Se están haciendo reformas para crear una policía militar. Foto de Itar-Tass
Sin embargo, muchos expertos militares dudan de que la policía militar comience a funcionar en las guarniciones y cuarteles en 2011. Existen muchos motivos para dudarlo.
Ya en 1989 se propuso introducir un servicio de policía militar en las Fuerzas Armadas soviéticas. Entonces se pensaba que esta medida ayudaría a combatir las relaciones extrarreglamentarias, es decir, los abusos de los jóvenes soldados por parte de los quintos del año anterior, una práctica muy difundida en el ejército. Además de este problema, la policía se dedicaría a fortalecer la disciplina militar y el orden en las guarniciones del ejército y la marina. A modo de experimento se crearon departamentos de policía en dos distritos militares y en la Marina del Norte. Pero todo se truncó. Los acontecimientos que precedieron al mes de agosto de 1991, el reajuste de todos los altos cargos del ejército y al final, el desmoronamiento de la URSS, aplazaron durante mucho tiempo la idea.
Quince años después el tema volvió a salir. El 31 de enero de 2006, el entonces presidente Vladímir Putin declaró en una rueda de prensa en el Kremlin que “el control de la observación de las leyes en las Fuerzas Armadas de la Federación de Rusia, podría ser confiado a la policía militar”. En aquella ocasión reaparecieron las celdas de arresto adscritas a las guarniciones, y el ministro de defensa de entonces, Serguéi Ivanov, demostró orgulloso a los periodistas la primera celda modelo en la guarnición de Alábino, en la región de Moscú. Los soldados castigados podían dormir en camas limpias con sábanas blancas. El arresto sólo podía ser impuesto por el tribunal de la guarnición, con la participación del denunciante de la compañía y del defensor del soldado.
Sin embargo, estos planes tampoco se hicieron realidad, y no sólo porque Serguéi Ivanov abandonara poco después el puesto de ministro de defensa, sino también, porque los medios destinados no llegaron más que para organizar una campaña de publicidad. En ninguna otra guarnición aparecieron celdas de arresto de este tipo, y aún menos, tribunales del ejército. Tampoco se creó la policía militar en sí. El nuevo ministro de defensa Anatoli Serdiukov volvió a mencionar la creación de la policía militar en abril del año pasado. Durante una reunión con representantes de organizaciones no gubernamentales declaró: “Ahora estamos estudiando esta cuestión. Desgraciadamente, no hemos encontrado una solución aceptable, aunque estamos analizando la experiencia de países extranjeros donde existen este tipo de estructuras. En primer lugar, tenemos que entender cómo sería la policía militar. Sólo después podremos empezar a crearla”.
Posteriormente, un representante anónimo del Estado Mayor comunicó a la prensa que “la decisión definitiva para crear una policía militar ya había sido tomada. El Estado Mayor está elaborando el organigrama, desde las guarniciones hasta el nivel de distrito militar”.
Más tarde, Nikolái Pankov, viceministro de defensa y secretario de estado, refutó estas afirmaciones. Declaró ante los medios de comunicación que “en esta etapa de reformas tanto del ejército como de la marina, la administración del Ministerio de Defensa considera inoportuno crear una policía militar”. De modo que los documentos constitutivos anteriores fueron suprimidos y las órdenes de crear una policía militar en los distritos militares y de la marina quedaron sin vigencia. Sin embargo, no se trataba más que de un rechazo temporal.
Por su parte, el fiscal militar Serguéi Fridinski comentó a los periodistas que los retrasos en la creación de la policía militar estaban relacionados con la necesidad de adoptar un gran número de documentos legislativos que reglamentasen su actividad. “La introducción de este organismo no es competencia exclusiva del Ministerio de Defensa o de otra estructura militar. Es necesario modificar muchas disposiciones legales e incluso cambiarlas de forma radical”, afirmó el fiscal. Añadió además que la policía militar podría resultar de gran ayuda a la fiscalía militar.
Por lo visto, alrededor de la creación de esta policía hay una lucha de intereses. Al Ministerio de Defensa le gustaría que esta estructura fuera integrada dentro del propio ministerio. De esta manera, mantendría el control sobre la información relacionada a los delitos e incidentes ocurridos en las Fuerzas Armadas y la utilizaría en su propio interés. Se ha llegado incluso ha anunciar oficialmente quién es el candidato para encabezar la nueva estructura. Se trata del actual jefe del Estado Mayor, el vicecomandante del Distrito Central, el teniente general Serguéi Surovikin. Surge entonces una pregunta: ¿hasta qué punto una policía subordinada al Ministerio de Defensa podrá imponer orden y controlar la disciplina en otros organismos? Por ejemplo, en las tropas del interior pertenecientes al Ministerio del Interior o en las tropas de fronteras dependientes del Servicio Federal de Seguridad o en los departamentos del Ministerio de Situaciones de Emergencia. ¿No sería motivo de controversia? ¿Tendría que actuar como una estructura dependiente de la fiscalía militar? Igualmente, ¿debería estar dirigida por abogados militares en vez de generales del ejército? A finales de año sabremos si realmente se va a crear esta fuerza y cómo será. De momento, lo único que parece evidente es que en el ejército ruso vuelven a surgir obstáculos que impiden fortalecer el orden jurídico. Obstáculos objetivos y subjetivos. Por lo tanto, todo indica a que le será difícil salir del pantano de la arbitrariedad y de los abusos de poder.
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