próximo. En primer lugar, el régimen de propiedad sobre la tierra, que desde los años 90 está en manos privadas pero no permite su usufructo para el cultivo. Según los últimos cálculos, unos 40 millones de hectáreas de tierra en buenas condiciones no son explotadas. La falta de subvenciones del gobierno, la carencia de una sólida política crediticia a mediano y largo plazo, problemas de logística como el transporte o el acopio son, entre otros muchos, los que obstaculizan el desarrollo de este sector.

Pero precisamente debido a las dificultades existentes, los especialistas se muestran convencidos de que el futuro agrícola en Rusia será marcado, en gran medida, por la cooperación con la Argentina. Como destaca el profesor Lischenko, “tenemos mucho que ofrecerle a este país pero también tenemos mucho que aprender de la Argentina”.

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